Capítulo III

84 12 5
                                    

Capítulo tercero.

Marine, la profesora particular de un ¡popular!

Con brazos de tiranosaurio rex, empujé la puerta de la entrada del instituto Wolverhamptom, a las ocho y media de la mañana justas. Empecé a andar por los pasillos casi desiertos, si no fuera por gente cómo yo que quedaba antes por ser una antisocial, seguramente.

Mi taquilla estaba en la otra punta del instituto, casi al lado de la cafetería. Uno de los peores sitios de todos, ya qué a la hora de almorzar, había tanta gente, que casi era imposible meter los libros dentro. Pero ya con la costumbre, no me molestaba. Bueno, no desde que por las quejas quitaran los yogures de higos de la cocina.

Los higos se pegaban más al pelo de lo normal.

En fín, que era diez veces mejor la gaseosa que el yogur de higo, punto.

Al girar el pasillo, ví a mi amiga peliroja apoyada en mi casillero, con el ceño fruncido y con el libro de biología bien cogido con las manos. Estaba muy concentrada, ya qué no le molestó el ruido que hice al abrir el casillero.

Saqué los libros de las siguientes tres clases y cerré de un portazo, para intentar despìstar a Allie. Igualmente, ella sigió con el ceño fruncido y los labios bien apretados. Decidí intentar otra manera.

-Ey nena, tengo maría en el bolsillo, ¿te apetece ir a los baños? –dije con voz de vaquero del medio oeste. A mi amiga se le cayó el libro del susto, y soltó un gemido. Yo me empecé a reír fuertemente mientras recogía su libro del suelo.

-¡No hace gracia! ¡es un trauma!- gritó entrecerrando los ojos.

-En realidad es el trauma de la niña de esa película, a ti nunca te ha pasado.

-¡Igualmente tengo trauma! –respondió moviendo los brazos para después coger el libro de mis manos.

-Está bien.., está bien..

Empezamos a andar hacia el salón número 112, el de el departamento de biología.

-¿Qué tal está el moribundo? ¿sabes si va a venir al insti? –preguntó Allie mientras se sacaba su cacao de vainilla, ya qué solía tener los labios cortados.

-Dudo que venga –respondo con un leve movimiento de mano. –Ayer estaba bastante mal- añado.

-¡Ya le dije que no debería de tomarse el helado el viernes! ¡Había nieve en el parque!

Yo río ante lo que dice una de mis mejores amigas, pero sé que el es tan tonto que lo haría. John fue siempre, es y será así. Un friki atrevido.

Entramos al salón las dos, y me sorprendí al ver uno de los populares sentado en su sitio. Dan, el capitán del equipo de fútbol (cliché a tope) miraba al reloj concentrado, hasta que nos vió. No sonrío, sólo dijo buenos días, y nosotras dos, nerviosas, le respondimos con lo mismo.

No siempre un popular te hablaba, bueno, hablarte sin burlarse de ti.

Pero lo qué fue un milagro de no solo dios pero Jesús fue qué me pidió que saliese al pasillo con él, ya que quería preguntarme algo.

-Marine. –dijo girándose para mirarme. Estábamos en el pasillo ya, y la  gente empezaba a llegar. Muchos me miraban. Me miraban con envidia, o con ¿tristeza? No sé.

-Dan.

Pude notar que aguantaba la sonrisa, seguramente se pensaría que soy tonta de remate. En mi mente, me dí una torta en la frente.

Enseguida cambió el gesto a una mueca.

-Necesito preguntarte algo.

-Ya –respondí cortándole.

Twitterme!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora