Buscando algunas respuestas

189 28 0
                                    

—¿Bill? ¿Qué es lo que estás haciendo con mi diario?—preguntó un castaño de ojos redondos cuándo entró a la sala y vio al final del espacio en la mesa a un muy concentrado rubio leyendo algo que a pesar de que desde la lejanía no se distinguía bien, Dipper lo reconoció de inmediato.

El rubio en cambio simplemente se puso rígido. ¡Demonios! Se suponía sería una lectura nocturna, ¿qué demonios hacía Pino aquí?

—Estoy leyendo nada más, —dice despreocupado ocultando de manera satisfactoria su nerviosismo—quiero ver que tanto le ves de interesante a esta cosa.

El de ojos redondos solo lo miró mientras el rubio volvía su vista a la recuperación de datos del Tío Ford.

—¿Está mal acaso? ¿Es muy raro?—preguntó después de un rato. Bill soltó una risita.

—No todos los días te encuentras a un niño que anda con un diario sobre criaturas extrañas por ahí, ¿verdad?—Dijo Bill mientras se reía un poco más de ese hecho y le miraba una vez más, en realidad le gustaba mucho que el castaño fuera de aquella manera, una persona que le encanta descifrar enigmas y de insaciable curiosidad, o al menos eso era lo que había notado en estos días que llevaban juntos.

Sin embargo, al representante del signo Pino no le pareció para nada gracioso aquella opinión. De hecho se puso algo triste, no quería parecer un extraño, y por alguna razón que no entendía bien, no quería hacerlo enfrente de Bill.

—Y... Yo solo quería tener una meta para el final del verano—murmuró causando que el rubio dejará su risa burlona y cambiara a una cara de preocupación ante la triste expresión del castaño. — No quería ser... Extraño.—bajo un poco su cabeza, se mordió el labio, y apretó los puños. Definitivamente eso no era lo que quería lograr, no, no quería ver aquella expresión en la adorable cara de su compañero. Haría lo que fuera solo por no volver a verla nunca más.

—Me agrada que seas extraño—sonríe ampliamente. El castaño lo miró nuevamente desde su posición. Unos ojos cristalinos redondos se encontraron con unos un poco más afilados que reflejaban algo de comprensión y a la vez algo de... ¿locura?—Y también me agrada bastante que te propongas metas,—baja la vista la diario y cambia la página a una en donde se encontraban varias anotaciones donde Dipper básicamente resolvía por completo unos criptogramas que había dejado el tío Ford hace ya más de 30 años—Y también me agrada que puedas resolver misterios.

—Ah... Gracias, y-yo...—tartamudeó apenas. Ni siquiera sabía cómo demonios se suponía que debía de responder.

—¿Sabes por qué?—Preguntó levantándose y acercándose a su adorado Dipper, a este último se le aceleró el corazón cuando lo sintió cerca, sin ninguna razón aparente. —Porque así puedes descifrarme—dijo con una sonrisa cínica algo forzada que fácilmente llegaría hasta sus orejas de lo amplia que estaba. El aludido de manera algo inmediata se sonrojó sin siquiera poder evitarlo. La voz tan profunda y sensual de Bill había tocado algo en lo más profundo de Dipper.

—¿C-Como sabes todo eso?—atinó a preguntar. En ese momento agradeció internamente al tío Stan por comprar bombillos baratos que alumbraban tenuemente al espacio, solo de aquella manera no se podía notar lo rojas que estaban sus mejillas.

—Porque he estado observándote—dijo aún con su sonrisa plasmada en su cara.—He estado observándote muy de cerca—y se acercó solo un par de centímetros más al castaño con unos ojos que reflejaban algo de locura. Dipper soltó una risita nerviosa y Bill se alejó para volver a la mesa con el diario satisfecho de la reacción del signo Pino. Apenas llegó recogió un par hojas con apuntes que tenía de las cuales el castaño no se había percatado antes. —Voy a salir.—anunció.

...

Eso era nuevo.

Esta bien.

...

¡No, espera! ¡¿Qué demonios?!

El castaño abrió los ojos de sobre manera y abrió un poco la boca por la situación.

—¿Q-Qué?

—Voy a salir al bosque de Gravity Falls—repitió mientras se dirigía a la salida.

—¡P-Pero no puedes salir así! ¡Son las 11 de la noche!—replicó preocupado.

—¿Por qué tanto pánico a una salida nocturna?—preguntó con una sonrisa cínica.—No me van a atacar los Gnomos.—dijo divertido.

—¿C-Cómo estás tan seguro?—preguntó el castaño. El rubio paro en seco y le miró. Tenía razón. Pero de repente una maquiavélica idea vino a su cabeza.

—Tienes razón, mejor me protegeré,—comenta y vuelve a retomar su camino.—¿todavía está el hacha donde la la dejaste esta mañana que cortaste leña?—preguntó mientras abría la puerta principal.

—Eh... Sí, ¿por qué?

—Porque creo que la voy a usar. —y cerró la puerta.

Oh bueno. Ahora estaba mucho más tranquilo ya que se iba con un hacha. Se podría proteger de todos los peligros que...

¡¿Un hacha?! ¡¿En qué demonios estaba pensando?! ¡Claro que no iba a dejar las cosas así!

De inmediato salió corriendo a la puerta principal y la abrió. No dudo en salir sin llaves de la casa ni mucho menos que estaba en pijama. De todos modos la puerta de la tienda de regalos siempre estaba abierta y, ¡por favor! Era de noche, ¿quién le pondría cuidado a un chico en ropas así?

—¿A d-donde vas?—preguntó cuándo le igualó el paso. El aludido sonrió como si antes no hubiera tenido una sonrisa en la cara.

—Con los enanos puntiagudos del otro día—dijo sin más totalmente despreocupado.

—¡¿Q-Qué?—exclamó el castaño—¡¿Con los Gnomos?! ¡Te has vuelto loco!

—Siempre lo he estado—respondió el rubio.

—¡¿Y que pasará con tu mano?!—preguntó tratando de que se quedara en la seguridad del interior de aquella cabaña que tanto significaba para él. Bill en respuesta simplemente pone su mano dañada al frente y la mueve un poco sim sacarle ninguna queja al propietario.

—Yo la veo muy bien—respondió al ver los movimientos fluidos que podía hacer.

—P-Pero... ¡Te estás metiendo en la boca del lobo!

—Apenas voy donde unos pequeños Gnomos—dijo sin entender el dicho—No iré con hombres lobo.

—Pero... Pero...—intentó contradecir.

—Si tanto te preocupo, ¿por qué no vienes conmigo Pino?—pregunta el rubio mirándolo fijamente. Dipper titubeo. Ahora que lo veía un poco mejor, un tipo alto, con ojos afilados, cuerpo un poco musculoso y un hacha cargada en la espalda se veía lo suficientemente fuerte y aterrador como para que no se metieran con él. Se mordió el labio. De todos modos le preocupaba.

—Esta bien...—murmuró. El rubio le miró con una de sus tantas sonrisas, sin embargo, esta era más de satisfacción que de otra cosa.

—Esa es la actitud, Pino.—dijo el rubio mientras agarraba mejor su hacha.

Pero, a decir verdad, ¿cómo no estar satisfecho cuando un objetivo que te pareció imposible ahora estaba cumplido y además sin levantar sospecha? Ahora mismo, estaba a punto de empezar a dar pequeños saltos de emoción, pero tuvo que ocupar todo aquello y conformarse con aplaudir mentalmente.

Definitivamente estaba feliz de que Dipper le acompañara.

-.-.-.-

Damas y caballeros oficialmente he vuelto!! Perdónenme ;-; estaba en unos viajes de los que ustedes no se imaginan!! Viene a parar en Brasil jajaja ewe bueno bueno, está historia ya se está cocinando jeje he de decirles que ¡por fin! Me digné a crear todo hasta el final y lo escribí:3 así que... Tengo que decirles que... Esto va para largo  jajaja creo, puedo equivocarme ewe oh y en estos días subiré BackPack por si a alguien le interesa... Aunque es más probable que yo escriba un cap en 1 día jajajajaja

Gracias por leer!!! Gracias por comentar y seguirme!!!me hace muy feliz!!

Marioneta (En pausa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora