Save me (Jimin [BTS])

Capítulo 14: Suga.

-Oye que al final Hoseok no viene a comer.

-Ok, pues menos que cocino.

Tae había estado toda la mañana jugando con la consola y había convencido a Namjoon para unirse a él, Jin y Jungkook habían ido a la compra y yo estaba hablando con Suga en su habitación.

-Tú también crees que la pasa algo ¿no? -le pregunté.

-Hombre, a ver... es cierto que has conseguido que de un paso muy grande saliendo de la cama y hablándonos a todos pero... me da la sensación de que no termina de estar bien -me quedé mirando el suelo.

-Esta como... muy tímida ¿no? Ella con vosotros no era así.

-Supongo que tendrá que volver a coger confianza.

-Ya no se ríe -dije negando con la cabeza- ella siempre ha sido muy risueña y siempre estaba bromeando... Dios... -me rasqué la nuca- ¿por qué tiene que ser todo tan complicado?

-¿Porqué no la llevas a un lugar especial? No sé... un sitio que signifique algo para ambos, reaviva sus recuerdos felices.

-Tienes razón -me levanté- es buena idea, gracias -salí de su habitación y caminé hacia la mía, empujé la puerta con la yema de los dedos y me encontré a Gina terminando de vestirse, estaba abrochándose el sujetador.

Me coloqué detrás de ella y la abracé acariciando su abdomen.

-Gina, estás muy delgada, deberías comer más ¿no crees? -todos habíamos notado su pérdida de peso.

-Estoy bien Jimin -dijo cortante, parecía sentirse incómoda conmigo al lado mientras ella estaba en ropa interior. Deshice el abrazo un poco confundido por lo que acababa de pasar.

-¿Te encuentras bien? -ella asintió sin ni siquiera mirarme- oye... he pensado que, a lo mejor, si quieres, podríamos ir esta tarde a por un hela...

-¡A COMER! -grito el más mayor desde la planta de abajo. Bufé.

Suga, Gina y yo bajamos y nos sentamos. Jin le lleno el plato a la chica, Suga y yo la miramos de reojo, ambos sabíamos que no se comería la mitad y así fue, todos terminamos y ella aún tenía comida en el plato, los chicos se fueron y nos quedamos solos. Me quedé mirándola esperando que dijese algo, pero no lo hizo.

-Gina -agarré su mano- ¿porqué no comes? -en ese momento me di cuenta de cómo se tuvo que sentir Jin cuando yo tampoco quería comer.

-No tengo hambre -la chica tenia la mirada fija en el suelo.

-Pero tampoco has comido nada esta mañana, además estás muy pálida -acaricié su mejilla- ¿seguro que estás bien?

Ella se puso de pie y se fue corriendo escaleras arriba dejándome allí plantado. Si por un segundo pensé que había recuperado a Gina la realidad me abofeteaba de nuevo haciéndome ver que no.

Me quedé allí, agotado, sentía que me iba a explotar la cabeza.

-¿Estás solo? ¿Ha comido?-la voz de Yoongi se acercó, yo me había quedado medio tirado encima de la mesa, Suga movió el plato hacia un lado y se sentó junto a mi- ¿qué ha pasado?-pero al ver que me había echado a llorar se levantó y me dejo solo con mi pena.

El chico volvió a subir las escaleras y entró a mi habitación. Gina no estaba metida en la cama, pero su estado de ánimo debía ser igual que el mío ya que ambos llorábamos.

-¿Puedo? -dijo el chico asomando la cabeza por la puerta.

-No -pero Suga la ignoro, entró de todas formas y se sentó a los pies de la cama como ella. Yoongi es listo y sabía que Gina no necesitaba un sermón sino un abrazo.

-La vida es una mierda Yoongi, una auténtica mierda.

-¿Sabes que ahora mismo estáis los dos igual? Él abajo pensando que jamás te recuperará y tu aquí arriba cagada por qué no eres capaz de ver el mundo igual que antes.

-Yoongi no puedo... no puedo ver las cosas como antes. Esto no es fácil para mí, tú no sabes lo que he tenido que pasar.

-No te estoy diciendo eso, te digo que Jimin te está dando la oportunidad de dejar de ver el mundo como si fuese todo una mierda... -el chico suspiró- Jimin estuvo a punto de caer en una depresión, pensaba que no querías saber nada de él y que por eso no le contestabas, fue muy duro ver como se dejaba, él tampoco comía... ¿sabes lo duro que es ver a dos amigos tuyos en una situación así? Os quiero mucho a los dos y, sinceramente, echo de menos los días en los que él sonreía por ti y tú sonreías por él.