Los niños jugaban tranquilamente en las calles, los dependientes exponían su mercancía mientras seres de todas las especies negociaban con ellos para conseguir productos de lo más exóticos. Una gran nube negra empezó a cubrir el cielo, ensombreciendo toda la ciudad.Se oyeron los graznidos de unos grandes pájaros negros y antiguos gritos de guerra ya olvidados rezumaron en los oidos de los habitantes de la pequeña ciudad, introduciendo el miedo en sus cuerpos y haciendo que todos echaran a córrer. Pero nada pudieron hacer para pararlos. Entraron en cada edificio, en cada vivienda buscaron por todas partes pero no lo encontraron... Se desató su fúria. Desembainaron sus espadas y con las antorchas en mano prendieron fuego a la hermosa ciudad. No quedó nadie en vida. Las llamas se alzaban, hermosas, sobre los tejados de los edificios, destrozándolo todo a su paso. Desde fuera, los guerreros observaban impasibles el bello espectáculo. Aunque en su fuero interno maldecían a los dioses por no haber encontrado aquello que andaban buscando. Al otro lado de la muralla, Una mujer salió corriendo con un fardo entre los brazos. Miró al la pequeña criatura que descansaba ajena a todo lo que acababa de ocurrir, le dio un beso y, con un último esfuerzo hizo que, que el recién nacido desapareciera con un destello de luz. Poco después, la mujer cayó al suelo, dejando ver su piel azulada bajo la capa de viaje que llevaba. Y con su último aliento, deseó que el pequeño sobreviviera
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el elegido
FantasíaJonathan es un chico aparentemente normal que vive una vida común y aburrida hasta que conoce a Emma que hará que todo su mundo canvie... literalmente.