Parte 3

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Cuando Alfonso decía que usaba su tiempo libre para ir a cursos, no era cualquier cosa, entre ir a la universidad y hacer sus tareas ya era algo que ocupaba mucho de su tiempo, además tenía un trabajo de medio tiempo con el cual debía cumplir. En realidad mucho tiempo libre no tenia, pero tomar fotografías era algo que en verdad quería hacer, por eso tener un modelo con un horario flexible era de gran ayuda.

Aunque jamás hubiera pensado siquiera en que la modelo que contratara fuera una prostituta, y mucho menos un travesti, para Alfonso eso solo había sido una coincidencia. Nunca había conocido a alguien que fuera ninguna de esas dos cosas, pero que fuera hombre o mujer no le molestaba y no pensaba juzgar a nadie por su forma de vida. Aun así esperaba que nadie se diera cuenta de que se veía con una prostituta, sobre todo su padre, ya que esa situación se prestaba a malos entendidos.

El transcurso de la semana no fue sencillo para él, siempre tenía un montón de libros que estudiar y muchas cosas que memorizar. La próxima semana tendría exámenes así que tampoco tenía tiempo ni siquiera para dormir lo necesario. Cuando por fin llego el viernes estaba ansioso por que terminaran las clases para poder descansar y dormir al fin por algunas horas seguidas y estar listo para la noche aunque no tenía ni idea de si "Elena" iría a la sesión de fotos o no.

Terminaron las clases, pero antes de poder regresar a su casa a dormir como tanto deseaba, primero tenía que hacer una parada en uno de los hospitales más importantes del país, el Hospital Santa Cecilia. No iría a visitar a ninguna persona que estuviera enferma o internada en ese hospital, iba a visitar al doctor Adrián Cifuentes, su padre, un cirujano muy reconocido por su eficiencia.

-Toma asiento...- le dijo su padre cuando entro en la elegante oficina, mientras revisaba unos documentos que estaban sobre su escritorio.

Alfonso tomo asiento en uno de los sillones negros que parecían de piel, mientras esperaba a que se desocupara su padre él no podía dejar de bostezar luchando para no quedarse dormido.

-¿Estas bien?- le pregunto su padre mientras dejaba los papeles que antes sostenía en sus manos sobre el escritorio.

-Sí, no es nada- rápidamente se sentó correctamente en el sillón.

-Me encontré con tu profesor, el Dr. Robles en esta semana en uno de los pasillos del hospital, me comento que últimamente te has quedado dormido en su clase- le dijo con tono severo sin quitarle la vista de encima.

"Oh mierda..." pensó mientras venia venirse uno de los sermones de su padre.

-No estoy pagando tus estudios para que vayas a quedarte dormido o para que pierdas el tiempo, espero buenos resultados de ti- lo miraba severamente tras su escritorio.

-No es para tanto, papá- dijo mientras se levantaba del sillón para acercarse a una silla frente el escritorio –Solo estoy cansado porque no eh tenido tiempo para descansar. Y además, las clases del Dr. Robles son aburridas, pero...

-No quiero peros ni escusas, Alfonso, y lo sabes. Si estás cansado por que no tienes tiempo, deja esos inútiles cursos a los que vas y concéntrate en tus estudios.

No le agrado en absoluto lo que le estaba diciendo, pero él más que nadie conocía perfectamente como era su padre, un hombre no solamente muy estricto, también sumamente controlador y perfeccionista. A pesar del parecido físico que tenían, no podían ser más diferentes. Por esa razón prefería no discutir con él.

-No va a pasar nada papá- fue lo único que dijo.

-Eso espero- le advirtió, después abrió el primer cajón de su escritorio y saco un sobre amarillo –Guárdalo bien y no te lo gastes en tonterías- le entrego el sobre a su hijo.

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