"jamás llegarás a entender cuando me veas llorar"
Hace unos meses mi vida era enteramente brillante como un sol en verano, y hoy es tan opaca como el cielo en invierno. Actualmente es otoño y las hojas caen, viejas, secas, acabadas, y rechazadas por aquel frondoso árbol que un dÃa las sostuvo con orgullo, y yo querÃa caer con ellas. Las calles de Liverpool eran solitarias, frÃas y peligrosas a esa hora, pero no me importaba. El viento recorrÃa las calles llevándose las hojas, basura y demás desperdicios tirados... caminaba contra el aire, mi pelo se despeinaba con aquella brisa, no me molestaba, trataba de dar pasos firmes pues aquella brisa era fuerte.
En ese mismo momento pensé, "si un auto me pasara por encima no importarÃa". QuerÃa morir, no sentÃa la necesidad de seguir respirando... levante la manga de mi abrigo, y observe sus marcas, la única razón por la que en realidad me sentÃa viva, conforme conmigo misma. Las acaricie como si fueran terciopelo, no eran suaves, las toque como si fueran importantes...
A la lejanÃa, pude notar una luz... la luz de un autobús, pensé "¿Por qué no?", camine directo hacia media calle, me paré frente al gran auto, y espere mi fin, escuche como sonaba la bocina, y sentà como la adrenalina recorrÃa mis venas, de pronto sentà como se me cortaba el aire, y luego sentà el golpe seco contra la acera, abrà los ojos que habÃa cerrado con el impacto, note que aún seguÃa en el mundo con vida y respirando, y no estuve feliz. Un chico, yacÃa a mi lado, él me habÃa "salvado" de mi propio suicidio.
De pronto reconocà aquella melena oscura, esa nariz respingada, y ese pequeño lunar en la clavÃcula derecha.
El chico giró el rostro, y al parecer me reconoció, mientras lo miraba con el ceño fruncido... iba a hablar, pero entonces me levanté y comenze a caminar hacia el mismo sitio, que antes del incidente.
-¡Nefereth!- exclamó, y corrió a mi lado tomando mis muñecas por debajo del abrigo.
-¿Por qué me salvaste?- pregunte ella sin mirarlo.
-Nefereth... ¿querÃas que te atropellara el autobús?- frunció la ceja, y agarró con fuerza mi muñeca, sentà como acaricio mis muñecas lo observe mientras él levantaba la manga de mi abrigo hasta el codo.
-¿Por qué te lastimas de esta forma?- preguntó el con una cara de espanto, horror, y asombro, eran unas heridas muy feas iban a todas direcciones, tenÃan toda profundidad y algunas más recientes que otras, y me molestó su actitud.
-¿desde cuándo te preocupa?- mis ojos se nublaron por las lágrimas, el chico me miró con pena y me pregunto nuevamente.
-¡Nefereth quiero ayudarte!, ¿desde cuándo te lastimas?-rei sin gracia, y me solté de su agarre, aun sin despegar la vista de él.
-Desde que comenzaste a ser un idiota-dije el chico la miró con un nudo en la garganta sin saber que decir.
-las palabras hieren, sabes.-dije y entonce comenze a caminar nuevamente retomando el camino anterior.