Renacer || {N.H}

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{NIALL}

Catorce horas con diecisiete minutos del día.

Es la hora que marca mi reloj de muñeca y también mi teléfono celular. Dijo que estaría aquí a las trece horas del día, debería llamarla otra vez pero no quiero presionarla. Después de todo dijo que amaría mi sorpresa de cumpleaños. Si, hoy trece de septiembre es mi cumpleaños, aun me cuesta asimilar que tengo 24 años ya, cuando la vida y sus circunstancias te hacen madurar velozmente, el tiempo marcha realmente rápido. Aunque no me quejo, tengo un excelente trabajo como productor musical aquí en New York, a pesar de extrañar Irlanda, New York ha traído consigo nada mas que cosas buenas a mi vida, un trabajo que muchos músicos desean en mi país, amigos que hacen que el día a día sea alegre y menos estresante en el trabajo y bueno, Abey.
Abey es mi novia desde hace dos meses.

Cabe mencionar que no me involucro sentimentalmente con nadie pero Abey ha sido una chica tan agradable y puede decirse que ha sido la única que no se ha interesado en mi por mi dinero o por el medio donde mi vida se maneja, ser productor musical de los personajes mas importantes de la industria tiene sus ventajas y también desventajas. Muchas chicas antes se me han acercado a mí solo para conseguir el número celular de artistas como Justin Bieber y Shawn Mendes. Pero ese no es el caso de Abey, ella jamás ha mencionado nada sobre ningún artista que quisiera conocer y me ha tratado como alguien muy importante en su vida. Me presento a sus padres a pesar de tener solo dos meses saliendo, es una persona muy dulce y atenta. Realmente la aprecio.

-Joven, ¿Puedo tomar su orden ya?
Mis pensamientos son interrumpidos por el mesonero que acaba de acercarse a mi mesa.
-No aun no yo... -Reviso el reloj en mi muñeca y me doy cuenta que han pasado treinta minutos mas después de la ultima vez que revise. -Yo de todas maneras ya me iba. Gracias, que tenga buen día.

El hombre hace un gesto de despedida con su mano y me apresuro a salir del restaurante.
Subo rápidamente a mi mustang color blanco y saco mi celular, busco el número de Abey y llamo nuevamente. Ella nunca me deja esperando y mucho menos lo haría el día de mi cumpleaños, tengo un mal presentimiento que algo pudo haberle ocurrido.

No contesta. La llamada fue directo al buzón de mensajes. Debo llegar hasta su apartamento cuanto antes.

A la velocidad de un rayo acelero el mustang avanzando por la quinta avenida, la vía más rápida para llegar hasta el edificio donde vive.

Aparco fuera de este y me dirijo rápidamente hacia la entrada principal, no es necesario identificarme ya que suelo venir con frecuencia y los vigilantes del edificio me conocen. Hago un rápido gesto con la mano saludando al vigilante de turno al pasar por el lobby, me dirijo hacia el ascensor y marco el numero seis.
Salgo velozmente de este y camino por el pasillo hasta su departamento. No responde al timbre. Algo definitivamente no anda bien.

La idea de usar la llave que me dio por si ocurría alguna emergencia cruza por mi mente. Pero no se si deba hacerlo ¿y si no esta dentro de su apartamento? La idea de encontrarme a sus padres me hace sentir algo de vergüenza si supieran que ella me dio la llave de su hogar.
No tengo otra opción, su teléfono celular me envió directo al buzón y no responde al timbre. Debo entrar, debo saber que esta bien.

Con las manos temblorosas introduzco la llave dentro de la manilla y giro de esta. Entro por el pasillo y me encuentro con una sala vacía y silenciosa. Camino hacia la cocina y llamo su nombre.

No hay respuesta.

De repente estoy escuchando voces provenientes del segundo piso. Podrían ser sus padres.
Avanzo lentamente en la cocina y siento algo bajo mis pies, es un trozo de tela. Llego hasta el y lo tomo en mis manos.