Uno.

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Abbey

Otra vez volvía a sentir la angustia en la garganta que le hacía correr hasta aquel baño desconocido.

Era la quinta vez esa noche, y no estaba muy segura de qué era lo que causaba todas esas visitas al baño del hotel. No estaba muy segura de nada en ese momento. Y era algo que no podía soportar, el no controlar nada de lo que pasaba tanto dentro como fuera de su cuerpo estaba acabando con ella poco a poco.

Otra vez esa sensación de la bilis atravesando su garganta. Y las lágrimas que caían por su cara hacían aparecer imágenes que no quería que aparecieran, no quería recordar esos ojos, y cuanto más intentaba evitar esas imágenes, más cosas aparecían, podía incluso sentir sus manos tocando su espalda. 

Sus ojos, aparecían en cientos de escenarios, en cientos de momentos, aquellos ojos, con luz propia, que vio por primera vez una mañana londinense.

Entonces solo puede preguntarse cómo era su vida justo antes de conocerle. Qué era lo que ocupaba su cabeza antes de que su vida diera una vuelta de 180 grados, ese día.

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The Getaway, de Red Hot Chili Peppers. Eso era lo que sonaba en sus auriculares. Su pie derecho daba golpecitos en el suelo al ritmo de la batería. Había una señora mayor delante suyo en la cola de la cafetería que no conseguía decidirse. El chico del mostrador miraba a Abbey con una sonrisa; era pelirrojo, bastante alto y flaco, y seguramente más joven que Abbey, ésta le devolvió la sonrisa y bajó la mirada; incluso a su edad no sabía cómo reaccionar cuando un chico mostraba cierto interés. Cuando la señora termino de pagar Abbey puso en pause a los Red Hot Chili Peppers.

-Un té verde mediano, por favor.- el chico asintió murmurando "Enseguida". Abbey empezó a prestar atención a un correo que le acababa de llegar, era de trabajo, estaba empezando un proyecto para la publicidad de una peli. Volvió a levantar la cabeza para mirar al pelirrojo, que acababa de dejar su té en el mostrador. Abbey fue a darle su tarjeta de crédito pero él se adelantó apartándole la mano.

-Invito yo.- le sonrió, convencido de su conquista.

-Gracias.- susurró Abbey, sin saber muy bien que decir.

Se sentó en una de las incomodas sillas enfrente de las puertas de embarque, levantó la mirada para encontrarse con que su vuelo saldría a las 10:50, con dos horas de retraso. Comprobó varias veces que no se había equivocado.

-Mierda.- susurró. Sabiendo que no iba a llegar a tiempo a la reunión con el nuevo grupo. Apoyó en el asiento a su derecha el té y sacó de su bolso el móvil. Buscó entre su lista de contactos el nombre del representante. Esperó dos pitidos, entonces Max Bell le respondió:

-Buenos días Abbey.

-Hola Max. Tengo un problema, mi avión se retrasa dos horas.- dijo cerrando los ojos, esperando su respuesta.

-Oh.- dijo, tras esto hizo una pausa.- No te preocupes, así tenemos un rato más para ensayar. Que falta les hace a estos cuatro.- el representante se rió.

-Lo siento muchísimo, de verdad. Pídeles disculpas de mi parte, por favor.- dijo Abbey, casi avergonzada por su retraso.

-Lo haré aunque se que no hará falta, porque ya lo vas a hacer tú cuando llegues.- Abbey sonrió. Usaba las palabras perdón y gracias, excesivamente.

-Gracias Max.

-No me las des. Y no te preocupes. Adiós.- Abbey se despidió.

Max Bell era un señor bajito que empezó a echar barriga cuando cumplió los 45. Era amable y no era la primera vez que trabajaba con uno de sus artistas, y aunque siempre la había tratado bien y no le había dado ningún problema a la hora de ejercer su trabajo, notaba que había algo en él que no le gustaba.

Historia de Dos (Alex Turner Fanfic).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora