5.Carta tercera

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Enero de 1917

Mi amada e inolvidable madre,

Te escribo desde el hospital de Ausburgo. Te estarás preguntando qué me ha pasado. Pues bien, estando en el frente, en una de las muchas trincheras que hay en Verdún, me hirieron las dos piernas. Estoy en una situación grave: me han dicho que me amputarán las piernas. Me aterroriza saber que perderé facultades, que tendré que depender de otra persona hasta el fin de mis días. Por otro lado, gracias a Dios ya no estaré en el frente, lo que me consuela bastante.

En este hospital me atendió un amable médico. Creo que se llamaba Bertolt Brech. Hizo todo lo que pudo por salvar mis piernas pero es inevitable la amputación. Además de tratarme como un paciente, me trató como su confidente. Entablé una conversión muy provechosa en la que me expuso sus profundas reflexiones con unas palabras dignas de mención, llenas de sabiduría, que se me han quedado grabadas:
(Estoy seguro de que tendrá un buen futuro como escritor)

"Hubo otras guerras. Al final habrá vencedores y vencidos.
Entre los vencidos, el pueblo llano pasaba hambre,
Entre los vencedores el pueblo llano la pasaba también."

Esta guerra está dejando muchas secuelas. Campos arrasados, devastados, testigos de nuestra maldad, de los lamentos de muchos, donde yacen cuerpos sin vida cuyas almas ya no pertenecen a este lugar. ¡Sus voces imploran la paz!

Solo unos pocos sobrevivirán, pero ... ¿Cuántas viudas habrá? ¿Cuántas parejas rotas? ¿Cuántas familias destruidas? ¿Cuántos huérfanos? ¿Cuántos hijos no reconocerán a sus padres si llegan a casa?

No podré vivir con este remordimiento en la conciencia...

¡Ojalá algún día acabe esta guerra...!

Tu amado hijo Siegfried.

Memorias De Un Soldado AlemánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora