GANADORA DE LOS WATTYS 2016 EN LECTURAS VORACES
-No vas a verlo más.
-¿Por qué? -pregunté con la mirada baja.
-Porque eres mía, Ares. Solo mía -susurró en mi oído.
Ares es una joven cazadora que vive rompiendo las reglas...
Ante todo, me gustaría dar las gracias a todos los que habéis participado. Me siento honrada al saber que tengo no solo a los mejores lectores, sino también a muchos con gran potencial y talento. Habéis conseguido que ría, llore y me enfade; habéis conseguido que me sienta viva en vuestros relatos. Hayáis ganado o no, quiero que sepáis que no ha habido nadie que no me haya impresionado. Sois creativos y tan buenos que me cuesta hasta creerlo. Quiero que volváis a leer la frase de ahí arriba y os lo creáis. Esto va para todos aquellos que estén leyendo esto: nunca te rindas.
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Relato por Suki_DreamWorld:
PRÓLOGO
La vida no es fácil, aún menos es de color rosa. Es difícil, una ardua tarea puesto que es como un videojuego: niveles cada vez más difíciles conforme se avanza, con el claro objetivo de terminar la partida siendo coronado vencedor. Y esa victoria tan solo se consigue con la maestría adquirida conforme se avanza. Así es la vida, difícil, de autosuperación y chispeante.
Esa realidad no la había tenido clara desde el principio. La venda de mis ojos había caído de golpe tras la desaparición de mi Annie. Había sido un desengaño, había mirado a la vida a los ojos y la había tratado de injusta, de cruel, de infiel. Lo sentí como la peor de las traiciones. Mis preciosos ojos azules no tuvieron efecto alguno aquella vez.
Desde entonces, me dediqué a vivir como quien juega al escondite: huyendo y, a la vez, permaneciendo dentro del juego. Trataba de no amargar mi existencia, cristalino me había quedado que la vida es una y que hay que vivirla conforme a no arrepentirse después. En el fondo y en la superficie, mi corazón seguía envuelto en un torbellino de esperanza. Esperanza de volver a verla. De ver como sus rizos rubios se mecían al son del viento. De cómo la vida volvía a Amber, y con ella, sus risas genuinas. En el fondo, esperanza de que la vida volviese a su cauce anterior. Y ese fue mi error. Un río jamás será dos veces el mismo.
El error lo pagué con el destrozo de mis esperanzas, y con ellas el de mi corazón. Supuso el fin de la huida. El juego había acabado, la hora del enfrentamiento había llegado. ¿Mi adversario? El más peligroso, el más cruel: yo mismo. Enfrentarse a uno mismo cuesta más que mantener a Ares alejada de los peligros, pero lo haría porque yo era Collins el magnífico y podía coronarme vencedor, declarándome una vez más el mejor.
Analicé lo que tenía entre manos y lo que se había filtrado entre los huecos de mis dedos. Y llegué a una conclusión: debía dejarlo ir. Hubo una época en la que había sido feliz aún sin tener a mi familia sana y completa. Ares misma había presenciado parte de mi dicha. Había sido divertido, había sido feliz. Quería ser de nuevo el Collins despreocupado y cariñoso que había demostrado ser. Lo tenía claro: quería resurgir como un ave fénix.
