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Hoy es lunes, y como todos los días mi despertador suena a las 7:45 y me despierta de un susto. Mis clases empiezan a las 9 así que tengo tiempo suficiente para ducharme, vestirme con el uniforme de la escuela y poder desayunar tranquilamente en mi casa hasta que mi madre nos lleve en coche.

Al llegar sufrí una mini avalancha por mis mejores amigas y otras compañeras.

-¡________!-Me saludó Cher.-Te he echado de menos este fin de semana- dijo dramáticamente guiñándome un ojo y viniéndome a abrazar.

Siempre pasábamos los fines de semana juntas,pero este no pudimos porque estuvo fuera de viaje con su padre.

No pude evitar reírme

-Yo también te he echado de menos,pero ¿que tal si dejas de abrazarme y me dejas respirar?-le conteste casi ahogándome. 

-Tu siempre tan fría¿eh?- contestó bufando- No te morirás por abrazar a tu mejor amiga.- Dijo soltándome y rodando los ojos.

Me limité a reír y a propinarle un suave empujón.


Nunca he sido especialmente cariñosa y aunque todos lo saben, nunca faltan las bromas al respecto.

Las clases empezaron normales, siempre hacíamos bromas, y a veces incluso la profesora se reía hasta que se cansó y me echó de clase. No era extraño en mi, siempre me echaban, mis notas eran impecables, pero mi actitud en clase dejaba un poco que mejorar.

Las clases siguieron hasta su fin, nos despedimos todas, fui a casa, me cambié y me fui a mis ensayos de baile.
Así es, los lunes y miércoles voy a danza clásica, mis migas dicen que a simple vista hacer ballet no va conmigo y tienen razón, pero cuando bailo me siento increíblemente bien. Pese a no tener el cuerpo ni las medidas propias de una bailarina de ballet, cuando me pongo el mallot y las zapatillas no hay nada más en lo que pueda pensar que no sea en bailar y en dejarme llevar.

Crazy, stupid love (Harry y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora