Poder jugar a ser otra persona era divertido. Era divertido, también, que después de tantos meses sin poder ser ella misma en la calle pasara desapercibida. Era… acogedor.
Se mezclaba como una más y, después de los días que había llevado tras la desastrosa (Para ella había sido desastrosa, dijeran lo que dijeran los chicos de su grupo) entrevista con Matt, necesitaba un cambio de aires.
Nadie desde que había llegado le había dedicado una segunda mirada, y no sabía si era porque había conseguido parecer otra persona o porque a nadie le interesaba su música, pero era agradable.
Caminó hasta el primer asiento que encontró libre de los que estaban asignados para ellos, de los que había conseguido. Los periodistas se arremolinaban a su alrededor, sentándose, y a ella no le costaba fingir que era simplemente una fan más que esperaba para poder ver a sus ídolos, con impaciencia.
Tragó saliva, sin embargo, cuando un chico alto se quedó mirándola. Parecía que la había reconocido, y ella no tuvo escapatoria. Le devolvió la mirada, esperando que pensara que se había equivocado.
Él se limitó a sonreírle, antes de señalarle el asiento que tenía a su lado.
-¿Está libre?
Ella miró el asiento, reservado para periodistas. ¿A quién se le había ocurrido sentar a un periodista justo al lado de una fan?
Oh Dios. Se obligó a calmarse. Quizá sólo quería un asiento bien ubicado…
Asintió con la cabeza lentamente, encogiendo las piernas para no rozarse cuando pasó por delante de ella.
Su mirada penetrante le había perturbado de una manera inexplicable, nunca le había sucedido, y eso hacía que quisiera encogerse del miedo. Parecía que podía leer hasta sus más íntimos secretos con apenas una mirada. Quería correr, agitando los brazos en el aire mientras gritaba.
Pero quizá de esa forma llamaría demasiada la atención.
Puede que necesitara quitarle el quizá.
Dejó su mirada al frente, cerrando su mente. No quería transmitir ninguna emoción, sin embargo la única que forma que había aprendido de no hacerlo era dejando su mente en blanco.
***
Jared tenía cubiertas todas las salidas. No entraría nadie sin que él se diera cuenta. Pero su estrategia tenía un punto débil: no había contado con que el acosador perturbado tuviese una entrada para la premiere. ¡Maldición!
El militar en él se había puesto en guardia al instante, analizando a cada persona, pero por mucho que lo buscase, no encontraba la amenaza.
Finalmente se rindió, se limitó a seguir alerta, esperando a que diera un paso en falso. Entonces sería suyo.
El aire se volvió más espeso, y en un instante se desencadenó la guerra.
El segundo disparo no estaba planeado. No había sido grabado ni planeado como una actuación en vivo. Y los actores no fueron los únicos en percatarse de ello.
El pánico se desató entre el público, que comenzó a gritar mientras corrían despavoridos en todas direcciones, buscando la salida más próxima para ponerse a salvo.
Jared se encontró buscando casi con desesperación a la pequeña morena, rogando en silencio que estuviese ilesa. No descansó hasta que sus ojos se encontraron con unos brillantes, corroídos por el miedo, y a su vez, sumidos en una calma ficticia mientras buscaba a alguien entre el público.
Corrió hacia el escenario y agarró a la mujer que lo había contratado. ¿Cómo se llamaba? Anna… No. Mary Anne. Estaba temblando, era casi incapaz de mantenerse sobre sus dos piernas. Pero tendría que hacerlo. La empujaría corriendo delante de él junto a Tancredi, protegiéndolas.
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Famous for Nothing
RomanceBrooke, una talentosa actriz frustrada con sus últimas actuaciones, busca la manera de volver a sentir la magia que sentía cuando aún no tenía fama en su carrera, la ilusión que la hizo tan famosa se iba apagando poco a poco. Chelsie, una cantante q...