Epílogo

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"(...) Eres parte de mi tarea, Elina Carson. Debo escribir una carta de felicitación navideña a mi mejor amigo y creo que ese título lo tienes tú. No me parecía posible aunque... creo que solo te la enviaré a ti y escribiré otra para mi tarea. ¿Qué clase de chico tiene como mejor amiga a una niña? ¡Ugh!"

Carta de Devlin a Elina, respondida con un golpe 

y una negativa a hornear galletas por una semana.



–Aún no es Navidad, Devlin –musitó contra sus labios. Él se encogió de hombros.

–Lo es para mí, ahora que estás a mi lado.

–No tan rápido, Devlin. Yo no puedo prometerte nada.

–Solo quiero tiempo, Lina. Dame tiempo. Sé que probablemente no lo merezco pero quiero un tiempo de ti, para descubrirte nuevamente, para que me conozcas. Para que decidas si podría construir un futuro para ti, el futuro que siempre quise darte y no me decidí a luchar por hacerlo realidad. Debí, pero no lo hice. Me rendí pero no más. No de nuevo. Dame tiempo, Lina –repitió.

–¿Y si no funciona?

–¿Y si funciona?

–Si funciona, genial, viviremos felices para siempre ¿no? Pero eso no es lo que interesa Devlin. ¿Y si no funciona? ¿Te irás? ¿Desaparecerás de mi vida y la de Lizzie como si nunca hubieras existido?

–No. No desapareceré. Estaré aquí, seré tu amigo si eso es lo que quieres. Y me gustaría estar con Lizzie también. Creo que le agrado ¿no?

–Sí, de hecho, no había sonreído en tanto tiempo que pensé que lo había olvidado...

–Lina, lo haré bien. Esta vez ni siquiera necesito prometerlo con palabras porque tú misma lo verás. Te amo. Tanto que yo haría lo que sea por ti. Solo por ti.

–Debo pensarlo. Es demasiado, Devlin.

–Gracias. Por considerarlo –esbozó una tímida sonrisa–. ¿Te llevo a casa?

–Es lo menos que puedes hacer, Devlin –bromeó, tomó la chaqueta de él y se la pasó por los hombros, arrebujándose en ella. No pudo evitarlo. Debía hacerlo ahora que Devlin había vuelto a casa y estaba a su alcance. Finalmente, en casa para Navidad.



***


"(...) He esperado dieciseises años que me notaras. ¿Por qué crees que me daría por vencida ahora, tan solo porque nos separaran unos cuantos miles de kilómetros? Nunca. Te amo, Devlin St. James."

Nota de Elina a Devlin, deslizada en su bolsillo antes de su partida.



Creo que he llegado a casa.

Ese fue el primer pensamiento que tuvo Devlin cuando encontró a Elina y Lizzie en su puerta en la mañana de Navidad. Si era un sueño, esperaba no volver a despertar.

Para su sorpresa, la pequeña Lizzie se arrojó a sus brazos y lo besó en la mejilla cuando él la alzó y estrechó. Era una chiquilla adorable en verdad. Y la amaría como si fuera su hija, solo porque era de su Elina.

–Feliz Navidad, Devlin –Elina sonrió y esa sonrisa iluminó y llenó de calor su alma. No necesito palabras, porque lo sintió. Y agradeció a Dios por la aceptación que Elina le estaba concediendo tácitamente. No había hombre más feliz en la Tierra que él en ese instante. Lo tenía todo. Todo lo que había soñado alguna vez...

Y más. Mucho más.

No pensaba volver a perderlo. Finalmente había vuelto a casa por Navidad y se quedaría para siempre. Porque su hogar estaba en el lugar en que estaba su corazón y ese siempre estaría con Elina. Y con la familia que formarían de ahora en adelante.

Así que Devlin sabía que como cada Navidad tendría a aquellas dos mujeres en su vida, miraría al cielo y murmuraría un enorme y sentido ¡Gracias!

Fin

Estaré en casa para NavidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora