10/40. Desafio n¤1

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Ashley...

1. Conseguir tres boxers de los vestuarios de los chicos, brindados voluntariamente por ellos. (Foto de evidencia).

Obviamente, el primer desafío, no es ni de cerca idea mia; es más bien fruto de la descerebrada y podrida mente de Emma. Pero bueno, veremos si ella también lleva con sumo glamour mis desafíos a la hora de la verdad.

- Estas demente. ¡Realmente lo estás!- dijo China con una mezcla a diversión e indignación.

- Yo no fui la de la idea - respondí con la vista fija en el campo de atletismo.

Estábamos sentadas en las gradas más altas del campo de atletismo. Desde allí, observaba a mis futuros beneficiarios.

- ¿Estás escuchandome o sólo respondes por pura inercia? - resopló China.

- Ambas. Simplemente estoy haciendo una investigación de mercado.

- Sabes que Emma lo hizo a propósito. ¿No? - dijo China enarcando una ceja .

- Continua- exclamé incitandola a que soltara el embrollo.

- Obviamente, y sin menospreciar tu belleza camuflada bajo ese airecito de me importa un comino tu opinión, Emma sabe que tiene las de ganar. No tiene más que cotonearse entre los chicos y conseguir en un chasquido dedos, todo lo que quiera de ellos.

Sacudí mi cabeza.

<<Cuando seamos adultos ya no habrá vuelta atrás>>. Pensé. No entiendo el apuro de fingir ser más grande de lo que se es.

- Sólo tengo trece años. No hay ninguna posibilidad de que me comporte como una pequeña zorra para cumplir con mi cometido. Voy a ganar éste desafío y todos los que vendrán - aseguré a China con voz y mirada firme. Me levanté y sacudi la parte trasera de mis shorts .

- ¿A dónde vas?- preguntó China.

- Los chicos están en los vestuarios - dije señalando con un gesto de cabeza hacia el desértico césped - Tengo un plan y lo ejecutaremos ahora mismo.

China tragó en seco. Estaba ansiosa, no sabía si de nervios o de emoción. Esto escapaba a nuestra conducta habitual.

Cuando entré a los vestuarios de seguro estaría roja como un tomate, pero en verdad no podía echarme atrás. No tenía idea de lo intimidada que me sentiría en territorio testosteronico hasta que me encontré allí. Es decir, a más de uno había llegado a darle sus buenas palizas, y ahora ya no sabía si tendría su entera colaboración.

- ¡Vaya! ¡Si es Simons! - exclamó David Fox - ¿Te equivocaste de vestuario o ya has asumido que eres un niño?- concluyó y todos rieron al unísono.

No sabía cuánto tiempo tenía, pero mientras más rápido actuara , sería mejor. Mi colega en este delito hacia guardia afuera de la entrada del vestuario. Si habían moros en la costa, un silbido al estilo Sinsajo - para no interrumpir cualquier foto en caso de llamar al celular - sería mi señal para volar de allí.

- ¡Muy gracioso! - dije entre dientes.

Las rojas taquillas, contrastaban entre las blancas toallas y torsos pálidos.

- Creo que al menos hay tres de ustedes que no son más que unos cobardes escondidos detrás de sus aires de gallitos - provoqué tirando el anzuelo caza bobos. La mayoría de las veces, se consiguen fabulosos resultados cuando te metes con el ego de uno o más egocéntricos que creen que su hombría pasa por refutar constantemente lo que se dice de ellos. Martí McFly - protagonista de Volver al Futuro - era uno de esos. Y después dicen que las películas de los 80 están pasadas de moda. El cerebro de los chicos es un manual universal. Lo que le molesta a uno, les molesta a todos por igual.

So Different, So Close [Sin Editar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora