Capítulo 8: Dvlainn

47 9 4
                                    


Me llevaron por un pasillo estrecho y mal iluminado, la mugre del suelo se me pagaba a las rodillas desnudas, no sabia donde me llevaban, tampoco entendí lo que dijo Daiin, tenia los oídos palpitando por la vergüenza que me daba llorar mientras me miraban ojos desconocidos.
-Donde me llevas -Tenia los ojos nublados, no veía quien me estaba arrastrando del brazo hacia un lugar que yo desconocía.
-A un lugar seguro, tu hermano no te encontró donde él pensaba encontrarte, te estará buscando, quiere finalizar lo que no termino.
Se me tensaron los músculos al oír esas palabras, mis ojos dejaron de estar nublados, más bien les obligué a ello.
Me pare en seco y miré a la persona que me había hablado, era uno de los sabios, pero no Daiin.
-Quien eres -No sonó a pregunta.
-Quien sea o deje ser, ahora mismo no te incumbe. Alguien nos sigue. Ni se te ocurra mirar atrás -Sí no lo hubiera dicho, lo hubiera hecho, más bien, estaba a punto de hacerlo -Cuando te toque el hombro, corres, hay una habitación al girar la esquina a la derecha, entras, cojes la llave y te encierras. No tiene pérdida.
Noté que me metía algo pesado en el bolsillo de la chaqueta. Esperé a que me tocara el hombro pero no lo hizo. El enemigo se estaba acercando, ¡por que no me daba la maldita señal! No tarde en descubrirlo, quien nos seguía era Sarasi.
-Vale, acompañadme a la habitación.
Le hicimos caso. Llegamos al cuarto indicado, cerró la puerta, se quitó la capucha y pudimos ver su ¿cara?, no se si a eso se le podía considerar una cara, no había duda de que había vivido un incendio y se había quemado media cara, pero en cambio, la otra cara estaba completamente limpia, ni un rasguño visible, el ojo era morado, digo el ojo porque en la otra mitad no tenia.
-Soy Dvlainn. Soy maestro de la elementia del aire.
-Cómo sabias lo de mi hermano.
-En la escuela del viento, lo primero que te enseñan es a leer la mente. Cosa que pocos lo consiguen, o quienes lo consiguen acaban confundiendo sus pensamientos con los de las otras personas, lo cual acaban enloqueciendo.
-Qué más has averiguado sobre mí.
-Eso no creo que lo quieras saber, se muchas más cosas de ti que tú. ¿Alguna pregunta más?
-Sí -Esta vez fue Sarasi quien habló -Qué vais a hacer con nosotros, y si eres el único que sabe lo del hermano de Raiak.
-Eso son dos preguntas muchacho, a la primera... Tú te puedes ir, es a Raiak a quien queremos y a la segunda, sí, soy el único de los sabios que lo sabe, pero lo acabarán descubriendo.
-¿Porque me queréis a mi?
-Te quiero formar en la elementia del aire. No más preguntas por hoy, a dormir, es tarde.
En la habitacion había dos camas, le pedí con la mirada a Sarasi que se quedara conmigo, e hizo un asentimiento con la cabeza.
-Mañana será un día largo, descansad.

Memorias Del Caballero BlancoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora