"8 de noviembre"

89 4 0
                                    

Iñaki despertó asustado, pero no sabía porque. Después de algunos segundos, lo supo. Fueron unos tiros lo que le despertaron.

-Andoni, Amaia! Despertar!-gritó.

-¿Qué pasa?-preguntó Amaia rascándose los ojos.

-He oído tiros.-dijo Iñaki levantándose de la cama.

-¿Tiros? ¿Donde?-despertó Andoni.

-No lo sé, pero los he escuchado cerca.-dijo Iñaki acercándose a la ventana.-Mierda, están cerca.

-¿Quienes?-preguntó Andoni levantándose.

-¡Quienes van a ser! ¡Los guardias civiles!-gritó susurrando Iñaki.

-¡Joder! ¿Qué hacemos? Papá y mamá han ido al caserío del tío Fermín.-dijo asustada Amaia.

-Coged lo necesario, nos vamos con ellos.-ordenó Iñaki, el hermano mayor.

Cogieron varias cosas y se acercaron a la puerta para salir, pero de repente, escucharon unos golpes en la puerta.

-¡Abrir la puerta!-gritaron desde fuera, eran los guardia civiles. 

-Mierda, están aquí.-susurró Andoni.

-¡Rápido! Escondeos debajo de las camas.-dijo Iñaki.

-¡Abrir la puta puerta!-gritaron.

Al final, echaron la puerta abajo y entraron poco a poco al caserío con un rifle en las manos. No encontraron a nadie, estaban a punto de irse cuando Andoni salió de debajo de la cama con un cuchillo en la mano. Un guardia, el que parecía el jefe, le dio un puñetazo. Andoni cayó al suelo.

-¡Tú! ¿Como te llamas?-preguntó el guardia.-¡Que me digas tu nombre!-gritó.

-Andoni...Andoni Elizondo...-respondió.

-¿Elizondo? Putos vascos... ¡llevaoslo al cuartel!-ordenó. Dos guardias levantaron a Andoni y lo sacaron afuera.

Iñaki y Amaia salieron de debajo de las camas.

-¡Mierda! ¡Se han llevado a Andoni!-lloró Amaia.

-Rápido, tenemos que ir al caserío del tío Fermín.

Salieron afuera y vieron que ya estaba amaneciendo. El tío Fermín no vivía muy lejos, a un par de kilómetros de su caserío. 

-Iñaki, para por favor...no puedo correr más...-suspiró Amaia cansada.

-Amaia, estamos cerca, pero tienes que correr por favor.-dijo Iñaki cogiéndola de la mano.

-No puedo Iñaki...-dijo sentándose en un árbol caído.

-¡Amaia levántate de ahí! ¡Tenemos que ir con nuestros padres!-ordenó.

Se escucharon voces, voces de hombres, muy cerca.

-¡Amaia! ¡Vamonos, rápido!-gritó en voz baja Iñaki. Al final, su hermana se levantó de aquel árbol lleno de musgo y echaron a correr.

 Cuando llegaron, Iñaki abrió rápidamente la puerta del viejo caserío, pero lo único que vio, fueron muebles destrozados y el suelo lleno de papeles y objetos rotos.

-¿Papá, mamá?-preguntó asustado Iñaki.

-¿Iñaki?-escuchó. Era la voz de su madre, pero no sabía de donde venía.

-¿Mamá? ¿Donde estás?-preguntó Amaia.

-Aquí, venir.-respondió. Iñaki y Amaia encontraron a su madre en un agujero que hizo el tío Fermín en el suelo. La madre era una mujer de pequeña estatura y delgada. El pelo le llegaba hasta los hombros, y lo tenía de color negro.

ALMAS EN GUERRADonde viven las historias. Descúbrelo ahora