-II-

37 5 3
                                    

—¡Whoa!

Mis zapatillas se hundieron en el piso de la habitación, y me sumergí completamente en la tierra. Suspiré. ¿No podía tener un día, solo un día, donde la tierra no me tragara? ¡Para colmo acababa de bañarme!

Como era habitual, deseé elevarme a la superficie, y tapar el piso de cemento. Cuando terminé, Matt me miraba con los ojos muy abiertos.

—¿Qué, nunca viste una persona hundirse en la tierra? —bromeé. Como si nunca se hubiera hundido él mismo.

Matt negó lentamente con la cabeza, aparentemente sorprendido.

—Sabes, cuando realmente quieres que la tierra te trague... ¿No? Qué poco sabes del mundo.

Matt salió de su silencio completamente histérico.

—¿CÓMO HICISTE ESO? ¿TENES PODERES MÁGICOS O QUÉ? ¡NO ES NORMAL! ¡¿TODOS EN TU FAMILIA LO HACEN?!

Este chico obviamente venía de otro mundo o algo. Ojalá tuviera poderes. Ja, ja. Generalmente, sus chistes me parecían igual de divertidos.

—¡Cooooooooool!

Seguía mirándome como a un bicho raro, pero al menos tenía una sonrisa en el rostro.

—¿Qué más puedes hacer? 

—No hago nada especial. Uhh, puedo cocinar un tiramisú tan delicioso que parece hecho mágicamente, según algunos.

—No, no. Hablo de un poder, ¡como este! No cualquiera puede hacer... lo que sea que acabas de hacer.

—¿No? —pregunté sorprendida.

—¿Cómo puede ser que nadie te lo haya dicho nunca? Tienes 15 años, por Dios.

Con la mirada más asesina que sabía hacer, repliqué:

—TENGO 16, O SEA, MIRA MI CARA POR FAVOR.

—Tu cara está llena de tierra, igual que tu ropa.

Todo se puso negro.

Cuando desperté, habían pasado horas. Era de noche. Y estaba en los brazos de Matt Garza.

Rápidamente me solté. Aunque Clarith hubiera roto el código de amistad saliendo con MI chico, yo no iba a romperlo dos veces.

-¿Qué sucedió?

-Me parece que te desmayaste. O moriste y reviviste. O caíste dormida. ¿Duermes bien?

No tenía tiempo que perder en preguntas. Tenía que pensar en estupideces y ver los nuevos memes que hubieran salido ese día, por Dios. Era una chica con poco tiempo libre, y bastante antisocial. 

-¿Cuántas horas estuve fuera?

-De hecho fueron dos minut--

-¿No te das cuenta de que nos están leyendo?- susurré. 

-¿Leyendo? Ah, ya, sí, lo sé. Perdona Morita.

-¡No digas mi verdadero nombre! Por favor, Lovebooksfandom, borra esto.

Ustedes no han oído ni visto nada- CIA.

-¿Cuántas horas estuve fuera?- pregunté, moviendo mucho las cejas.

-Uh, como una, no, dos, no, ¡tres horas y media!

-Y durante tres horas y media, me tuviste en tus brazos.

-Ajá-se veía algo sonrojado.

-Y después yo soy la rara aquí.

En dos horas, habíamos descubierto que no solo era capaz de hundirme en cualquier superficie sólida, sino formar estructuras de tierra, cemento o piedras. En medio de la sala de estar se erguía un intento de muñeco de nieve de piedras, que más bien parecía un ogro.

La Extraña Aventura de DuraznitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora