Despertar

29 3 1
                                    

Abrí mis ojos y no pude ver nada más que oscuridad.
No funcionó...? Lo último que recuerdo es la botella de vidrio, bajo mi cabeza.
Pasé mis manos por mi cara varias veces, desesperado. Que tan difícil es morir?
Al parecer, mucho.
Luego pasé mi mano por mi muñeca derecha, buscando las cicatrices en ella, tratando de abrir alguna. Pero mi piel estaba tan suave, como nunca lo había estado.
Busqué en mi otro brazo y, como si de brujería se tratase, no había nada.
Me senté y, de repente, sentí mucho frío en mi cabeza. Era muy extraño, era como si hubiera metido, solo la cabeza, en un balde repleto de hielos y agua helada.
Me dolía mucho. Pero era un dolor diferente, uno que no había sentido en otro lado que no fuera en el pecho, en el corazón.
Pero era mucho más intenso, era una agonía insoportable, era descomunal e increíblemente aliviador.
Jamás me había sentido tan mal...y tan bien, al mismo tiempo.
No sabía si reír o llorar, así que hice las dos cosas. Las lágrimas brotaban de mis ojos, como la sangre de una herida, y caían en mis manos como la harina de un costal con hoyos.
Mi risa descontrolada y maniática me provocaba una incomodidad algo rara.
De repente, de mi boca salió una palabra, que me sorprendió. No por su significado, ni por la palabra en sí... Sino por el tono duro, frío, e incluso podría decir que autoritario, que usé al, la palabra, salir de mi garganta, boca, dientes y luego labios.
- Olvidaré- Y, como si mis palabras tuvieran alguna especie de poder sobre mí mente, todo pasó frente a mis narices.
Estaba parado en el medio de mi cuarto y una coerción más pequeña de mí, de unos cinco años, lloraba tan fuerte que, en algún momento, me tuve que cubrir los oídos.
Luego desapareció y por la puerta volví a entrar, ahora con unos trece años, siendo empujado por un hombre, furioso, de unos cincuenta y algo de años. Ya sabía lo que seguía...
Me empujó hacia la cama y me arrancó la ropa... No podía ni mirar. Pos mis propios gritos y súplicas, le pedía que parara...le pedía piedad. No me la dio.
La imagen se volvió a desvanecer y, ahora, entraba por la puerta y yo de quince años, casi dieciséis, y atrás mío estaba Gillian.
Los dos reíamos y nos molestábamos. De repente él me agarró de la cintura y me besó.
Me volteé contra la pared, no quería ver eso.
Mi primera vez con ese mal nacido.

Esa noche me había dicho, tantas veces, que me amaba...que me lo terminé creyendo.

Luego apareció mi padre, agarrando me del cabello, y lanzándome al suelo luego, para golpearme hasta el cansancio. Pero en mi cabeza, aun, sonaban esos gemidos de perra en celo. En cerio doy asco.

En ese momento, todo se volvió negro y sentí un vacío en el estomago, mas fuerte que el que da cuando te montas por primera vez, en una montaña rusa. Entonces me dieron ganas de vomitar.

Y así lo hice. Pero lo que salia de mi boca, no era comida, ni bilis... Era mi voz, mi llanto, mi risa, mis gemidos de dolor y mis gritos de coraje, por ultimo, salio algo...muy pequeño para saberlo con certeza, parecía mi calma.

De mis ojos salió algo gris, como lagrimas, pero mas espeso. Sentía que mis ojos de iban a caer, así que solo se me ocurrió poner mis manos sobre estos, a modo de tapones. Como el corcho de una botella.

Entonces vi una linea, de muchos colores. Me sentí obligado a pasar al otro lado de esta, entonces me sentí mas liviano. Me sentí aliviado, de cierto modo...ya no sentía dolor. Algo me hizo suspirar y de repente... Olvidé todo. Como me llamo? Quien soy? Que soy? Como so? Estoy solo? Donde estoy? Como llegué a este lugar?

Entonces, me faltó el aire. Llevé mis manos a mi cuello y caí de rodillas. Pero no toqué el suelo, en cambio, caí y caí. Como Alicia en el país de las maravillas, el cambio es que yo me estaba ahogando. En ese momento me pregunté, cuando fue que volví a sentir dolor?
Mis pulmones ardían y sentía como mi tráquea se rompía. Entonces, sentí algo parecido al hipo, pero era más fuerte y podía sentir mi corazón, siendo oprimido...una y otra, y otra vez por mi diafragma.
Caí y caí durante, lo que me parecieron, horas. Con esa tremenda agonía golpeando mi cuerpo, sin descanso.
Más tarde, sentí un fuerte golpe en mi espalda y cabeza. Había caído sobre algo.
Intenté moverme hacia un lado, para levantarme, pero algo duro, como una pared de madera supongo yo, me lo impidió. Pasé mi mano sobre esta, hacia arriba, y me di cuenta de que, de ninguna manera, me podría levantar. También había algo sobre mí.

Al poner mis dos manos sobre eso, me di cuenta de que era como una tapa. Pensé, entonces, en lo que había hecho con los medicamentos. Me relajé y puse mi cabeza sobre la pequeña almohada que había dentro del ataúd. Entonces lo comprendí todo... Me habían enterrado vivo. Bueno, sería una muerte mas lenta de lo que esperaba, pero no importa si no tengo que volver a esa mierda de mundo.

Me relajé, suspiré e intenté dormir. En ese preciso momento, sentí como el corazón me daba un vuelco del susto, al ver como mi nueva cama se abría con gran estruendo. Dándome a ver un paisaje totalmente vacío, blanco y desagradablemente luminoso. Salí de ese lugar tan cómodo y más allá había unas escaleras hechas de tierra. Tenía dos opciones, volver a mi reconfortante ultima cama o subir por las escaleras y ver que había mas allá.

Decidí usar las escaleras. No eran tan largas como se veían, unos tres metros, cuanto mucho. Lo raro, ahora, era que estaba fuera del ataúd, fuera de la tierra y que me encontraba frente a un chico loco con el pelo pintado del arcoíris.

Era mas alto que yo, piel tan pálida que casi parecía un muerto y ojos dorados que me causaban una sensación de déjà vu, que me causaba algo cálido en el pecho.

- Hola...- Dijo y me sonrió como mi padre le sonreía a mi tío, creo que se le llamaba cariño...o algo así. Se sentía lindo que alguien me lo hiciera. Pero una de mis preguntas llegó a mi cabeza y se alojó, se aferró a mi garganta, deseando salir.

- Q-que...pasó?- Este chico me miró a los ojos y dijo.

- Averígualo.- Fruncí un poco el ceño y miré a otro lado, intentando encontrar las palabras correctas para persuadirlo de decirme. El soltó una pequeña risa y dijo.- Naaa... Mejor te cuento, mientras nos vamos.- Me agarró de la mano y comenzó a andar, adentrándose cada vez mas en el cementerio Beloved, eso creo, y alejándonos de donde estábamos.

Cada vez mas al norte y cada vez mas confundido, me solté de su agarre y paré de andar. El también paró y me miró.

- A donde me llevas?- Pregunté asustado.
- A casa.- Dijo y siguió caminando, pero algo me impulsó a seguirlo. La curiosidad, tal vez.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jun 28, 2016 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

From Loveless to Beloved.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora