Na: Daniela
Julio era un estupendo amigo, yo le quiero mucho, no se que haría sin el.
Pero a pesar de ello mi mente no dejaba de recordar aquel sueño tan real, ¿realmente podría cumplirse?.
Mi cuerpo estaba en clase pero no en si mi espíritu. Jamás me había permitido distraerme tanto como este día.
Afortunadamente las lecciones del día acabaron tan rápido como empezaron y pronto pude recuperar mi libertad.
Britania una chica rica del salón, de mi salón y que era considerada la chica mas linda del colegio y rodeada por un puñado de cabezas huecas, amaba molestar a las nuevas en el instituto, incluso a quien se dejase de sus bromas.
Hace unos días decidió comenzar conmigo. Traté de ignorarla. Pero entonces se fue a nivel personal, diciendo cosas de mi madre.
Sentí rabia y dolor, mordí mis labios inferiores para tratar de contenerme y haciendo oídos sordos preferí irme del lugar.
Cuando salí aun no había ni rastro de Julio así que decidí esperarlo.
Fue entonces cuando un cúmulo de voces gritaban con molestia y vociferaban contra alguien, normalmente no me habría importado pero ese día no era yo, así que con cautela di un paso al frente para poder mirar ya que el muro de la salida no me permitía aquello. Quizás primero debía haber determinado si era seguro dar ese paso porque.....Salí volando hacia atrás, un golpe sorpresa me hizo caer haciendo que soltase mis libros que igual a mi cayeron contra el pavimento.
No lograba comprender lo que ocurría. Así que cuando pude incorporarme y vaya que lo hice rápido, las voces molestas habían aumentado y continuaban tanto en intensidad como en número.Miré al frente para descifrarlo. -¿Un espejo?- pensé yo y con suma cautela pero convencida por la curiosidad me incliné hacia delante con la mano extendida solo para confirmar mis sospechas. Negativo.
La contraparte lucía un tanto diferente a mi, sus ropas estaban sucias y rotas de algunas partes, su cabello era mucho mas corto que el mío y lo tenía hecho un desastre.
El me miraba con recelo, pero sabía que también había visto las mismas similitudes que yo.
Quise arriesgarme así que aclaré ni garganta para nombrarlo como en mi sueño.
-¿Daniela?- Preguntó con dulzura.
Eso me tomó desprevenida, lo miré y asentí con la cabeza. Era fascinante.
-Daniel- continué con entusiasmo para después acercarme a el que seguía en el suelo, extendí mi mano invitándolo con la mirada a que la tomase.
Na: un tercero
-Alto ahí señorita, venimos en nombre de la ley, aléjese de ese hombre o será juzgada como una ladrona- Bramó un tipo alto y con bigote que apuntaba con su arma a ese chico.
La damita se espantó, dio un enorme brinco, pero quien sabe que era lo que pensaba porque, aun con la orden del oficial permanecía en su lugar. Con el brazo extendido que ahora temblaba.
-Si va a llevarlo. Iré con ustedes- Respondió recelosa
El policía resopló pero apartándose del vehículo se acercó a la chica meneando la cabeza en señal de desaprobación. La pasó y después ya cerca del muchacho sacó sus esposas y las colocó en sus muñecas -Estás bajo arresto, todo lo que digas será usado en tu contra en un tribunal de distrito- dijo según el protocolo.
Y una vez esposado lo subió al auto.El chico por su parte no opuso resistencia y miraba a la hermosa niña con ojos tiernos y felices.
-No puedes venir con nosotros en el auto pero toma- le dijo el policía una vez que hubo subido al chico y cerrado la puerta. Extendió para ella algo así como una tarjeta -Ahí está anotada la dirección de la comandancia donde lo llevaré- Explicó el hombre y dicho esto se encaminó hasta la puerta del piloto y entrando en la patrulla la hizo arrancar y después de un rato se marchó.
Los jóvenes se miraban con un afecto que parecía de años, pero casi estoy seguro que se conocieron en ese mismo instante.
Na: Daniela
Todo aquello sucedió tan rápido pero ahora tenía que ir a buscarle, solo Julio conocía la ciudad de pies a cabeza así que decidí que le pediría que me llevara. Sonreí ante mi gran hallazgo y como si nada hubiese pasado esperé pacientemente.
Mientras tanto pensaba la razón por la que había sido arrestado y el porque le habían llamado ladrón. De pronto un brillo plateado muy cerca de mi llamó a la curiosidad en mi ser. Giré para ver y al averiguar que causaba ese brillo me acerqué para recogerlo del suelo.
Una hermosa cadena plateada tenia como dije un corazón del mismo color, en el tenían talladas dos iniciales y un pequeño mensaje en cursiva "D&D: Los amo" eso llamó a la intriga. Empecé a mirar con cautela la figurilla para después darme cuenta que había un corte por los lados. Lo abrí y dentro se mostraban dos fotos, una de cada lado. Un par de niños pequeños que jugaban amena y felizmente.
Quise pensar que eran los demás hermanos de ese joven ¿Pero... Y las iniciales?
-Señorita Daniela ¿Se encuentra bien?- Preguntó esa voz tan familiar.
Si mi rostro estaba iluminado de felicidad ahora lo estaba pero de esperanza.
-¡Julio!- Exclamé alegremente al tiempo que corría hacia el.
Rió un poco y se preparó para recibirme.
-Que gusto que estés aquí- confesé -Tengo tanto que contarte- Aún estaba feliz, ¿como no estarlo? Si encontré lo que buscaba.
-¿Ah, si?- Preguntó algo confundido pero casi alegre
-Si- respondí con entusiasmo -Pero antes....- busqué entre mis bolsillos y le entregué la tarjeta con la dirección -Necesito que me lleves a ese lugar- concluí y me metí en el auto solo para esperar que avanzara.
Tardó un poco pero después de cerrarme la puerta, ocupó su lugar, miró la tarjeta, luego acomodó su retrovisor de manera que pudiera verme -¿Porque quiere ir ahí?- preguntó preocupado.
-Lo sabrás cuando lleguemos- respondí alegremente y volví a mi lugar junto a la ventana.
Mi sueño se hacía realidad.