Capitulo 13: Inocencia

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Era bueno, muy bueno. Había mezclado una cosa positiva con una negativa para que se amortiguasen uno a la otra. Sabia jugar.
-Cómo que...
Sarasi estaba de rodillas con los ojos como platos, como si le hubieran dado un golpe en el estomago
-Podrías volverlo a repetir -menciono mi amigo.
-Qué parte -contesto el Sabio
Yo estaba sin saber que hacer, sin saber que decir.
-Todo
Mientras conversaban furtivamente yo estaba pensando... pensando en las últimas palabras que había mencionado el Sabio maestro del fuego, y sobre todo, en como podía haber averiguado tal estupidez. No, no le creía. Centré la mente en la conversación de Sarasi y el mago.
-O sea que quieres decir que me vas a formar en la elementia del fuego.
-Así es
-Espera un momento -interrumpí -como puedes saber que mi hermano tiene un ejército de supuestos demonios.
-No me se más detalles, lo único que se es lo que me han dicho mis exploradores.
-¿Exploradores de que? -pregunto Sarasi repentinamente
-Mande unos exploradores al Invierno. Al volver me mencionaron sobre un gran ejército de demonios, unos mil, liderado por un muchacho de aspecto sombrío, con una túnica negra y mirada penetrante, su espada desprendía humo blanco. Supuse que seria él.
-A lo mejor no es él. Y no tienes pruebas de que vaya a atacar justamente a esta aldea.
-Muchacho -Dvlainn se levantó y me miró de soslayo- esto dejo de ser una aldea hace muchos años, estas en la capital más importante de la magia, ¿o esque se te había olvidado? Los demonios se alimentan de sangre sí, pero les encanta devorar magia. No se lo que habrá hecho tu hermano para tener a sus pies a un ejército de semejante fuerza, ni siquiera sé de como los a encontrado. Pero lo que si sé, esque un solo demonio, puede destrozar a un ejército de veinte humanos si esta en sus mejores días. No hay que tomárselo a broma. Por eso, insisto en que debéis aprender ya la elementia. Contra antes mejor.
-Qué pasa con mis padres
-Tranquilo Raiak, mañana tendrán su funeral.
-No quiero que los entierren, quiere que los incineres y me des las cenizas.
-No soy tu siervo muchacho. Eso lo tendrás que hacer tu solito, pero tranquilo, estaré presente.
-Perdon... -comenzó a hablar Sarasi.
-Sí -Dijeron Daiin y Dvlaiin al unísono.
-Esta noticia... la de los demonios y la guerra... deberíamos comunicárselo a mi padre.
-Y quien es tu padre muchacho.
-Julius Zalavar. El Rey.
La cara de sorpresa que se llevaron los dos sabios fue magnifica, se quedaron pasmados. Pero en unos segundos recuperaron la compostura.
-Entonces tu debes de ser el bastardo, Sarasi Revil
A mi amigo nunca le a gustado que le llamen bastardo.

Memorias Del Caballero BlancoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora