Parte 1

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Sonó el despertador lo apagó deprisa y me levanto de un salto, día de trabajo pensé... levanto la persiana y abro la ventana para que entre el sol de la mañana a mi habitación, coloco Play hard de David Guetta para tratar de cambiar mi animo y bañarme ya saben con música todo es mejor...

Me dirijo al armario para buscar ese tonto uniforme, que lo tonto no es el jeans ni la camisa lo que lo hace tonto realmente es el maldito sombrero en forma de barquilla que me obligan a usar en el trabajo.

Si... trabajo en una heladería, un trabajo de verano ya que mi madre insistía en que debería de buscar un trabajo y toda la cosa, no todo era malo ya que trabajaba en la heladería del muelle de Coney Island en Brooklyn con esa vista tan maravillosa y ese ruido de las olas del mar que desde que tengo uso de razón he amado.

Me dirigí a la cocina a tomar mi desayuno mamá preparaba el café tal cual como me gustaba y papá esas ricas tostadas con mermelada de fresa, me hundo en un profundo pensamiento y a lo lejos escucho un ruido, la verdad algo irritante, me esfumo de mi pensamiento y me doy cuenta que ese ruido irritante provenía de mi bolsillo trasero, era mi movil... ¡Joder tengo que cambiar ese tono tan feo! veo la pantalla y era Vivian, mi mejor amiga de infancia, una chica rubia de ojos azules, bien dicen que las rubias son tontas, yo rechazo esa patetica "teoría" Vivian no era así, era una chica muy inteligente y era de esas que pensaba muy bien las cosas antes de decirlas o hacerlas, yo no era así yo era todo lo contrario solo actuaba por impulso cosa que me molestaba de mi.

Deslizo el dedo por la pantalla y no he llevado aún el movil a mi oreja y ya escucho el grito de vivian

-¡Allieh holaaa!

-¡Holaaa vivian ¿Que tal?

-¡Muy bien excelente y tú preparandote para el trabajo supongo! no te quitare más tiempo solo llamaba para recordarte que hoy iré a la heladería con Roman y su amigo

-Jajaja vale esta bien los veo más tarde entonces

-Vale besitos

Termino con el desayuno, me dirijo a la sala, cojo mi mochila en la que guardo ese tonto sombrero, ni loca que fuera para salir de casa ya con el puesto, monto mi bicicleta y comienzo mi día.

Un amor de VeranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora