Cap.5 Una semana sin hacerle caso.

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Ha pasado una semana desde que Alexander insinuó que llegué a su empresa a base de ciertos favores. He trabajado toda la semana muchísimo, me he puesto al día con la agenda de mi jefe, y he organizado un sinfín de reuniones. Lisa me ha ayudado mucho y la verdad, no sé cómo una chica cómo ella trabaja para Alexander, es buena, eficiente y lista. Al contrario que muchas otras que pasan discretamente por su despacho de vez en cuando.

No lo he visto, pero sé que Alexander debe tener relaciones con cuatro o cinco de la empresa. Lisa me comentó que nunca se le ha conocido una "novia", que él solamente está saliendo con su trabajo. Es un hombre sin compromisos.

Lisa también me ha contacto que hace dos años que Alexander se encarga de la empresa, anteriormente su padre, Anthony, era dueño de todo esto. Anthony y Melisa Moore, son los padres de Alexander, unos padres, según Lisa, muy cariñosos y dulces.

Esta semana he mantenido contacto justo con Alexander, correos y notas, pero nada más. Me ha mirado diferente toda la semana, pero no ha dicho nada. No he sabido descifrar el significado de su mirada, pero me ponía nerviosa, cada vez que en alguna junta me miraba descaradamente.
Pero lo peor es, cuando un hombre se me acerca, su cara es de poema.

Vuelve a ser viernes y volveré a encerrarme en casa, como todos los fines de semana de mi vida. Aquí no tengo amigos, pero en Boston los tenía y tampoco salía, así que...

Estoy encerrada en mi despacho, me queda media hora para irme a casa y espero no tener que cruzarme con Alexander. Veo sus citas en mi ordenador, ¿este hombre cuando duerme? Lisa entra en mi despacho y se sienta enfrente de mí.

-          Lillian, esta noche nos vamos de marcha..- mi cara es de asombro total -,y no acepto un no por respuesta-, vaya, necesito una excusa, ni quiero salir.

-          No tengo que ponerme Lisa - me mira divertida.

-          Nena, cuando acabemos nos vamos a mi casa, te dejaré algo y estarás irreconocible, esta noche ligaremos.

-          Lisa, la verdad es que a mí no me gusta mucho salir.

-          Pues eso a mí me da igual, tengo dos pases para el local más caro y lujoso de la ciudad. Hoy lo tenemos todo pagado y lo vamos a aprovechar.

-          ¿No hay forma de convencerte?

-          Pues no- se levanta y abre la puerta-, has trabajo mucho y tienes que conocer la ciudad por la noche, te mereces despejarte y de paso, quién sabe - me guiña un ojo divertidamente.

-          Eres tremenda Lisa.

Lisa sale riendo y cuando intenta cerrar la puerta no puede, un hermoso hombre de ojos azules se lo impide. Lisa se va y entra Alexander, cerrando la puerta tras él.

-          ¿Esta noche sales Lillian? -se sienta enfrente de mí.

-          Pues tal vez - esta vez no me vas a intimidar Alexander.

-          ¿Qué significa eso? - me mira con gesto duro.

-          No tengo que darle explicaciones, no a partir de las cinco de la tarde, y lo sabe. Así que por favor, evite hacerme preguntas personales.

-          ¿Usted sabe que una de sus funciones es acompañarme a reuniones fuera de la empresa? - eso es cierto, a dónde quiere llegar.

-          Si, por supuesto.

-          ¿Y si me invento una reunión esta noche y así no puede salir?- ¿pero qué?

-          No puede hacer eso - si que puede, lo sé.

-          Lillian - me dice en tono de reprimenda-, puedo hacer lo que quiera, y puedo hacer que hagas lo que quiera- se apoya en la mesa para mirarme - , a demás, lo hago por el bien de la empresa.

-          El que hace por el bien de la empresa.

-          Evitar que salgas esta noche - se vuelva a sentar y me mira con cara de arrogante.

-          ¿Por qué?

-          Bueno, digamos que el otro día me equivoqué con usted. Es todo lo contrario, vive reprimida, sin salir mucho- y este cómo lo sabe- , y si sale con Lisa, beberá y el lunes tendrá una resaca que le impedirá venir a trabajar o no me rendirá hasta el miércoles.

-          No pasará eso - me está poniendo nerviosa.

-          Nena...- le interrumpo levantándome.

-          Tenme respeto y no me llames así, soy tu empleada solamente - me defiendo.

-          Lillian - gira su cabeza y me señala el reloj - ,son las cinco, has dejado de ser mi empleada.

-          Bueno pues entonces me marcho, debo alistarme para salir esta noche- recojo mis cosas bajo su atenta mirada.

-          Lillian, por mucho que te arregles nunca estarás a la altura de las mujeres que van al local dónde vais.

-          ¿Crees que tu comentario es digno de un hombre? ¿Menospreciar así a una mujer?

Salgo del despacho rápidamente y me meto en el baño. Mis lágrimas empiezan a rodar sin control. ¿Por qué me trata este hombre así?.

Lisa entra y yo me limpio intentado ocultar mi pena.

-          Lillian, que te pasa - me mira cruzando los brazos-, que te ha dicho Alexander - ,madre mía, es adivina o ya lo conoce demasiado.

-          ¿Cómo sabes que ha sido él? -Lisa pone las manos en su cintura.

-          ¡Pasa de su culo, esta noche es nuestra!- me coge de la mano y salimos casi corriendo de la empresa.

Llegamos a su casa, un piso cerca de mi edificio, a dos manzanas. Nada más entrar nos recibe un pequeño perro, que mono. Lo cojo y Lisa me sonríe.

Se va a la cocina mientras yo me siento en el sofá jugando con el perro, y interiormente, intentando tranquilizarme.

Lisa aparece con dos daiquiri, madre mía.

-          Lillian toma, bebe, lo necesitas.

-          ¿Por qué lo necesito? -le inquiero.

-          Por qué debes olvidar al tonto de Alexander , para poder disfrutar está noche.

-          Gracias Lisa.

Después de dos horas peinándome y maquillando mi rostro, quedo irreconocible. Me miro al espejo de su habitación, mientras ella termina de arreglarse. Me emociono al ver, que parezco una de esas chicas populares de mi universidad. Llevo un vestido negro, muy escotado. Parece que sea todo pechos y culo. Unos tacones de infarto que harán que me duelan los pies durante días. Le pido a Lisa que me haga una foto, luego la enviaré a mis amigas, y a mi madre.

Ahora mismo desearía que Alexander me viera, se tragaría sus palabras. Estoy a la altura, y esta noche lo voy a demostrar. Voy a ser otra mujer, sólo esta noche.

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M.

Locuras en la oscuridad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora