Epílogo

2.4K 394 237
                                    


Sinceramente no recordaba qué había sucedido en las últimas horas. Habían grandes vacíos en su mente que difícilmente iba a poder llenar por sí solo. Todo era tan confuso y el terrible olor a antiséptico lo sacaba totalmente de lugar. ¿Dónde estaba? ¿Cómo había llegado ahí? Se removió en la cama pero estaba demasiado débil todavía. Un monitor cardiaco marcaba sus latidos y sentía agujas en todo el cuerpo. Estaba a salvo, o eso parecía. ¿Pero gracias a quién?

Estaba decidido a levantarse para ir a buscar respuestas cuando escuchó unos pasos acercándose. De inmediato cerró los ojos e intentó hacerse invisible. Su cuerpo seguía reaccionando con miedo a todo. Pero eran voces femeninas y agradables las que llenaron la habitación. Estaban ya a mitad de una charla.

— El hijo de los Bryar —dijo una de las mujeres. Había escuchado su voz antes, pero no recordaba en qué momento—. Fue él quien habló. Mary me contó que Robert había estado buscando su revólver por todos lados y como último recurso le preguntó a su hijo, el chico era un manojo de nervios cuando le confesó que le había dado el arma a tu hijo para que fuera a ayudar a ese chico. Robert no confía en la policía local desde que tuvo que comprar ese revólver porque cuando entraron a robar a su casa nadie hizo nada, así que llamó a la policía federal. El FBI investigando en Belleville, ¿Puedes creerlo? Llegaron con todo, bueno, eso es todo lo que sé. Tienes que ponerme al tanto.

Gerard hizo una mueca de dolor, quería tanto abrir los ojos y darle las gracias a la madre de Frank, pero temía que ella lo odiara. Sabía bien qué había pasado antes, recordaba el momento en que Frank había muerto por intentar ayudarlo. Difícilmente iba a poder olvidar eso algún día.

— Bueno... —comenzó con calma—, creen que Frank mató a uno de ellos antes de que lo mataran a él. Estuvo dos días completos en el lago así que su cuerpo estaba bastante mal cuando lo hallaron... había perdido mucha sangre. Lo vi... lo vi allá abajo y está irreconocible, Allison. Sé que es mi hijo, pero luce tan... no puedo creer que haya acabado así. Era mi bebé. —Se quedó en silencio por largos instantes y lo único que Gerard pudo escuchar fueron sus sollozos. Más se recuperó con prisa y siguió hablando—. Este pobre muchacho seguía encadenado al sótano cuando lo encontraron. Dicen que si hubiesen tardado un solo día más él estaría muerto, ¿sabes? Encontraron el cuerpo de uno de ellos en la cabaña, lo intentaron descuartizar pero no terminaron el trabajo. Era una carnicería. Gracias a Dios no hicieron eso con mi hijo. A los otros dos y a la mujer los encontraron en la frontera, intentaban cruzar a Canadá. Pero ya los arrestaron, espero que se pudran en la cárcel. El FBI contactó a los padres de este muchacho gracias a los datos que Bob, el hijo de los Bryar, les proporcionó. Llegaron hace un rato... los pobres creían que el muchacho estaba muerto. Me contaron que su abuela murió mientras él estaba ahí encerrado. No puedo creer que estas cosas sigan pasando... fue algo horrible y mi hijo... él dio la vida por este muchacho. Me duele terriblemente, ¿Sabes? Pero me siento tan orgullosa de él.

Sus voces se fueron apagando hasta que finalmente ya no quedó nada de qué hablar. Una de ellas se acercó a él y abrió uno de sus ojos. Cuando terminó se acercó a la puerta, y junto a la madre de Frank abandonaron la habitación. Intentaba que la historia tuviera sentido en su cabeza, realmente quería que todo tuviera sentido, pero no podía darle forma a todo. Sus últimos recuerdos reales habían sido con Frank... todo lo que venía después era borroso, parecía ser falso. No podía creer, realmente no podía creer, cómo es que él estaba vivo siendo que Frank había terminado de esa forma. No se suponía que fuese así. Antes había imaginado que si salía de ahí iba a ser amigo de Frank y eventualmente algo más y... realmente se había pintado un futuro con él.

Pero ya no había nada de eso.

Pasó una eternidad hasta que alguien más entró en la habitación, y nuevamente fingió estar durmiendo. Sintió una cálida mano sobre uno de sus brazos y descubrió que se trataba de su propia madre. Quiso abrazarla, poco importaba todo lo que había pasado antes, sólo quería abrazarla y llorar en su regazo y escuchar que todo iba a estar bien. Pero no lo hizo.

— Hijo... —su voz sonaba congestionada— No sabes lo arrepentida que estoy de todo esto. Es culpa mía, fui una pésima madre... pero en cuanto salgas de aquí vamos a volver a casa y seré la mejor madre del mundo. Te apoyaré en lo que quieras hacer, Gerard. Dios me ha dado una nueva oportunidad como madre, y no voy a desperdiciarla. Tu padre y yo habíamos perdido todas las esperanzas y... ahora estás aquí. Estás vivo, hijo mío.

Su llanto la interrumpió durante largos instantes. La sintió acercarse a él y su cálido abrazo. Seguía usando el mismo perfume que antes. Inspiró pesadamente y dejó que algo de normalidad inundara su presente, pero era difícil.

— El médico ha sido bastante detallista en todo lo que pasó —la escuchó rezongar y seguir hablando—. Dijo... habían vidrios enterrados en tu cuerpo. No saben cuántas veces y por cuantas personas fuiste abusado... están esperando que despiertes para que les cuentes, pero yo no quiero que hables de eso. Quiero que lo olvides... aunque las cicatrices en tu cuerpo y en tu alma no se van a borrar nunca.

Había lágrimas en sus propios ojos cuando su madre abandonó la habitación. Intentó dormir, pero era difícil abandonar su cabeza. Era obvio que estaba sedado, necesitaba estar sedado porque todo lo que había conocido en ese horrible lugar era dolor. Aunque ahora que no lo sentía había un extraño vacío en él.

El sol había dejado de calentar cuando la puerta de su habitación volvió a abrirse. Esta vez abrió sus ojos y se sorprendió al ver a un chico que no lucía más viejo que Frank o él mismo. Se sintió aterrado ante la idea de que podía ser uno de los amigos de Craig, Peter y Ethan. Pero no parecía ser un mal tipo. O quizás seguía siendo demasiado confiado para su propio bien.

— ¿Estás despierto? —su voz sonaba increíblemente apagada para alguien de su edad. Él asintió, y el rubio en la puerta hizo lo mismo— Yo soy Bob... Bob Bryar. El-

— El amigo de Frank —Gerard terminó la oración por él y aunque su voz estaba agrietada por no haberla usado durante tanto, Bob entendió.

— Esto es... es como una película —suspiró Bob, acercándose a una silla junto a la cama. Se acomodó ahí y desvió la mirada a la ventana. Gerard hizo lo mismo—. He hablado con muchas personas... todos quieren saber mi versión pero yo no sé mucho de qué va todo. Quieren que tú hables... yo sé que quizás no quieres hablar, pero tendrás que hacerlo... un día fui con Frank a la cabaña, había varias personas ahí. Deberías intentar recordar sus nombres o sus rostros... servirá para que paguen por lo que hicieron.

— El alguacil —dijo Gerard.

— Uno de ellos ya habló y lo inculpó. Es como si una bomba hubiese estallado en la ciudad, ¿Sabes? Está la televisión y varios diarios y todos quieren saberlo todo. Este pasillo está vacío y hay dos tipos del FBI cuidando que nadie extraño entre aquí para que no te molesten. Es genial. Bueno, sé que no es genial. Pero... realmente parece una película.

Gerard cerró sus ojos y dejó ir un tenue suspiro. Bob hizo lo mismo.

— Frank realmente te quería, ¿Sabes? No creo que se haya arrepentido en ningún momento por dar la vida por ti. Él sabía que todo iba a terminar de ése modo... y estaba dispuesto a todo para salvarte. Yo lo conocí desde que éramos niños... Frank no era como nadie que conozco, siempre fue una persona asombrosa. Fue mi mejor amigo.

Gerard no sabía qué decir, pero al parecer Bob no esperaba respuesta alguna. Después de un largo rato se puso de pie y luego de mirarse por largos instantes abandonó la habitación. El cielo estaba naranja cuando Gerard posó la vista en él, estaba naranja y era lo más hermoso que alguna vez había visto. Las nubes opacaban el brillo, pero aun así el sol brillaba.

Era como Frank. La muerte había opacado su brillo, pero aun así brillaba a través de él. Esbozó una leve y triste sonrisa mientras las lágrimas que había estado conteniendo volvieron fluir.

poetic tragedy ・ frerardWhere stories live. Discover now