3.

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Oscuridad. Paso, paso, paso. Silencio, luego viento. Sollozos y gritos. De repente, tristeza y miedo. Sangre.

– ¡Alex! – gritó de forma casi inentendible encontrándose a sí mismo en la misma situación que antes, amordazado y amarrado a una silla.

– ¿Alex? Él está muerto, acéptalo de una vez. – dijo aquel chico con anteojos que Rubén desconocía.

Su cabeza le daba vueltas. ¿No había sido un sueño? Analizó con las pocas fuerzas que tenía la habitación: las paredes estaban sin pintar, no había ningún mueble además de la silla en donde se encontraba y una pequeña lámpara que colgaba sobre él, balanceándose de un lado a otro. Comenzó a moverse para todos lados, tratando de encontrar una forma de desatarse mientras gritaba desesperadamente.

– No entiendo lo que dices si tienes la mordaza en la boca, espera. – replicó, quitándosela de la boca.

– Cuando me suelte voy a asesinarte. ¡¿Me escuchas?! – lo amenazó con toda la ira que estuvo acumulando desde que vio a su mejor amigo por última vez, pero también con miedo. Miedo a terminar de la misma forma. Su única respuesta fue una risa cínica, para luego buscar algo detrás de él.

– Si sigues gritando lo único que lograrás será que te tape la boca de nuevo. Calla y come. – le acercó una cuchara con un líquido, probablemente algún tipo de sopa. Sin embargo, apartó la cara.

– Vamos, que tienes que comer. – Pero antes de terminar la frase éste le escupió.

– Que te follen. – pronunció entre dientes.

– Mira... – dijo limpiándose la cara. – esto te lo perdono, pero la próxima...

Sin terminar la frase, una de sus manos se dirigió a su cara y agarrándola con fuerza se acercó a ésta.

– Al principio quizá no te guste, pero te acostumbrarás. O eso tendrás que hacer, porque estarás aquí bastante tiempo.

Mientras decía esto último se acercó al cuello del chico y lo rozó con su nariz, mientras que con su otra mano le acariciaba el brazo sintiendo como éste se tensaba y comenzaba a respirar de forma agitada.

Finalmente, lo soltó bruscamente y se alejó caminado lentamente hacia la puerta. Pero antes de irse repuso de forma graciosa: – No me hagas colocarte de nuevo la mordaza. No quieres eso, ¿no? Además, tu voz tan grave me excita. No tengo el derecho de privar al mundo de ella.

Entonces se fue, dejando a Rubén completamente paralizado. ¿Le excitaba? Una parte de su mente no entendía lo que estaba pasando, pero la otra sí y eso lo aterraba. No porque fuera un hombre quien le había dicho aquello, el problema era que no era cualquier hombre: era un asesino, era quien había matado a Alex. Borró ese último pensamiento de su mente, repitiéndose que de lo único que debía preocuparse era de salir de allí con vida. Luego de observar con atención la habitación otra vez, se percató de que cerca de él se encontraba una pequeña ventana con rejas del lado de afuera. Al mirar por ella no vio absolutamente nada, ni casas, ni gente; nadie que pudiera escucharlo gritar, por lo que se ahorró esa opción. Movía sus muñecas tratando de librarse de las sogas, pero era en vano.

Se quedó inmóvil, mirando al techo. No había forma de escapar, debía esperar al momento indicado y ojalá sea pronto, pensaba él.

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– Deja de dormir de una puta vez, hombre. Toma. – le dijo para luego arrojarle una prenda e ir hasta él a desatarle manos y pies.

– No trates de hacer nada raro, no me voy a ir hasta cambiarte de ropa.

Sintió un pinchazo en el brazo y se apartó, pero era tarde. Comenzó a sentirse mareado aunque todavía seguía consiente. Veía como le bajaba los pantalones y su primera idea fue salir corriendo pero sus extremidades no le respondieron, por lo que solo podía quedarse mirando como aquel desconocido paseaba sus manos por su cuerpo.

– Por cierto, me llamo Miguel Ángel. Puedes llamarme Mangel, si quieres. – añadió colocando sus manos en el borde del pantalón de Rubén para empezar a bajarlo. Al sentirlas no pudo evitar un pequeño gemido, estaban heladas; lo que hizo a Mangel sonreír de costado un poco sorprendido. No sabía por qué había reaccionado de esa forma bajo su tacto. "¡Es un psicópata, joder! ¿Qué me pasa? Concéntrate. Solo debes pensar en escaparte de ese lugar" se repetía a sí mismo pero le era difícil evitarlo. ¿Estaba mal? Claramente, pero algo lo cegaba y no podía negar que le atraía.

Mientras tanto, el pelinegro le colocó unas medias negras hasta la rodilla, con un moño como detalle al final de éstas, y una pollera corta del mismo color al igual que el buzo que llevaba puesto. Al mirarse quedó anonadado. ¿Una pollera?

– Te follaría ahora mismo. – admitió mordiéndose el labio. – Y parece que a ti no te molestaría. – añadió sonriendo.

No entendió hasta que miró hacia abajo y se dio cuenta a lo que se refería. Se sentía asqueado ¿cómo podía ocurrirle aquello con quien había matado a Alex, con aquel chico que se hacía llamar "Mangel"? Juntó sus piernas tratando de ocultar su erección, sin embargo seguía siendo notable.

– Ojalá te guste la ropa que elegí, sabía que te quedaría bien. – comentó antes de salir por la puerta sin antes volverlo a atar. – Nos vemos en la noche, Rubén.

Al escuchar eso sintió un cosquilleo en el estómago, pero no solamente de miedo, si no de intriga. ¿Qué iba a pasar esa noche? Durante el resto del día fue en lo único que pudo pensar, quería que llegara ese momento solo para averiguar qué tramaba y que iba a hacer con él.





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Nuevo capitulo <3 Ojalá les guste. Ya va a llegar la parte mas interesante, tranquilos ;).

tw: mangeiit0

CAUGHT ~ RUBELANGEL (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora