Capitulo 4

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- ¿No hablaras conmigo cierto? - era la sexoagésima quinta vez (resultó que la niña tiene cerebro) que intentó hablar conmigo. Y como las otras 64 veces lo ignore. - Bien - se paró y se dirigió a la ventana.

-¿Que haces? - (Tan bien que lo estabas ignorando, me decepcionas).

- ¿Ahora si te dignas a hablarme?.

- Sigo molesta contigo.

- Ya te dije que lo siento - Se froto la sien con las manos.

Bien creo que exagere un poco. Me paré de la cama y me dirigí hacia él.

- Ayudame a pagar la reparación del celular y olvidamos esto - le extendí mi mano.

Miró mi mano luego a mi, sonrió socarrón. Desvié la mirada un poco incomoda.

- Hecho - me estrecho la mano - espero que esto no arruine nuestra amistad.

- ¿Que? - hablé incredula - escucha chico, tu y yo no somos amigos no sé que creas pero yo apenas te vi esta mañana y lo primero que pensé fué que eras un criminal.

- ¿Segura que fué eso lo primero que pensaste? - alzó las cejas sugerentemente.

- Claro que si, idiota - volví a la cama - ¿Qué pasó esta mañana?

- Básicamente - se sentó frente a mi - hiciste que no fuera a mi primer día de clases.

- ¿Primer día de clases?

- Aja, Kendall y yo somos estudiantes de intercambio. Ibamos con Narell a nuestro primer día de clases hasta que te encontramos tirada en la parada del autobús, y pensó que lo mejor era faltar - soltó una risita.

- No le veo lo gracioso - puse mala cara.

- La cara de Nell cuando te vió fué épica - rió

- ¿Nell?

Paró de reir - Narell.

- Ah - suspiré pesadamente - ¿y luego?.

- Literalmente enliqueció. Llamó al hospital, a tu papá, a tu mamá, al colegio, a Obama.

- ¿Encerio?

- Si, dijo que venía en camino a verte.

- ¿Obama?

- No, tu mamá

Mierda.

Primero me sentí decepcionada de que Obama no fuera a verme. Pero luego sentí terror. Fuí la causante de que mi madre volviera de su viaje supuestamente importante, esto no es bueno.

- Debo irme.

Me levanté de la cama y empezé a caminar en circulos.

- Buena idea.

- ¿Que?

- Harás que el piso se gaste y se haga un agujero para que podamos salir.

Paré de girar - Eso solo sucede en las caricaturas, genio - Rode los ojos - Estoy pensando - Miré hacia la ventana. Bingo.

- Ven ayudame.

Se paró y vino hacia mi.

- ¿Quieres saltar? - Se asustó.

- Tranquilo. No soy tan suicida como parezco.

Pareció relajarse - ¿En que quieres que te ayude?

Abrí la ventana.

- ¿Cuanto crees que mida desde el piso del patio hasta acá?

Lo pensó un poco - Unos...¿cuatro metros?

Chasquee la lengua - Debemos conseguir una cuerda de ese tamaño.

- No creo que Narell tenga cuerdas aqui.

Tiene razón, lo más probable es que encontremos restos de comida chatarra bajo su cama.

Una idea se me ocurrió, y estoy segura de que funcionará.

- Pues creemos una - lo miré y sonreí de lado.

Pareció entender mi idea - De acuerdo.

Not Everything Is ImpossibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora