Las nubes naranjas.

Capítulo 5

Clara abrazó con fuerza a su abuelo. Se le saltaron las lágrimas.

-¿Qué te pasa? No llores -dijo Matthias.

-Es que... Falta media hora... ¡Vamos a morir!

-Ya, bueno. ¿Y qué vamos a hacer? -dijo el abuelo suspirando. Luego echó una mirada rápida al acompañante de Clara-, oye, ¿quién es este chaval?

-Soy Jörg -contestó tímidamente, le había impactado el aspecto de Matthias.

-Es un chico que me he encontrado en el parque. Estaba solo y no sabe dónde vive -dijo Clara.

-¿Y a todos los chicos que te encuentres, te los vas a llevar? -dijo bromeando Matthias.

-¡No! Es que sino me lo llevaba, no me iba a dejar en paz.

-Ah, bueno, bueno.

Clara miró desesperada el reloj que posaba el la mesa del despacho. 15:45. Solo faltaba un cuarto de hora para que se cumpliese la hora.

-¿Qué hacemos para despedir la vida? -preguntó Clara.

-Pero, ¿qué pasa? -dijo Jörg sin entender nada.

-¡Qué vamos a morir! -gritó Clara.

-Oye, no grites -le regañó Matthias-. Que faltan unos minutos para que muramos. Se acerca un virus.

Jörg se asustó con las respuestas. Se sentó en el suelo con la cabeza apoyada en las rodillas. Se escuchaban sus sollozos.

-Chaval, no llores. No pasa nada... -dijo Matthias intentando consolarle.

-¿Cómo que no pasa nada? -chilló Clara.

-¡Sshh!, calla. No, no pasa nada.

El chico lloró más fuerte. Cualquiera que pasase por el pasillo diría que le estaban matando.

-Oye, ¡cállate ya! ¡Me tienes harta, chico!

Jörg aumentó sus llantos y empezó a gritar. Ese chico tenía algún problema porque esa manera de llorar, o lo que estuviese haciendo, no era normal.
15:55. Entre llantos y gritos había casi transcurrido el cuarto de hora que faltaba. Matthias se enfureció y dio un golpe con la mano abierta en la mesa.

-¡Ya basta! -gritó.

Jörg dejó de llorar. Levantó la cabeza lentamente y les fulminó con la mirada. Un momento..., su cara no estaba mojada de las lágrimas ni sus ojos estaban rojos. ¿Cómo es posible que haya estado llorando y no lo parezca? Cada segundo que pasaba ese chico era más extraño.
Jörg se levantó y salió del despacho. Clara salió también para intentar hablar con él. Pero cuando salió ya no estaba. En un segundo no se puede recorrer un pasillo tan largo... Pero lo hizo. Solo había dos soluciones lógicas para el extraño suceso del chico: o estaban locos o era un extraterrestre.
Clara volvió a entrar. 15:58.

-Ya no está... Ha desaparecido -anunció.

-Mejor. Así no vuelve. ¡Qué impertinente, por dios!

Clara soltó una risita.
El ambiente se fue volviendo cada vez más tenso y agobiante. El solo hecho de que morirían en apenas unos minutos les hacía tener un pavor horrible. 15:59.

-No creo que vengan a en punto... Ja, ja... ¿No? -dijo Clara nerviosa.

-No... Supongo que no serán tan precisos los expertos...

16:00. Ambos miraban por la ventana, esperando a que llegasen las nubes naranjas. Segundos después se pudo avistar unos destellos naranjas, que luego se transformó en una avalancha de agua naranja. Iba arrasando con todo. Clara ya había visto esa escena antes... En la pesadilla de las noches anteriores. Su pesadilla le revelaba lo que ocurría pero ella no se daba cuenta. Clara y su abuelo se miraron aterrorizados. Las lágrimas brotaron de sus ojos. Se abrazaron. Cerraron los ojos. Clara observó por última vez la pulsera que su abuelo le regaló. Brillaba más que nunca. Y todo se transformó en la oscuridad de un sueño del que no volverian a despertar.
Adiós al mundo, a la vida... Ya no existiría nada o nadie más en la tierra. Un fin del mundo muy trágico e insólito.

***

Aquellas personas aprendieron con la muerte que el tiempo es oro. Hay que aprovechar el tiempo al máximo porque si no, un día, será demasiado tarde.
Si amas la vida, no pierdas el tiempo, de tiempo está hecha la vida.

"Solo hay dos cosas que podemos perder: el tiempo y la vida. La segunda es inevitable. La primera, imperdonable".

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Gracias a todos por leer esta historia. Ha sido bastante corta pero no os preocupéis, la siguiente historia va a ser más larga.
Muchas gracias,
GranRambo.