Capítulo 3: Miradas

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Un mes después...

Mis ojos, los suyos. Mis ojos en los de el. Sus ojos con mi cara dentro de estos. "Te amo" me dijo, y me dio un beso, solamente me rozo los labios y lo único que sentí fue una cosquilla en la panza. El me beso porque yo estaba totalmente paralizada. Paralizada por los sentimientos que no sentía ¿Solo unas míseras cosquillas en el estomago? ¿Nada mas? Que sucedía conmigo. Ese sentimiento de lejanía que tenia hacia Niall me aterrorizaba, debía volverme a enamorar de el. "Te amo" repitió una vez mas y ahora si me dio un beso, el beso del reencuentro. Aun así solo sentí unas pequeñas mariposas a comparación de mi temor.

- Wow te ves diferente, para ser sincero no te reconocí hasta que me llamaste por mi nombre
- Ay que exagerado - dije poniendo los ojos en blanco y dándole un empujón con el hombro
- Tengo tantas preguntas, donde están tu gafas por ejemplo - dijo mirándome a los ojos con una sonrisa del tamaño de una casa
- Emm, ya no están, decidí usar lentillas
- ¿Y tu cabello? Dios me encanta, me encantas - dijo dándome un beso

Al fin mis piernas respondieron y comenzaron a flaquear

- Vamos a algún sitio donde me pueda sentar Niall, siento que si no lo hago caeré en el suelo - replique tapandome la cara sintiendo como las mejillas se me calentaban.

Así fue que comenzamos a caminar dirigiéndonos a un lugar indefinido, no me importaba a donde fuéramos porque iba de la mano de mi Niall. Esperaba para la próxima poder decir, de mi novio.
Opté por decirle la verdad, de que me había mudado a un apartamento cerca de donde estábamos, para ser exacta, tres calles. Decidimos ir ahí, bah, en realidad cuando él se percató que mi madre no estaba en casa decidió que quería conocer ni nuevo hogar.

- ¿Cuando pensabas decírmelo Rafaela? - noté enojo en su voz
- No lo sé, no me animaba, y tampoco se porqué
- No es que este enojado porque ya no seas mi vecina, me enfada que no me lo contaras, supuestamente no nos ocultaríamos nada, sabes que no importa, de todos modos al año te tendré en la universidad ¿No?
- Exactamente - dije con una sonrisa en la cara y acercándome provocativamente a él
- Alto - «ahora que» pensaba yo - Te veo más delgada ¿Que está sucediendo Rafaela? Cabello, anteojos, estilo. Todo. Absolutamente TODO es distinto ahora.
- Niall yo

Yo no sabía que contestar, no pensaba que reaccionaría así, estaba confundida y últimamente andaba mareada. Más que obvio mis amigos mareos comenzaron y me sostuve de la primera cosa plana para retomar el equilibrio, el suelo. Niall se asustó y se arrodillo junto a mi.

- ¿Te sientes bien?
- Si, sólo un mareo
- Ven te ayudo a levantarte
- ¿Podrías buscarme un vaso de agua Niall? La cocina está detrás de esa puerta
- Claro claro

Sabía que terminaríamos en mi apartamento así que prepare algunas cosas, entre eso la torta de chocolate que había aprendido hace unas semanas, estaba en la campana sobre el desayunador. Cuando Niall volvió con el vaso de agua me lo dio y automáticamente volvió a la cocina reapareciendo con el pastel y un cuchillo

- Odio que me conozcas tan bien - ser río
- Eso porque te amo - respondí mostrando mis dientes como una niña

Se sirvió un trozo en completo silencio, ese que es incómodo para cualquiera. Con el plato en la mano se sentó junto a mi en el sofá, en el mismo que cantamos el concierto completo de Biber.

- ¿ Estas más tranquila Ruffi? - asentí y lo mire y comencé a reirme - ¿Que sucede?
- Ven aquí - le dije dándole un beso limpiando el chocolate que tenía en su comisura
- Gracias - contesto - Pero estaría más agradecido si podemos hablar
- Niall no hay mucho de que hablar, sólo de estos no tan repentinos cambios
- Son repentinos para mi
- Lo sé y puedo explicarlo. Te aseguro que no me tomara más de diez minutos
- Entonces proceda señorita
- La cuestión es la siguiente, las gafas se fueron porque la graduación aumentó y me recomendaron lentillas. El cabello, simple, quería un cambio de look, un día me levanté y fui a una peluquería y listo. El peso, bueno, eso es lo más fácil de explicar. Quería cambiar, quería encajar con mi nueva vida, quería una nueva Rafaela y al tener un gimnasio en el edificio se me facilitó todo. No planeo ponerme raquítica, sólo unos cuantos kilos menos y parare, lo prometo. Sólo quiero gustarme un poco, porque para ser querida primero debo quererme yo misma y lo estoy logrando Niall. Pero necesito tu apoyo, necesito saber qué estás conmigo en este trayecto de cambios.
- Nena, sabes que tienes mi apoyo para todo, sólo que me sorprendió un poco que no me hayas comentado nada
- Sorpresa tah dah - dije alzando mis manos
- Si antes me parecía hermosa imagínate ahora, creo que preferiría quedar ciego que ver otras mujeres
- Ay Niall por favor
- ¿¿Que?? - pregunto riendo y yo lo seguí
- Pareces esos borrachos que tratan de conquistar una mujer con un piropo de la nada - reí
- ¿Ah si? - me desafío
- Siiiiii

Y seguido tenía a Niall encima mío haciéndome cosquillas, lágrimas caían de mis ojos, hace mucho no me sentía así de feliz. Le pedí la tregua y me la dio. Luego me pidió que le enseñara la casa. Fue ese su plan malvado para que le mostrará mi cuarto. Fue ahí donde entendí que Niall tenía otras intenciones. Una vez más millones de preguntas bombardearon mi cabeza ¿Estoy lista? ¿Y si hago algo mal? ¿Y si sale algo mal? ¿Si llega mamá? y muchas más, aún no me sentía cómoda mostrando mi cuerpo y mi habitación era la mar iluminada de ma casa. Opté por decirle a Niall que no creía que era el momento y tampoco la situación, el comprendió y dijo que esperaría. Preferentemente para mi quería estar en una relación formal con el para avanzar pero como aún éramos amigos que se besaban y se dicen "te amo", no era correcto. Diganme tonta pero yo hasta que no pueda asegurar que soy novia de Niall Horan no tendré ningún tipo de acto lujurioso con él.

RUFINADonde viven las historias. Descúbrelo ahora