La fiesta

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Mark

Estaba en mi habitación arreglandome para la fiesta de esta noche, vi el reloj que estaba cerca de la ventana y a juzgar por la posición de la sombra en el, marcaba aproximadamente las 6:00, genial aún estoy a tiempo de irme. Después de unos 10 minutos por fin termine de ponerme mi atuendo aunque sólo era una playera sencilla color gris, un pantalón de tela y zapatos color marrón.
Salí del castillo no sin antes despedirme de mis hermanos y me encamine al pueblo, en el camino pude ver a varias personas que conocía, mas no pude hablar con todas ya que muchas iban "acompañadas" y si me refiero a que venían con su "alma gemela" por así decirlo y no quería interrumpir su momento, aunque, lo admito me daba un poco de... ¿Celos? El ver que ellos han conseguido a alguien en su vida y yo, bueno aún sigo solo y probablemente, no, lo más seguro es que termine siendo una solitaria bola de pelos.
Mi mente divagó varios minutos,  sin darme cuenta ya estaba en el pueblo y tan rápido como pude me puse a buscar a Gina ya que era ella con quien iba a verme está tarde-noche, busque varios minutos pero se me hacía difícil encontrar a Gina entre toda la multitud de gente que estaba reunida en el centro del pueblo pero, a pesar de que buscaba y buscaba entre la gente no encontraba a esa coneja.

*Choque*

- ¡Ouch! -Me queje- ¡No otra vez! - Exclamé al ver que estaba en el suelo.
- Permiteme -Dijo aquel tiburón mientras me extendía la mano.
- Gracias -Dije tomando su mano y me levante.
- Bien, oye debemos dejar de encontrarnos así ¿O es acaso alguna costumbre tuya caerte de esa manera? Jeje -Dijo mofandose
- No... -Un leve sonrojo se presentó en mis mejillas, suerte que el pelaje las cubría.
- Seguro, por cierto que bien que viniste, creí que me dejarias plantado -Dijo esbozando una sonrisa.
- ¡Pues ya vez que no! Jajajaja
- Bien, bien oye ¡Tengo una idea! Sigueme -Dijo tomandome de la mano y comenzando a correr.
-¡Espera!

Mientras corríamos el me guiaba entre la gente para no chocar con nadie hasta que nos detuvimos frente a un puesto dónde estaban unas botellas apiladas en una mesa y se tenían que derribar para ganar un premio.

- ¡Pasen! ¡Pasen! ¡Damas y Caballeros! ¡El que logre derribar las botellas con esta simple pelota de cuero, lograrán ganar un espectacular premio! -Decía el dueño que era un tigre.
- ¡Yo quiero intentarlo! -Le dijo Ethan.
- Muy bien Señor, es un Galeón si no le molesta.
- Aquí tiene -Dijo entregando la moneda de oro al tigre.
- Muy bien, tiene solo una oportunidad.
- ¿Ethan crees que puedes...
- Descuida -Me interrumpió- Yo se el secreto de estos juegos, le das a la cabeza del tipo y tomas el premio cuando este inconsciente -Dijo susurrando.
-Entiendo...
- Tranquilo, ganare, te lo aseguro -Dijo guiñandome el ojo.

Cuando pasó esto último se dispuso a lanzar, no sin antes tomar vuelo y en unos segundos lanzó fuertemente la bola haciendo que cayeran todas las botellas de la mesa, quede atónito ante aquello ya que había visto muchos juegos así pero no vi que alguien ganara en alguno.

- Muy bien Señor ha ganado-Dijo el tigre con poca alegría- Bueno, elija su premio.
- Escogelo tu Mark.
- Mmm E...e...este -Señale un pequeño peluche de tiburón y el tigre me lo dio.
- Muy bien chico ahí tienes tu premio, gracias por participar ¡Hasta luego!
- ¿Que te dije? -Dijo mientras me miraba con una expresión de "Te lo dije".
- Bien, bien ganaste lo acepto, pero sólo ha sido suerte.
- Claro, lo que digas, en fin ¿Que te gustaría hacer ahora?
- No lo sé, la verdad es que quisiera estar en otro lugar -Dije un poco cabizbajo.
- ¡Hey! Se a donde podemos...
- ¡Ahí estas chico! -En ese momento le interrumpió Ernest.
- ¡Oh! Ernest Me encontraste.
- Sep, no podía dejar a su alteza solo esta noche pero... Veo que has encontrado muy buena compañía.
- ¡Je! Hola Er -Dijo Ethan dándole la mano al caballo.
- Hola Eth, que bueno verte por aquí de nuevo ¿Como esta tu madre?
- Muy... bien, a mejorado un poco -Dijo con una expresión algo triste.
- Bien, espero que se mejore ¡Oh! Casi lo olvido, Mark, hay alguien que quiere verte, es una damita muy especial -Al decir esto pude notar una expresión de ¿Celos? En la cara de Ethan.
- ¡Oh! Pues que venga -Aún veía un incremento en los celos del Tiburón.
- ¡Aquí está! -Ernest sostenía en brazos a su pequeña hija.
- ¡Hey! ¿¡Como estas pequeña!? -Dije retirando a la niña de las manos de Ernest y cargandola.
- Jejeje enserio se moría por jugar contigo -Dijo Ernest esbozando una sonrisa.
- ¡Si! Mark es un gran amigo mío -Dijo la pequeña.
- Gracias Maggie -Dije un poco apenado.

El Rey Y El Plebeyo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora