Capítulo 40

480 23 11
                                    

“¿Estás seguro? Una pregunta común que oímos casi a diario, una pregunta tan típica en nuestras vidas que ya ni siquiera le damos la importancia que tiene.

¿Estás seguro? Alguien ha vuelto a formular la dichosa pregunta, seguramente para asegurarse de que es zumo de naranja y no de piña lo que queremos, o de que preferimos ir al cine en lugar de a pasear a cualquier lado.

La respuesta es no, no siempre estamos seguros, incluso me arriesgaría a decir que la mayoría de las veces no lo estamos. Pero la vida se trata de correr riesgos ¿no? Al menos eso he oído. Que quien no arriesga no gana y que si no lo intentamos nunca sabremos que pudo haber pasado. Y ahí está el riesgo, no siempre sale cómo planeamos.

Lo que pasa entonces es a lo que muchos llamamos “error”. Hemos cometido un error al elegir ir al cine porque el chico que te gusta estaba en ese parque, porque hemos confiado en alguien que luego nos ha hecho daño, porque al salir no guardamos una buena partida en la consola. Porque al terminar una relación pensamos que fue un error quererlo, pero todas esas cosas nos hicieron sonreír, nos hicieron feliz por un momento.

Errores. Todos los cometemos, y seguramente con mucha más frecuencia de la que nos gustaría. Y yo me pregunto ¿de verdad podemos considerar querer a alguien como un error?

¿Estás seguro? Alguien me lo ha vuelto a preguntar y la respuesta la tengo clara. No, no estoy segura, pero no me importa, porque me apetece cometer el gran “error” de quererlo con todas mis fuerzas”

Sus manos despiertan mi cuerpo con cada roce y las corrientes eléctricas por mi columna no tardan en llegar. Jadeo, esta vez no voy a callarme, quiero que él me escuche. Vuelvo a jadear cuando noto sus dedos recorriendo mi feminidad. Mi espalda se curva mientras sigo moviéndome frenéticamente encima de él.

Sé que en cualquier momento vamos a llegar juntos al clímax por segunda vez esta noche. No queda mucho, solo un poco más. Beso su cuello con desesperación, con más ganas que nunca.

-No pares Alex…- me lo ha pedido suplicante entre jadeos y yo sigo moviéndome encima suya, cada vez con más fuerzas.

Y justo ahí siento que llegamos, como lo habíamos hecho tantas veces antes.

Me tumbo a su lado y apoyo mi cabeza en su pecho mientras él me acaricia el pelo.

-Te quiero furby, no te haces una idea de cuánto- le miró a los ojos esbozando una sonrisa

-Yo también te quiero gremlin, no sabes cómo te echaba de menos, poder abrazarte, sentirte… te amo, más de lo que nunca puedas llegar a saber- las mariposas en mi estómago se multiplican y vuelvo a sentir sus cálidos labios sobre los míos.

Me empiezo a reír como una tonta sin saber el motivo

-¿Qué pasa?

-Nada- intento controlar mi risa- es solo que hacía mucho tiempo que no estábamos juntos así, ya sabes…

-Sí, pero ¿qué tiene eso de gracioso?

-Que por mi no pararía nunca- ahora es el rubio el que se ríe a carcajadas

-Pequeña pervertida

-¿cómo que pervertida furby? Pero si sabes que tú eres mucho peor

-No sé cómo puedes decir eso- intenta fingir una cara de ofendido

-Pues claro que lo digo… pero si llevas mirándome con cara de pervertido desde que nos volvimos a ver já

-Mentira, eres una pervertida mentirosa. Eras tú la que no paraba de provocarme con esos movimientos mientras bailabas, o cuando me mirabas con esa sonrisa

From this moment (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora