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Dispárale! ¡Dispárale al pulpo! ¡Se comerá mi zapato y moriré! -me gritaba una chica que ya era demasiado familiar para mí.

¿Debería realmente herir al pulpo? Miré a mi compañero, que impasivo, miraba hacia la ciudad. Me gustaría hacer lo mismo, en vez de ser golpeada repetidamente por violentísimas gotas de agua y una ligera brisa, que hacía que mi rubia y abundante cabellera volara como en las propagandas de Zhé Dhal, la famosa marca de productos para el cabello. Qué horrible debía verme, me gustaba verme linda en ocasiones casuales como esta.

Una enorme ola se dirigía hacia nosotros.

GUAT DE FAK HICE PARA MERECERME ESTO! -gritó Dahiana.

Pero yo no la escuchaba. Decidí pensar en la última ducha que me había dado. Había tardado poco, casi un récord...

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Ciento sesenta minutos habían pasado desde que las gotas perfectamente tibias habían empezado a llover sobre mi cabeza. Decidí que era el momento de pensar en las decisiones filosóficas que debía tomar en este día.

-¡El juicio del día 32 de marzo ha comenzado!

Mi dulce hermanito menor Tobías, luego de suspirar con alivio, ya que quería pasar a realizar sus necesidades, me dijo:

-Duraznito, el 32 de marzo no existe. Hoy es 18 de agosto.

Sin poder evitarlo, me puse a llorar.

-¡En esta casa todos me retan y corrigen! ¡¿No puedo tener mi propia opinión por una vez?! ¡Déjenme ser libre y cometer mis propios errores! ¡Malas personas! ¡Me tratan como si fuera una tontita de solo 15 años y 364 días!

-Cumpliste hoy a la mañana tus 16...

-EXACTO; ¡NADIE ME TRATA DE MI EDAD! LOS 16 SON LOS AÑOS MÁGICOS DE LAS AVENTURAS DE CUALQUIER HISTORIA! ¿DÓNDE ESTÁ MI NOVIO, MIS PODERES MÁGICOS, LA CHICA MALA DE LA ESCUELA...?

Ya no se distinguían las gotas de mis lágrimas, ambas chorreaban por mi cuerpo y disfruté de mi hobby: ver como las gotas se deslizaban por mi piel.

-Ok, voy a juzgar.

Cuando salí de la ducha, los resultados del juicio fueron los siguientes: el rojo era mejor que el amarillo, yo era la persona más fea que existía en el universo, y debía rechazar las propuestas de amor de los chicos guapos y a cambio odiarlos. Como por ejemplo, la declaración de amor de Matt.

Matt era la persona más detestable que podía existir. Con sus largas pestañas que casi ocultaban sus preciosos ojos verdes, se reía siempre de lo que yo decía. Un burlón total. Y encima después de hacerlo, por supuesto cobraba mi venganza (un golpe ligero) y él decía que no tenía sentido del humor, sacudiendo sus rizos castaño claros. Por eso no le prestaba atención, apenas si me quedaba mirando su forma tan peculiar de escribir, o escuchar el delicioso sonido de su voz, o tos, o estornudos. Pero claramente, no me gustaba. Eso era obvio, ¿cómo gustaría de un chico tan creído, que intentaba conquistarme solo con su apenas belleza corporal?

Me senté en la cama, repasando todas estas cuestiones, mientras hacía mi ritual de pintarme las uñas luego de bañarme. Esta vez, me las pintaría con una mezcla de blanco como mi cuarto, negro como la oscuridad de mi alma, amarillo como el sol, azul como el mar, púrpura como mi libro favorito, naranja rojizo como el amanecer, amarillo kiwi, gris tomate, manzana verde, etc. Cuando empecé a pintarme el dedo pequeño del pie, el íntimo ritual fue interrumpido nada menos que por Matt Garza.

La Extraña Aventura de DuraznitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora