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No se lo imaginaba. Le resultaba increíble. ¿Un ocupante de la cabaña 13? Bueno, no había duda de quien era. Si tenia una hermana...

Y entonces entro en pánico.

¿Que hacía? ¿Ignoraba al que (tal vez) era el amor de su vida? ¿No lo ignoraba? ¿Le iba a hablar?

No. No le iba a hablar. Le iba a escribir.

¿Donde estaba su cuaderno? Siempre perdía todo. O sus hermanos se lo robaron.

-¡Lorely!- gritó.

-¿Si, Willicito?

-Uno, no me digas Willicito, dos, ¿Viste mi cuaderno?

Su hermana solo señalo el escritorio y se alejó lentamente.

Tomó un lápiz y un borrador.

Ahora, a escribir.

Querido SolaceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora