Capitulo 11

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— te amo Kuroo.— repetías frente al espejo de tu baño , sentías la inmensa necesidad de hacérselo saber de una vez por todas y hoy sería el día claro, si te armabas de valor.
Tomaste tu mochila y esperaste a Kuroo fuera de su casa como de costumbre, cuando salió de su casa comenzaron a caminar a la estación de trenes.
— a veces me gustaría deshacerme de este maldito peinado.— dijo el azabache apuntando a su cabello.
— ¿volvemos con el mismo tema?, ya te dije que te ves muy bien así, bueno a mí me en...me gusta.— el rubor comenzó a colorar tus mejillas— además si quieres cambiarlo tendrías que levantarte más temprano para poder peinarlo y conociéndote no lo harías.
— tienes razón.— Kuroo soltó una pequeña risita—. Sabes también me gustaría saber que se siente llevar falda, supongo que debe ser fresco.— el chico se alzó de hombros y tu estallaste en risas pues ya te habías imaginado a tu amigo en la falda del uniforme del Nekoma.
— debe-deberías probarte una, serias toda una dama y entonces ya no tendría dos mejores amigos, tendría un mejor amigo y una mejor amiga.— volviste a reír seguida de Kuroo.
— y tendría que ponerme unos melones.
— ¿por que melones?.
— pues no quiero que piensen que soy plana.— volviste  a estallar en risas debido al comentario de tu amigo. Estaban por llegar a la estación de trenes pero te detuviste un momento seguida de Kuroo.
— por cierto Kuroo.— paraste de reír y pusiste un semblante bastante serio.
— ¿hm? ¿Sucede algo?.
— ¿pu-puedo hablar más tardé contigo?.
— pues creo que sí es más dilo de una vez.— el chico te miro con cierta duda en su mirada.
— bu-bueno yo, Kuroo... Como decirlo... Yo ... Yo te a.— estabas ruborizada y tenias la atención del capitán totalmente sobre ti pero justo cuando le ibas a decir que lo amabas el desvío su atención a alguien más.
— ¡Kenma!.— a lo lejos el chico venía caminando sin apartar la mirada de su celular pues últimamente se estaba mensajeando con Hinata Shouyou un chico del equipo de Karasuno que recién había venido para jugar un partido de práctica, Kuroo grito para que Kenma lo escuchara.
«¡si! Gracias, Kenma por no dejar que lo estropeará.»
—hola.— artículo Kenma cuando llegó con los dos y sin levantar la mirada de su celular—. ¿Qué me perdí?.
—nada.— respondiste rápido y un tanto nerviosa.
— pues ______ iba a decirme algo, ¿qué ibas a decirme ______?.— el chico giro de nuevo su atención a ti.
— yo... Yo lo olvide.
— supongo que no era tan importante si lo olvidaste.
— si tienes razón.— soltaste una risita nerviosa.
     «oh claro que es muy importante es sumamente importante es de vida o muerte.»
— lo siento.— susurro Kenma.
— no importa, impediste que metiera la pata, además ya me las arreglaré para decírselo después, tal vez se lo diga hoy mismo.
— oigan ustedes dos ¿qué tanto susurran?.— Kuroo llamó su atención.
— n-no es nada solo le contaba a Kenma unas nuevas jugadas que vi ayer por la tarde.— respondiste rápido.
— bueno entonces yo también quiero saberlas.— se cruzó de brazos esperando a que se las dijeras.
— claro , claro que te las diré pero prefiero decírtelas en el entrenamiento de hoy , veras me gustaría probarlas contigo.— esperabas a que no insistiera.
— está bien pero tienes que mostrármelas.
— claro.— sonreíste.
— bueno que esperamos se nos va hacer tarde y pasará lo de la última vez.— Dijo Kenma empezando a caminar al vagón del tren.
— vamos _________.— Kuroo se acercó a ti, rodeó con su brazo derecho tu hombro y te pego a él para así comenzar a caminar, tus mejillas comenzaron a tomar un color rojo y el latido de tu corazón estaba descontrolado.
«¿por qué lo haces?, ¿acaso no vez que me gustas en verdad?»
Kenma al verlos así dijo algo que ayudó a que tú vergüenza y el rubor en tus mejillas aumentará.
— Ustedes dos harían una muy bonita pareja.— lo miraste de mala manera pero a Kenma le dio igual.
— ¿qué dices Kenma?, ________ es como una hermanita para mí.— el chico comenzó a reír sin darse cuenta de que ese comentario te había lastimado, te había dolido hasta lo más profundo de tu alma.
— s-si Kenma para mi Kuroo también es como... Como mi hermano.— tus ojos comenzaron a llenarse de lagrimas que amenazaban con salir pero que de todas maneras no las dejarías salir.
«pero yo no quiero ser solo "como una hermanita"»
Los tres entraron al vagón del tren y se sentaron quedando tú en medio de Kenma y Kuroo; Kuroo está muy entretenido en un juego que Kenma le había prestado.
— ¿por qué lo hiciste?.— preguntaste en susurros.
— por qué es la verdad se ven muy lindos juntos además quería ver cómo reaccionaba Kuroo.
— no lo vuelvas a hacer por favor.
— si lo sé no lo volveré hacer , perdón.— Kenma te regalo una sonrisa algo un poco extraño en el pues no cualquiera conseguía que esté sonriera.
Al llegar a la escuela Kenma se fue a su salón y tu junto con Kuroo fueron a los casilleros, era el momento indicado para decirle que lo amabas, estaban solos sin compañía de Kenma y tal vez no en el lugar correcto pero algo es algo no como tú lo hubieras querido pero ya no se podía hacer nada era ahora o nunca.
— Kuroo... Yo acabo de recordar lo que quería decirte.— paraste en frente de tu casillero y lo miraste más que ruborizada.
— ¿y qué es? Vamos _______ dímelo sabes que no me gusta todo eso del misterio me empiezo a poner nervioso.— tal vez él estaba nervioso pero no más que tú qué ya te estabas arrepintiendo y querías echar a correr.
— yo ... Te ... Kuroo yo te ...— los nervios se apoderaban de ti no podías articular la palabra amo, jugabas con tus manos y las palabras no salían.
— ¿tú me?.
— yo te quería invitar a ti y a Kenma al cine este fin de semana.— de tu boca fue lo único que salió y te maldecías mentalmente.
        «¡Genial! Se suponía que tenía que decirle que lo amo no que lo quiero invitar al cine ¡estupido cerebro! ¿Fue lo único en qué pensaste!»
— Este fin de semana no puedo iré con Yuko a la cabaña que tienen mis padres, pero iba a decirles a Kenma y a ti que vinieran pues planeo hacer una pequeña fiesta con los chicos del equipo.
— es-está bien.— sonreíste falsamente.—le pediré permiso a mi madre.
— no hace falta ya se lo pedí yo y dijo que no había ningún problema.
— que bien.— tomaste tus cosas y te apresuraste para llegar a tiempo al salón.
Las clases pasaron normal claro que con algunas bromas de Kuroo por medio y uno que otro altercado con Yuko pero nada pasaba a mayores hasta el entrenamiento fue de lo más normal y como lo prometido es deuda le enseñaste a Kuroo las jugadas que habías prometido. Te habías decidido ya y después del entrenamiento le dirías que lo ambas; los dos como de costumbre fueron los últimos en irse a casa y aprovechaste ese momento para decírselo.
— Kuroo.
— ¿si?.— el chico te miro con ternura y te regalo una sonrisa tranquila.
      «no me mires así, lo haces más difícil de lo que ya es para mí.»
— ¡Yo te amo!.— tu cara era más roja que un tómate y jugabas con nerviosismo con tus manos como si la vida se te fuera en ello.
— ¿es una broma no?, que buena broma me has hecho _______ en verdad me lo creí.— el chico comenzó a reír pero al verte a la cara y que tú no rieras indicaba que no estabas bromeando, su cara paso de estar completamente alegre a estar seria.
— no Kuroo, no es una broma yo en verdad te amo.— tus ojos se pusieron cristalinos.
— ________... Yo, mira yo te considero como una hermana para mí y sería raro que tú y yo estuviéramos juntos no lo sé además yo tengo novia no puedo terminar con ella ¿entiendes verdad?, ¿entiendes que no puedo corresponder tus sentimientos no?.— al escuchar todo lo que el azabache había dicho tu corazón se rompió en miles de pedazos, agachaste la mirada y las lágrimas que estaban amenazando en salir estaban saliendo dejando en tus mejillas un camino de agua salada.— lo siento, pero es que ... Eres una chica estupenda, eres linda , cariñosa y te gusta ayudar a los demás , el chico que corresponda tus sentimiento será el chico más afortunado pero yo no soy el indicado.— tomo tu barbilla e hizo que lo miraras—. No llores por qué a pesar de lo que me acabas de decir el cariño y el apreció que te tengo no cambiará.— Kuroo limpio tus lagrimas con su dedo pulgar y te abrazo.
Ambos caminaron a la estación de trenes para irse a casa el camino fue muy silencioso era demasiado incómodo si hablabas tu cabía la posibilidad de que rompieras en llanto y Kuroo no sabia que decirte no se le ocurría nada de qué hablar; al llegar a sus casa se despidieron.
Te dirigiste a tu habitación, cerraste la puerta y te tumbaste en la cama no querías llorar pero las lágrimas comenzaron a caer desconsoladamente sin permiso, tú miedo a que te rechazara se había cumplido y tus sentimientos junto con tu corazón se hicieron trizas.
       «te amo, ¿es tan difícil correspóndeme?»

Diez cosas que odio de ti ( Kuroo Tetsuro x reader) [finalizada] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora