¡Soy una Cobarde!
¡Una maldita cobarde!
¿Como puedo seguir dejando que el me trate como cualquier cosa?
¿Como puedo seguir soportando esto?
¡Pensé que nos amábamos!
¡Pense que era el hombre de mi vida!
¡Pensé que viviendo juntos todo seria perfecto...
Esto es realmente raro, si hice todo eso ¿Por qué no lo recuerdo?, para acabar de acumular mi duda no me dice que eran esas raras pastillas, necesito investigar esto... tomo ropa de dormir del cuarto y me dirijo al baño. Al estar lista, me acuesto a un lado de Tayler, quien me abraza protectoramente, escogemos una película dramática por decisión mía.
No pasa mucho tiempo cuando ya estaba dormido, supongo que la acumulación de trabajo y el hecho de que no le gustan ese tipo de películas, lo dejaron rápidamente dormido. Espero media hora más para asegurarme de que este dormido, lentamente salgo de la cama y en puntitas me dirijo a la sala en donde está su maletín de trabajo como siempre.
Abro el dicho maletín, encuentro documentos de su oficina, los cuales no entiendo nada porque nunca me han interesado, también encuentro un par de fotos juntos –que tierno- sigo buscando y palpando bolsillos, pero no encuentro nada.
-¿Estás buscando esto? – me he quedado helada donde estoy, volteo lentamente y lo encuentro apoyado en la pared de la sala mostrando con una mano aquel frasquito de pastillas que andaba buscando ¿No lo había dejado dormido? Niega con la cabeza – Ay Zoe, Zoe, nunca debes tratar de engañarme porque no lo vas a lograr, siempre estaré un paso delante de ti – deja el frasquito en una mesita que contiene un jarrón y se acerca.
Tengo miedo.
-¿Qué tratabas de hacer? ¿Eh? – me dice con los brazos cruzados sonriendo como si fuera una broma.
-¿Y-yo? Nada, solo me daba curiosidad los asuntos de tu empresa – digo lo primero que se me pasa por la cabeza.
-¿Interesada? – se carcajea – A ti nunca te han gustado los negocios, ni tu misma te crees lo que acabas de decir – es verdad ni yo me lo creo, me toma de los hombros y me guía hasta el cuarto – Es mejor que olvides saber que contienen las pastillas, mejor durmamos como la bonita pareja que somos – me deja en la cama y me besa desenfrenadamente, me gusta lo que hace. De pronto siento un frio en las muñecas al igual que un ruidito, no le presto importancia y nos seguimos besando, escucho otro ruidito y también le resto importancia. Lo importante ahora el magnifico beso que estoy disfrutando.
Paso una mano por su pecho y cuando voy a pasar la otra no puedo. Abro los ojos sorprendida y miro mi mano,¡Tiene una esposa y esta atada al espaldar de la cama! ¿Pero qué diablos?
-Lo siento amor, pero mañana tengo un asunto muy importante que hacer y no puedo divertirme contigo hoy, pero mañana será, ahora acostémonos ¿Si? – me abrazo y se acostó nuevamente sin más-Tayler, suéltame por favor – le pedí suavemente para que me hiciera caso. Ni siquiera abrió los ojos.
– Mañana lo hago – dice medio dormido y se vuelve a dormir. Trato de soltarme, pero me es imposible, entre más jalo, más daño me hago. Después de vario rato me resigno y me acuesto ahora tengo una duda... ¿Cómo consigue éstas cosas?
A la mañana siguiente cuando despierto, encuentro mi mano liberada de aquellas molestas esposas, busco a Tayler, pero tal parece que ya se ha ido. Me baño y luego me preparo un rápido desayuno, busco rastros de las esposas o de las extrañas pastillas y no encuentro nada, solo tengo como prueba la marca en mi muñeca.Veo hacia el tinaco de basura de la cocina y me dispongo a vaciarlo echándola en una bolsa negra para luego tirarla, al intentar abrir la puerta me es imposible hacerlo, lo intento otra vez y nada, busco las llaves y nada... comienzo a desesperarme, dejo la basura a un lado e intento repetidas veces volverla a abrir sin resultados. Tomo el teléfono y llamo rápidamente conociendo de memoria el número. Me contesta al segundo intento.
-Tayler la puerta no abre – digo rápida y preocupada, más sin embargo él no parecía afectado por lo que dije-Por supuesto que no abre, le cambie la cerradura – me dice tranquilamente-¿Qué? Pero, ¿Por qué?
-Te conozco, sabría que aunque te dije que no te encontraras con aquel nuevo vecino, lo harías, por eso tome medidas... hablamos más tarde cuando llegue al departamento, tengo unas cuantas reuniones aun por finalizar. Por cierto, ni se te ocurra forzar la cerradura para salir – me cuelga dejándome con la palabra en la boca.
Pero... ¿Qué es esto? Parezco una reo ahora, esto no puede quedarse así, hoy mismo le digo que me devuelva mi merecida libertad (calmadamente por supuesto), por ahora llamaré a Astrid para contarle que estoy bien. Omitiré la parte de que estoy encerrada en mi propio departamento.
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