Es el síndrome del campamento de verano: Te vas de campamento y te lo pasas de puta madre, el mejor verano de tu vida, vuelves a casa y te tiras todo el año pensando en el próximo campamento... Y entonces llega, y todo ha cambiado, monitores, las chicas, los colores están raros, es un extraño ya... y caes. Los mejores años fueron eso. Los mejores. Y nunca se volverá a repetir.
Hay que perdonar. Y perdonarse. Pasa la página.
Chicos, enteráos de una vez que no nos gusta que nos piropeis a gritos, para menos sus machitos en manada. Y de paso le decís a este que no nos gusta que nos insistan, o sí... pero con un poquito de ingenio.