Alexander me mira con ojos hambrientos, me mira de otra forma distinta a la de siempre.- Lillian, no me hagas perder los modales contigo - su mano baja hasta mi culo y sus labios se mantienen cerca de los míos pero sin tocarse-, me volvería loco contigo en la cama.
- Alexander apártate por favor - no quiero que mi primera vez sea en un baño y menos con él.
- No puedo Lillian, me has estado provocando toda la noche, te has ido con otro cuando sabes que soy un hombre posesivo- posesivo, ¿conmigo?
- No me he ido con otro, pero eso a ti te importa poco, además, nunca estaré a la altura -me suelto de su agarre -,déjame por favor.
Me mira asombrado nuevamente, creo que este hombre no está acostumbrado a que lo rechacen, y ciertamente, a mi me está costando una barbaridad. Es muy sexy, todo un dios de los pies a la cabeza, el sueño erótico de cualquier mujer de este local. Una punzada atraviesa mi vientre, al pensar que si no es conmigo se irá con otra.
- Déjame invitarte a una copa al menos, y tal vez pueda convencerte.
- Alexander no creo que..- todo pasa a cámara lenta, se acerca a mí rápidamente y me sube a horcajadas sobre su cintura, pone una mano en mi culo y la otra en mi nuca.
- Deja de pensar Lillian.
Es lo último que dice antes de comerse mis labios. Me besa mientras me aprieta contra la pared, enrollo mis piernas en su cintura y pongo mis manos en su nuca. Mi primer beso, y es de lo más apasionante. Abro mi boca en un gemido y aprovecha para explorarme con su despiadada lengua. Su cadera golpea en mi zona, y siento un duro bulto. Esta excitado, y es por mí. Mi ego vuela alto, nunca pensé que podía pasarme esto a mí.
- Lillian, quiero estar dentro de ti, ahora-me mira fijamente.
- No puedo Alexander - suplico mirándole, no quiero, no aquí al menos.
- ¿Que te pasa Lillian, no te gusto acaso?- como me pregunta eso..
- Si, pero no puedo.
- Necesito una razón, y no me vengas con que soy tu jefe. Dime algo que me convenza de no arrancarte la ropa ahora mismo -me dice mientras besa y muerde mi cuello suavemente.
- Soy virgen.
Me baja al suelo mientras me mira sorprendido, su cara es de asombro y decepción. Y a mi me entra una vergüenza tan grande que me hace girar la cara hacia la pared, no quiero verle ni que me vea. Quiero que la tierra me trague y desaparecer de aquí. Una lágrima rebelde consigue salir, aunque he intentado retenerla con todas mis fuerzas.
- Lillian cielo..- me habla Alexander mientras pone una mano en mi hombro.
- Déjame sola Alexander.
- No quiero que te quedes aquí sola- me coge la barbilla para mirarle.
- Necesito estar sola Alexander, de echo me voy a casa.
Quito su mano de mi cara y salgo del cubículo rozándole. Este es el último contacto físico con este hombre. Hoy he tenido mi primer beso, y mi primer recuerdo para olvidar. Le he dicho que soy virgen y se ha apartado de mi rápidamente, no soy la mujer que esperabas. Tienes razón, no estoy a la altura de todo esto. Tal vez no debería de haber salido ni de Boston. Todo esto me viene grande.
En la pista diviso a Lisa dándose el lote con el chico de antes, ojalá yo pudiera ser así. Me acerco a ella y le digo que me voy a casa, se ofrece a acompañarme, pero le digo que no, que se quede. No tengo por qué joderle la noche a nadie más.
ESTÁS LEYENDO
Locuras en la oscuridad.
Lãng mạnLillian Simons, joven, lista y atractiva estudiante de empresariales es enviada de prácticas a la naviera más importante de estados unidos. Entre papeles, números y buques, encontrará a Alexander Moore, un atractivo treintañero, egocéntrico y muy ri...