Capitulo 8

619 67 3
                                    

El casting seria dentro de dos semanas. A Silvia le emocionaba mucho la idea de estar en ese proyecto, así que  días antes del casting le pidió a Elena que la acompañara, y su amiga sin dudarlo aceptó.
La primera semana, se les pasó muy rápido. Las grabaciones avanzaban a la perfección. Jorge insistía en ver a Silvia. Salían a tomar un café, salían a pasear o simplemente Jorge acompañaba a Silvia a el foro de grabaciones.

Finalmente llego el día del casting. Elena paso por Silvia a su casa y ambas salieron hacia el lugar en el que se llevaría a cabo el casting. Llegaron, y Elena esperó hasta que llamaran a su amiga, y cuando finalmente lo hicieron salió por un café y regreso. Ya no entró al edificio y decidió esperarla fuera. Cuando vio salir a su amiga rápidamente se acercó a ella.

–¿Cómo te fue? –pregunto su amiga emocionada e ilusionada.

–Mal, no... ¿Me veo bien?

–Te ves, normal. –dijo su amiga extrañada por la actitud de Silvia.

–Bueno como sea, ya nos podemos ir.

–Si claro, sube. –dijo aún con cara de preocupación– ¿te sientes bien?

–Si mejor que nunca.

Si amiga no dijo más y comenzó a conducir con dirección a su casa. Llegaron y ambas entraron a la casa de Elena. Se sentaron en la sala y Silvia comenzó a hablar.

–Si no me hubiera distraído de esa manera, tan espantosa, a lo mejor hubiera hecho una mejor actuación. –dijo en tono de preocupación.

–Tranquila, le puede pasar a todos, es normal, quizás has estado muy estresada. A parte, que tal si más a delante consigues algo mejor. Recuerda esta frase que dicen: que las cosas siempre pasan por algo –dijo su amiga tratándola de darle ánimos.

–No puedo tranquilizarme. Es que no puede ser –seguía replicándose a sí misma.

–Haber, ¿qué traes? ¿qué tienes? Tú nunca te pones así.

–Mi cabeza esta en otro lado.

–¿En otro lado o pensando en otra persona? De hecho estos últimos días has estado distraída.

–Nada –dijo fingiendo vehemencia.

–Ya no mientas. Respóndeme algo, ¿estas pensando en Jorge? Porque desde que te besó, o por lo menos, desde que lo conociste, no has dejado de hablar de él.

–¡No! –exclamó. Tomando un cojín que estaba a su lado y se lo aventó.

–¡¿Entonces es cierto?! –grito su amiga emocionada tomando el cojín colocándolo en sus piernas recargando sus codos en el.

–No, no pensaba en el.

–¿A no? Mírame a los ojos y dime que no.

–Ya, deja de inventar cosas y ya tengo hambre –se puso de pie y fue a la cocina y su amiga hizo lo mismo y la siguió.

–¡Ya lo admitiste! Aunque, déjame decirte que no está nada mal.

–Ay si verdad, –tomó una manzana que había en el frutero, le dio una mordida y puso su codo en la mesa y recargo su mentón en su otra mano mano– ¡No! Ay Dios, que estoy diciendo.

–¡Wow! Sí que estás enamorada. Nunca te había visto así. Si que te fuiste al "Mundo de George"

–No, no estoy enamorada, solo es... atracción física, si solo es eso –trato de convencerse a sí misma– Estoy mal verdad. Es que no puede ser. No puede ser que este enamorada. No, no estoy enamorada, no. Lo tengo que sacar de mi cabeza, si, eso voy a hacer. Que por su culpa perdí una gran oportunidad.

El Fuego de Nuestro AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora