Save me (Jimin [BTS])

Capítulo 12: no es la misma.

Habían pasado dos semanas desde el secuestro y, al contrario de lo que pensaba, nada era como antes, Gina no era como antes.

Durante la primera semana estuvo todo el tiempo en la cama con fiebre, pero durante la segunda tampoco se separó de las sábanas y tenía la temperatura normal.

-No sé qué hacer Jin, es... es imposible, no consigo que diga nada -dije apoyando las manos sobre la encimera de la cocina.

-Entiende que para ella ha sido una experiencia traumática, no debe de ser fácil superar algo así y además, no sabemos lo que vivió allí dentro, si le preguntas todo el rato la haces recordar...

-Yo no quiero que me cuente eso, claro que no, solo quiero que hable, no sé, que me diga 'hola' o 'estoy bien' o...

-Ella no esta bien.

-¡Ya lo sé! -dije desesperado- pero no sé cómo hacer que lo esté -en ese momento entraron Namjoon y Tae con los platos de la cena.

-¿Igual? -el más mayor asintió con la cabeza.

-A lo mejor le viene bien hablar con otra mujer -propuso V, yo negué.

-Si no habla conmigo no va a querer hablar con nadie.

-¿Ni siquiera con su hermana?

-Eso ya lo intentamos y solo conseguimos que dijera si con la cabeza -suspiré- se pasa todo el día tumbada, tapada hasta las orejas y con la mirada fija en la pared... es que ni siquiera me atrevo a tocarla por miedo a como pueda reaccionar.

La puerta principal se abrió y Suga entró de la mano con Rosa.

-¿Cómo está? -fue lo primero que dijo la chica al verme, negué con la cabeza.

-Yo te informo de las novedades -dijo TaeTae saliendo de la cocina con ella

-Así que sigue sin decir nada ¿no? -Yoongi y yo éramos los únicos que habíamos intentado hablar con Gina, sin mucho éxito.

-Me voy a la cama- dije caminando hacia las escaleras- estoy cansado.

Entré en la habitación, su posición no había cambiado. Me acerqué y me senté en el suelo, no agarré su mano la cual colgaba por el borde de la cama, ella tenía los ojos ligeramente abiertos.

-Te echo de menos -dije después de suspirar- echo de menos a esa Gina que se reía por todo, a la que me pedía todas las noches que la abrazara, si te digo la verdad... siento que no te reconozco...-sentía como un nudo se iba formando en mi garganta-sé que no debe ser fácil para ti, pero para mí tampoco lo está siendo, te veo triste y nada de lo que hago lo cambia, necesito... Gina necesito saber que te pasa, háblame...-no obtuve respuesta, respire hondo y me mordí el labio para no llorar- creo... que lo mejor será que empiece a dormir en el sofá -me levanté pero me agarro la mano evitando que saliese. Me la quede mirando, era el mayor gesto que había hecho desde que volvió a casa.

-Lo siento -abrí los ojos como platos, había hablado.

Cerré la puerta de mi habitación y me volví a sentar en el suelo en frente de ella.

-Lo siento -repitió.

-Solo quiero saber qué te pasa...

-Eso te lo podría preguntar yo también a ti -bajo su mirada hasta mi muñeca. Había estado tan preocupado por Gina que olvidé que tenía que volver a médico para quitarme el yeso.

-Es una historia larga.

-No tanto como la mía.

-Cuándo... cuándo nos peleamos... me enfade tanto que le pegué a la pared -ella inmediatamente se incorporo con los ojos muy abiertos.

-¿Qué? Pero... ¿cómo se te ocurre? No ves que te... ¿de qué te ríes?

-Tú eres mi Gina -sonreí- la de siempre -ella parecía no entenderme- la que cuando se preocupa por mi me echa la bronca, eres tú -me levanté- eres tú...-llevé las manos hasta su rostro y la besé dulcemente, sabiendo, con seguridad, que no me lo iba a negar.