El Rey Y El Plebeyo

Una perdida

Narrador

- Vamos hermano, es hora - Decía un Cocodrilo de escamas color esmeralda que llevaba puesta una túnica negra.
- ¡No quiero! -Decía un gran y robusto Oso con el pelaje color miel, con una túnica negra igual que la de él Cocodrilo
- Phill, por favor dime que esto no esta pasando -rogaba el oso con una mirada que dedicaba Tristeza y amenazaba con romper en llanto.
- Lo siento Mark, se que es duro pero esto en verdad esta pasando.
- ¡NO! -El Oso solo pudo empezar a llorar en su hombro.

Había perdido su cordura al soltar todo el llanto que se acumulaba en sus ojos, pasando unos minutos y empezando a recobrar un poco la cabeza. Sin dejar su posición actual ambos oyeron que las grandes puertas del salón se abrían y dejaban ver una figura siendo iluminada por el sol, era un Lobo con el pelaje color blanco y una distintiva marca de luna en la frente, tenía una mirada vacía y sólo se pudo limitar a decir una cosa:

"Está todo listo "

Ambos, tanto el Cocodrilo como el Oso sabían que tenían que salir de ese lugar pero ¿A donde se dirigían exactamente? Bueno cerca del gran castillo dónde ellos estaban, se encontraban dos ataúdes detrás de uno yacía un retrato pintado a mano con la imagen de Un Lobo Negro con la cara sería que imponía rectitud y a su lado la imagen de una Osa Parda con una mirada cariñosa y tierna que transmitía alegría a quien la viera, varias personas estaban ahí y vestían túnicas negras unos lloraban, otros sólo se mostraban serios pero el Oso llamado Mark no podía aguantar el llanto aunque sabía que debía hacerlo ya que no podía mostrarse débil en esos momentos aunque fueran sus padres quienes yacían en los ataúdes.

~Rato después ~

- ¿Necesitas algo hermanito? -Decía aquel Lobo de pelaje blanco.

- Estoy bien Pit, gracias.

- No es cierto, a mi no me engañas pequeño oso -dijo extendiendo la mano para acariciar su peluda cabeza- Vamos es hora de regresar a casa.

El oso obedeció y se dirigió junto con Pit al inmenso castillo, cuando ambos estaban en la puerta y se dispusieron a abrirla, cuando pasó un Zorro de un aspecto bastante viejo, quien rápidamente dijo:

- Disculpen si no esperaban mi presencia, pero es mi deber informar que ya que el rey y la reina han fallecido el siguiente de sus descendientes debe tomar el trono y por consiguiente dirigir el reino, ese eres tú Mark.
- ¿Yo? Pe...pero yo no quiero ser rey -dijo el oso con gran miedo .
- Lo siento, joven príncipe pero así son las cosas, mañana se le coronará como nuevo rey de Ruttwen, bueno sin más preámbulo me retiro para que su majestad se prepare -Dijo saliendo de aquel lugar.
- ¡Genial! ¡Esto es perfecto! Lo único que me faltaba, convertirme en lo que tanto he evitado ser todo este tiempo -dijo mientras se recargaba en una columna y se deslizaba hacia el suelo.
- Marcus por favor no puede ser tan malo -dijo aquel Cocodrilo mientras bajaba la escalera.
-Pero no quiero Terminar convirtiéndome en uno de esos reyes avariciosos y locos de poder.
-Estas exagerando, papá era rey y nunca fue así -dijo el lobo sentándose junto a él.
-Supongo que tienen razón gracias Peter -se dirigió al lobo- Gracias Phillip -se dirigió al Cocodrilo- Pero ahora prefiero salir un rato para despejarme -fue hacia la escalera y subió a su cuarto.

Después de que salió traía puesto un simple traje de aldeano común y corriente a lo cual sus hermanos al verlo no se sorprendieron ya que ambos sabían que le gustaba vestir así.

- ¿Iras al pueblo? -Pregunto Pit.
- Por supuesto, vendre en un rato -Salió corriendo de aquel lugar despidiéndose de sus hermanos.
- ¿Crees que aún este preocupado? -Pregunto Phill.
- Demasiado, lo mejor será que despeje su mente, después de todo, esto le cayó de golpe, se lo merece.
- Si, creo que es lo mejor para el y quien sabe, tal vez por fin encuentre a alguien que le interese Jeje -Río maliciosamente Phill.