4

837 93 6
                                    

(Un mes después)


Jacob apareció en casa sin llamar, sin avisar y al parecer sin nada que decirme.

Las últimas semanas todo había estado confuso, hablábamos poco, reíamos casi nunca y toda nuestra confianza al parecer se había esfumado, toda su confianza hacia a mí parecía ya no estar.

Lo miré y noté lo nervioso que estaba, decidí romper el silencio que nos envolvía.

Jacob yo...

Me gusta alguien dijo interrumpiendome.

Abrí la boca dispuesta a decir algo, pero volvió a interrumpirme por segunda vez.

Y no se como actuar, estoy demasiado confundido, no se qué decirle cuando estamos juntos, no se si me gusta o estoy enamorado, nunca había sentido nada igual. Me hace sentir más vulnerable que antes.

Dijo todo tan rápido que me costó asimilar las palabras, lo único que pude hacer fue abrazarlo. Abrazarlo sin saber que decir, sin decirle que todo lo que dijo me duele muchísimo. Se separó despacio, estábamos tan cerca, nuestras facciones se rozaban, y no pude alejarme, no pude.

Sentí su mano en mi cuello, y en menos de dos segundos ya me estaba besando, intenté alejarme, pero me presionó más a él. Cuando me dejé llevar lo sentí sonreír en medio del beso.
Me olvidé de todo, ya nada más tenía sentido, lo único que me importaba era sentirme así para siempre, sentirme tan feliz y tan nerviosa al mismo tiempo.
No me di cuenta cuando empezamos a caminar. Sentí el borde de la cama en mis piernas.

Jacob... dije en un  suspiro.

No tuve tiempo de reprochar que sus labios volvían a estar sobre los míos, me tiró delicadamente sobre la cama, poniéndose arriba mío, sin llegar a lastimarme.
Dejó mis labios para besar mi mandíbula, y seguir por mi cuello, mis manos instintivamente se dirigieron a su pelo, tirándolo con delicadeza, él gimió y sonreí.
De un momento para el otro me sacó la blusa tirándola a cualquier parte de la habitación como si fuera una molestia.
Jugué con el borde de su remera, él me ayudó a sacársela, acto seguido volvió a mis labios y susurró un "te quiero" haciéndome más feliz de lo que ya era.
Susurró más cosas hermosas en mi oído a través de besos, seguí acariciando su espalda sin saber cómo detenerme, lo único en lo que podía pensar era en sus labios, sus labios que se habían vuelto completamente rosados, en la manera en la que acariciaba mi rostro, mis piernas, el camino de besos húmedos que dejaba sobre mi cuello.

Sus manos se dirigieron a mi pantalón y fue ahí cuando me di cuenta de la gravedad de lo que estábamos haciendo, me separé bruscamente dejándolo desconcertado. Me paré y comencé a ponerme de nuevo la blusa. Jacob seguía sentado en la cama mirándome si entender.

No podía hacerlo, sabía más que nadie que cuanto el se diera cuenta de todo saldría corriendo lejos de mí como lo había hecho la vez que nos besamos, si se había puesto así con un simple beso no quería imaginarme lo que haría ahora.

Jacob...

Tranquila, no hay nada que explicar, entiendo todo.

¿Que? No, no entiendes.

Si, entiendo rió amargamente No te gusto, no puedes besarte con alguien a quien no amas.

No, sigues sin entenderlo, yo...

Y me callé, ¿Qué le diría? ¿Que estoy completamente loca por él desde que lo conocí? ¿Que no hago nada más que preocuparme por el?

No quiero lastimarte, no de nuevo suspiré Todo lo que hago es para protegerte.

Intentó sonreírme, pero falló.

Me encantaría que dejaras de protegerme y comenzarás a fijarte en lo que deseo. Lo único que haces es protegerme, interesarte en lo que odio para nunca hacerlo o simplemente alejarlo de mí, y con eso solo haces que contigo me sienta más vulnerable. Sabes todo acerca de mi, eres la única en la que confío, eras la única a la que quiero, pero eso me hace peor. Es como si solo tuvieras el objetivo de darme confianza, de hacerme sentir bien conmigo mismo y lo aprecio. Siempre lo dices "solo quiero protegerte", te callas, no dices lo que opinas solo para no herirme, y ¿te digo la verdad? me lastimas. Siento que soy como un niño ante tus ojos, inocente, débil y fragmentado, alguien completamente roto que necesita ser amado a cada segundo.

Mis ojos se habían cristalizado, todo lo que decía me rompía poco a poco, y parecía no querer parar.

Me enoja demasiado, y no puedo frecuentar a alguien que solo me...

¿Que solo te...? lo animé a hablar, sin poder dirigir la mirada a sus ojos.

Vi la duda en sus ojos, no respondió, dejó un beso sobre mi cabeza y se fue.

Se marchó después de decirme lo mal que le hacía, dejándome completamente rota.

Confía en miDonde viven las historias. Descúbrelo ahora