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"Hola", dijo Will, con evidentes nervios.

"H-Hola", dijo Nico, sin mirarlo a los ojos. "Sobre las cartas..."

"No hace falta que me digas nada" dijo Will, acercándose despacio.

"Si, hace falta. Mira, Will, te entenderé si me odias".

¿Odiarlo? ¿Nico estaba loco?

"¿Odiarte? ¿A ti? ¿Porque lo haría?"

Nico lo miró, por primera vez desde que habían llegado, y Will pudo notar algo de miedo en sus ojos.

"Y-Yo creía que me odiabas"

"¿Porque iba a odiarte?"

Nico suspiró. Miles de pensamientos invadían su cabeza, pero no sabía que contestar.

Estuvieron cerca de 5 minutos en silencio, hasta que Nico dijo:

"No lo sé".

Otro silencio. Esta vez fue el turno de pensar de Will. ¿Cómo decirle a alguien que cree que lo odias que en realidad lo amas?

"Nico, yo no te odio. En realidad, yo te... te..." tartamudeó.

"¿Tú me...?"

Will tomó aire y le dijo lo que hace tiempo sentía, o algo así.

"YoteamoNiconomematesporfavor" dijo sin respirar.

"Hmm, en español, por favor" dijo Nico, riendo.

Will guardó la sonrisa de Nico en su mente y, juntando valor, le dijo, fuerte y claro:

"Yo te amo, Nico. Te amo como nunca amé a nadie. Te amo como sólo yo puedo amarte, con todo mi corazón y mi alma. Te amo, te amo, te amo, te amo, te amo Di Angelo".

Cuándo termino de hablar, Will se sintió como si le hubieran quitado todo el peso del mundo de encima. Se sintió feliz, pero a la vez triste. Tenía miedo de que Nico lo mandara al Tártaro (literalmente).

Nico no sabía que decir. Se sentía maravillosamente bien, feliz. Una sensación extraña lo recorrió de pies a cabeza.

En ese momento supo, con certeza, que él sentía lo mismo que Will.

No dijo nada, solo se lanzó a sus brazos. Will, sorprendido por esa acción, tardo unos segundos en reaccionar, y le siguió el abrazo.

Siguieron así, abrazados los dos juntos, hasta que sonó la campana de la cena.

Nico llegó primero al Gran Comedor, y se sentó en su mesa. Will llegó un rato después, se sentó y comenzó a hablar animadamente con sus hermanos.

Nadie sabía lo que había pasado minutos antes, pero algunos se centraron en las sonrisas bobas que ambos tenían.

Querido SolaceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora