Alex
No podía moverse. Los eventos de los últimos años se apilaban en su cabeza, se volvían iguales, se mezclaban, y se volvían a separar. El espacio-tiempo no se dividía en su cabeza, parecía que se había doblado sobre sí mismo, ¿sería este el final del mundo? ¿el final de la tierra? ¿Era el apocalipsis? Sin duda, sentía que lo era.
El silencio era ensordecedor, cada minuto que pasaba el dolor era más y más insoportable. Sólo podía preguntarse qué hacer. ¿Salir a buscarla? ¿Dónde estaría? El recuerdo del sonido de las ruedas de la maleta en el pasillo de la entrada de su casa era insoportable.
"No podría soportar vivir aquí, rodeada de fantasmas."
No podía dejar de recorrer la capital inglesa, los pasos que siguieron juntos aquella noche, la primera vez que se besaron. Le brillaba el pelo, y la piel de la parte superior de su pecho, debajo de esa camisa, invitaba a jugar. Aquel pequeño collar con un círculo, a juego con el anillo que siempre llevaba. Quería besar todas las partes de su cuerpo.
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La vio alejarse de donde el resto de chicos estaban, de la mano de Breana. Suspiró al ver su sonrisa, parecía destacar en la pista, brillaba con luz propia.
-¿Por qué no lo intentas, Alex? Yo creo que le gustas, Breana me lo ha dejado caer hace un rato.- le dijo Matt.
-No sé, no me gustaría estropear lo que tenemos ahora. Mejor esto que nada.
-Alex, si no lo haces ahora mañana te vas a arrepentir. Me voy a acercar al DJ, es amigo mío. Le diré que cuando empieces a bailar con ella ponga una lenta, será más fácil hablar.- Alex le miró, dubitativo.
-Vale.- de repente su cuerpo estaba decidido a hacerlo.
Cuando Abbey se giró al notar su tacto en las caderas supo que todo iba a ir bien. Esos ojos, que desprendían alcohol en sangre y libertad, también desprendían amor, aunque ninguno de los dos lo supiera todavía.
Tras los acontecimientos, una vez fuera del local, Alex y Abbey, todavía cogidos de la mano, se miraron. Alex no pudo evitarlo, se acercó a ella, le retiró el pelo de la cara y la volvió a besar.
-¿Quieres que cojamos un taxi? No estamos en condiciones de conducir.- dijo Abbey, todavía sujetando la mano de Alex.
-No hace mal tiempo, ¿te apetece que te acompañe a casa andando?- Abbey sabía que su casa estaba lejos para ir andando, pero quería invertir ese tiempo en estar con él, así que sonrió y asintió.
Llegaron a casa de Abbey todavía con las manos cogidas, y sin haber hablado de lo ocurrido en el bar. Simplemente se comportaban como siempre.
-¿Y qué le había pasado al final? - le preguntó Abbey con los ojos muy abiertos.
-Lo encontraron en un baño portátil al otro lado del festival.- la chica rió por la anécdota que le había contado. Recorrieron la calle hacia su edificio. Una vez se encontraban delante de la puerta, Abbey soltó la mano de Alex, buscando las llaves en su bolso. Se acercó a él con las llaves en la mano y apoyo su mano en el pecho del chico.
-¿Te apetece entrar un rato?- le preguntó, sonriendo muy cerca de sus labios.
-¿No me invitas a cenar antes?- Abbey se rió.
-¿No crees que hay cosas de las que deberíamos hablar?- el chico asintió, Abbey le ofreció su mano y juntos cruzaron el umbral de la puerta de su casa.- Perdona el desorden, no esperaba visitas hoy.
El piso de Abbey tenia un salón luminoso los días que hacía sol, los cuales en Londres eran pocos; este estaba separado de la pequeña cocina por una isla. También contaba con una habitación con una cama grande de matrimonio, una pequeña habitación que hacía el papel de despacho y trastero y un baño espacioso con una preciosa bañera.
-Si crees que esto es desordenado no sé qué opinarás de mi piso.- respondió el chico.
-¿Quieres un poco de té? Todavía estoy un poco borracha.
-Me encantaría.- Alex se acercó a la estantería del salón. Había cientos de discos, libros, carátulas de películas, fotos y un tocadiscos. Miró la colección de vinilos.- ¿Estos son los discos de jazz que me dijiste que tú padre te había dado? - Abbey le miró desde la cocina, sujetando una bandeja con las tazas de té.
-¿Te acuerdas de eso?
-Me acuerdo de todo lo que me cuentas, Abbey.- la chica se acercó a la mesa de café, poniendo sobre ella la bandeja. Ambos se sentaron en el sofá.
-Alex, voy a ser sincera.- el chico cogió la mano de la chica y asintió, animando a que siguiera hablando.- Me gustas desde que nos conocemos, pero la idea de estar contigo me aterra.
-¿Por qué?
-Porque eres Alex Turner, mundialmente conocido, todas las mujeres que te conocen se enamoran de ti. Salir contigo sería entrar en la competición eterna contra mí misma. Es más, ya estoy hablando de salir contigo cuando tú a lo mejor solo quieres un lío casual. Pero yo no quiero estar contigo de lío casual, quiero confiar en ti, saber que cuando llegue a casa de un día de mierda en el trabajo voy a poder llamarte y tú me escucharás como si te importara.- Alex la miró, apoyando su cabeza en su puño cerrado, con el codo flexionado sobre el sofá.
-¿Puedo hablar?- dijo una vez Abbey había terminado, ella asintió.- Abbey, yo tampoco quiero simplemente estar de lío casual contigo. Hacía mucho tiempo que alguien no me ilusionaba tanto como tú; eres inteligente, graciosa, sabes muchísimas cosas. Si pudiera, estaría todo el día escuchándote hablar, de lo que fuera. Además, eres preciosa.- colocó el pelo de la chica detrás de su oreja.- Por favor, créeme, soy Alex Turner, pero da igual. Porque tu eres Abbey Harris, la única persona con la que quiero estar.- Abbey se quedó en silencio, sin poder creer lo que sus oídos escuchaban.- ¿Puedo besarte?
Un simple asentimiento de la chica fue suficiente para que Alex se lanzará hacia su boca. El beso, que comenzó siendo tierno, fue convirtiéndose en un beso desesperado, las lenguas entraban en batalla. Las manos de Abbey pasaban del pelo del cantante a los botones de su camisa. Alex comenzó a bajar al cuello de la chica, besando todas las partes descubiertas, incluida parte de la piel de su pecho. Volvió a su boca, la camisa del chico había volado, y fue cuando oyó el tintineo de su cinturón abriéndose cuando se separó de Abbey.
-¿Qué pasa?¿Estás bien?¿He hecho algo mal?- dijo Abbey corriendo. Alex se rió acariciando la cara enrojecida de la chica.
-No pasa nada, Abbey. Pero creo que es mejor que vayamos un poco más lento. Quiero hacer las cosas bien contigo, déjame llevarte a una cita de verdad antes de pasar a esto.- Abbey sonrió ante la atención de Alex.
-De acuerdo, Alex. Lo que tú creas mejor.- Alex se levantó del sofá, abrochándose la camisa.- ¿Quieres quedarte a dormir aquí? No tenemos que dormir juntos, yo puedo dormir en el sofá.
-No hace falta Abbey, andaré hasta mi casa.- la chica se levantó y le acompañó hasta la puerta de casa. Esta vez fue ella la que inició el beso de despedida.- Soy muy feliz ahora mismo.
-Yo también.- Alex abrió la puerta.- Hasta mañana.
-Hasta mañana, preciosa.- dijo el cantante guiñando un ojo.
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Historia de Dos (Alex Turner Fanfic).
FanfictionAbbey Harris es una joven y prometedora publicista del mundo del espectáculo. Su trabajo causará el encuentro con la persona que va a darle la vuelta a su vida: Alex Turner. Pero, ¿qué pasa cuando el amor parece ir a contracorriente? ¿Cuando todo pa...