Agosto de 1914
Querida madre,
Estos días que han pasado, sombríos, aterradores, te he tenido en mi mente, ansiando nuestro reencuentro.Creo que todo comenzó hace unas semanas (aquí perdemos la noción del tiempo, tenemos que estar tan alertas que no tenemos tiempo para informarnos de la hora exacta ni del día en el que vivimos). Muchos no llegan a saber el lugar en que les han enviado y ya están muertos...
Estamos en Lieja por lo que he oído. Un día por la mañana, al alba, cruzamos las fronteras de Bélgica. Fuimos atacados por las tropas belgas. Terminaron con la vida de muchos compañeros. Esto ya es una cosa normal, no es bueno apegarse a alguien aquí y espero no encariñarme con nadie porque la pérdida de alguien así sería insuperable.
Llevamos una semana trabajando sin descanso, cavando en la tierra para hacer "trennen" (o como dirían los italianos, "trincheras"). Son una especie de pasadizos por debajo del nivel del suelo, horribles parajes donde no llega casi alimento (disparan a los proveedores antes de que la comida llegue a su destino) y donde arriesgamos nuestras insignificantes vidas por el honor de nuestro país. La vida allí es muy dura, si ya es horrible dormir en las trincheras, imagínate lo que es eso cuando llueve y todo es barro mojado.
A veces me maravillo de cómo podemos soportar la tensión de esta vida, día tras día, noche tras noche... Bombas pesadas cayendo cada minuto a pocos metros, haciendo que el suelo tiemble bajo los pies.
No todo el mundo puede ser un héroe.
Vivimos como ratas, entre ratas. Están por todas partes... Tienen tamaño de conejos. Nos pasan sus piojos, sentimos un continuo cosquilleo por todo el cuerpo y no dejamos de rascarnos, pero lo peor de las ratas no es eso, sino que se comen nuestras escasa comida (tenemos que vigilarla, ¡como si fuera poco el trabajo que hacemos...!). Parece mentira, pero hasta las ratas viven mejor que nosotros.
Con respecto a mi futuro. Tengo un presentimiento de que esto no acabará pronto. Pese a que no nos superan en número y armamento, los soldados belgas (en su mayoría civiles), por lo que pude observar, son muy valientes y resistentes. No sé si aguantaré mucho tiempo. Quieren acabar con nosotros pero no lo lograrán,
¡Nuestro país permanecerá para siempre!Espero tener oportunidad de escribirte pronto. Saludos desde el frente alemán.
Tu hijo Siegfried, orgulloso de defender la grandeza de nuestra patria.
PD: No intentes responderme, aquí no llega la correspondencia.
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Memorias De Un Soldado Alemán
Ficción históricaUn viaje apasionante por la historia: la primera guerra mundial.