Capítulo 8
El sonido de mi celular me quito del debate en mi mente. Me senté en mi cama para contestar.
—Luhan —dije sin una sola gota de ánimos. Había observado quien era el emisor.
—Kyungsoo... Dile a mamá que volveré tarde —hablaba con cierto nerviosismo y angustia.
— ¿Sucede algo? —Pregunté, más aun no estaba del todo preocupado—. ¿O sólo te quedarás más tiempo con Jeanette? —aventuré.
—No... No. Si ocurre algo, pero... no sé si debo decírtelo —hubo silencio por parte de él un momento—. Bien, Jeanette me ha dicho que te lo comente. Es... es _____, Kyungsoo— ¡HÁ! ¿Ahora intentaría darme lástima por medio de mi hermano menor?
—Ah, bueno. No me interesa... —mentí, pero intentando no darle valor alguno para mí, podría olvidarla.
—Sé que pelearon, pero Kyungsoo, ella...
—Dije que no me importa, Luhan —repetí un poco fastidiado.
—Kyungsoo, ¡_____ está internada! —estalló.
Tuve que mantener la fuerza para que el celular no cayera a quien sabe dónde.
— ¿Qué? —dije atónito—. ¿Có-cómo que internada?
—Sí. La encontraron desmayada en su casa... —respondió con tristeza evidente.
— ¿Dónde se encuentran? —todavía no lo podía creer. No quería creerlo. Mi plan de olvidarla, pasó a formar parte del pasado.
Luhan me dictó la dirección del hospital, y al no estar Mitchell en casa, mis opciones eran o tomar un taxi o correr. Me incliné por la última. La clínica no estaba demasiado alejada de mi hogar, y bien... Yo me hallaba completamente desesperado.
Mi paso era de lo más exasperado, gracias a eso, minutos más tarde me encontraba ya en el establecimiento. Me adentré a éste con extremo apuro.
—Buenas tardes —saludó una sonriente mujer de no más de veinticinco años, la cual se encontraba detrás de un mostrador.
—Oh, si... Buenas tardes. Necesito saber dónde se encuentra ______ Styles —pedí con desespero. Él sólo saber que _____ se encontraba internada, no importaba cual sea la causa, me ponía en ese estado.
La recepcionista tecleó algo en su computador y luego volvió su vista hacia mi persona.
—Habitación 141. Por allí —señaló con su dedo el camino que tenía que tomar.
—Gracias —dije fugazmente, antes de echarme a correr por los pasillos.
Finalmente, divisé a Luhan y Jeanette abrazados. Apresuré mi paso y llegué a su lado.
— ¿Co-cómo está? —pregunté agitado. Debía recuperar el aire que le faltaba a mis pulmones.
Jeanette se sobresaltó al oír mi voz.
—Hay un médico dentro. Estamos esperando... —respondió mi hermano, mirándome con angustia.
Asentí completamente disconforme y proseguí a sentarme en una de las sillas que se hallaban en el angosto corredor. Tomé mi cabeza entre mis manos. ¿Qué rayos hacía yo allí? Ella me mintió. ¿Por qué diablos debía preocuparme? Bien, no iría a devanarme los sesos pensando, ya que la respuesta estaba más que clara... La amaba.
—Kyungsoo—musitó Jeanette colocándose a mi lado—. ¿Qué su-sucedió en la tarde?—sus ojos estaban rojos e hinchados y le costaba pronunciar palabra, debido que seguía sollozando.
—Prefiero no recordar eso... —dije mirando un punto cualquiera en la pared.
—Por favor, dime... Necesito saber—mi rostro se llenó de confusión. Enarqué una ceja—. Si quieres luego te diré el por qué...—intentó convencerme.
—Bien... Ella dijo que... estuvo conmigo sólo por una apuesta...
— ¿Qué?—parecía horrorizada—. ¿Qué-qué más te dijo?
—Que... ella no era buena para mí. Eso debió ser sólo una excusa —los cambios de aspecto de Jeanette me preocupaban.
—La mataré —susurró.
— ¿Tú sabías que me mentiría? ¿Qué me haría creer que realmente le... gustaba? —solté, resentido.
—Yo... Yo... No lo sabía, porque ella sí te mintió, pero al darte a entender que no sentía nada por ti... —otra vez todo se volvió confuso. Si _____ sí me quería, ¿por qué diablos me hizo eso?
— ¡HÁ! Ahora la defenderás... Sólo perderás tú tiempo, Jeanette —exclamé con frialdad y me crucé de brazos.
—No, sólo te diré la verdad, Kyungsoo. Ella simplemente pensó en ti, bien, en cierta forma... _____ te quiere, debes creerme —hablaba con tanta... sinceridad, que por un momento... ¡Oh no! Kyungsoo, no caerás nuevamente.
—Claro, ¿y así lo demuestra? —ironicé.
—Kyungsoo, ¡es que no lo entiendes! —subió su tono de vos. Se veía algo... exasperada.
— ¡¿Qué debo entender?! —exclamé enfadado.
—Ella lo hizo porque creía que sería... lo mejor para ti—comenzó a llorar desesperadamente. ¿Qué rayos le sucedía?
—Jeanette, lo siento... —me disculpé creyendo que mi irritación había sido la causante de su llanto, pero al parecer no era así.
—No es tu culpa, Kyungsoo... Hay... Hay algo que debes saber... Sólo así comprenderás todo... —su gimoteo desesperado me asustaba.
— ¿Qu-qué debo saber? —pregunté, temeroso.
—La razón por la cual ______ quiso alejarse de ti... El porqué de que ella esté allí dentro ahora mismo... —mis presentimientos no eran buenos. Un horrible escalofrío recorrió todo mi cuerpo e hizo que me estremezca.
—Jeanette, estás asustándome... —ella bajó su vista al suelo. Yo llevé la mía hacia Luhan, éste seguía con angustia evidente en su rostro—. Jeanette, por favor... Dime —en mi tono de voz se denotaba el desespero.
—Kyungsoo, _____ está... enferma.
Todo pareció detenerse, incluso el recorrido de la sangre de mi cuerpo. ¡No! _____... ¿Enferma? No, no... No podía ser cierto, no quería creerlo.
— ¿Qué? —estaba atónito. Ella simplemente no podía estarlo.
— ¿Ahora entiendes, Kyungsoo? —las lágrimas ya amenazaban con salir de mis ojos, y yo las dejaría...
Lo razoné sólo unos instantes y todo cobró sentido. Ella... ¡Oh no! No, no.
— ¿Ella...? —Tragué saliva con dificultad—. ¿_____ morirá? —cuestioné aterrado, mientras mantenía mi vista fija en la pared que tenía frente a mí.
—Kyungsoo, será mejor que esto lo hables con ella, ¿sí? —posó una de sus manos en mi hombro. Yo sólo asentí ido, mi mente se hallaba en cualquier lugar menos allí. Intentaba asimilar todo, pero prefería negarlo.
Un médico salió de la sala donde ella se encontraba. Me paré violentamente al verlo.
— ¿Cómo se encuentra? —pregunté impaciente.
—Está recuperándose, pero su estado es débil. No debe sufrir disgustos, ni hacer muchos esfuerzos... ¿Sus padres están aquí?
—No, pero vendrán... Le hemos avisado ya —respondió mi hermano.
—Quiero verla, por favor —supliqué al borde de las lágrimas.
—Bien, pero sólo de a uno entren —dicho esto, comenzó a caminar alejándose de nosotros.
— ¿Puedo pasar primero? —Jeanette asintió y me dedicó una leve sonrisa.
Tomé una gran bocanada de aire y me adentré en la pequeña y blanca habitación. Ella se hallaba descansando en el centro de la sala. Me desagradaba verla en ese estado. Demasiado pálida, sus facciones extremadamente relajadas y se encontraba inmóvil sobre la camilla. Las lágrimas se hicieron presentes en mis ojos y algunas caían por la piel de mi rostro.
Me aproximé a su lado y acomodé en una butaca que allí había. Tomé su mano entre la mía, acción que causó que ella abriese su par de ojos débilmente.
—Kyu-Kyungsoo... ¿Qué haces aquí? —habló con flaqueza.
—No, no hables ______... —le sonreí con ternura. Su rostro se colmó de desconcierto.
— ¿Por qué sigues siendo... lindo conmigo? —cuestionó perpleja.
—Jeanette me dijo lo que sucede —bajé mi cabeza. Recordar sus palabras me dolía de forma sobrenatural—. ¿Por qué no me lo mencionaste desde un principio? —volví a posar mi mirada en ella, quien parecía avergonzada.
—No... No lo sé. Creí... Creí que era lo mejor y además, no quería que... —calló. Sus mejillas tomaron un color rosado.
— ¿Qué? —la incentive a seguir.
—Que... sintieras lástima por mí —su vista se empañó por las lágrimas que empezaron a formarse.
—______, tendrías que habérmelo dicho... y esto no hubiera sucedido, tú no estarías aquí... Yo quiero quedarme a tu lado, porque... porque te amo, ______—me acerqué a ella hasta poder alcanzar y capturar sus labios. Una mágica sensación recorrió cada partícula de mi cuerpo. Sólo ella me hacía sentir de esa manera.
—Kyungsoo... pero... pero... —comenzó a susurrar luego de separarnos pocos centímetros.
—Nada de peros. Estaremos juntos y nada va a impedirlo. Oh, bien... Salvo que tú no quieras... —reaccioné de repente. Quizá ella sólo había jugado conmigo.
—Kyungsoo yo... —musitó con los ojos cerrados.
—Dime la verdad, _____. Aceptaré tu decisión, siempre y cuando...
—Te amo... —una gran sonrisa se formó en mi rostro y una increíble sensación transitó por mi anatomía. Felicidad—. Y lo siento, de veras. No quise lastimarte... sólo quería que estuvieras bien, porque... ya sabes. Estoy enferma —la naturalidad con la cual pronunció las últimas palabras me provocó escalofríos.
—Si, lo sé... pero Jeanette no quiso contarme absolutamente todo... —suspiré y volvió a sentarme sobre la silla—. ¿Qué-qué tienes? —mi voz volvía a quebrarse.
_______ cerró sus ojos y noté como una gota rodaba por su mejilla.
—Leucemia —la observé horrorizado. No, no... ¿Por qué? ¡Maldición! —. Todo iba bien, sólo no tenía que sufrir grandes disgustos... hasta que apareció Sehun. Luego... todo cambió. Mi estado empeoró y... —la rodeé con mis brazos y ella sollozaba en mi hombro.
—Lo mataré. Juro que lo haré —susurré.
—No, Kyungsoo. Fue mi culpa por ser tan... ingenua, tan débil — ¿Por qué rayos tenía que ser buena con todo el mundo?
—Tú no tienes la culpa, ______, pero eso ya no importa. Te recuperarás y seguiremos juntos, ¿cierto? —pregunté alejándome de ella, mirándola con una gran sonrisa y esperanza en mis ojos.
Me dedicó una débil mueca.
—No lo sé, pero lo intentaré, contigo a mi lado... —posé mis manos en los costados de su rostro y la besé con todo el amor que se me fue posible.