The Young [El Joven] « Len × Kaito || ®

Capítulo 10

Pulsé aquel botón.

Mi cara no tenía expresión ninguna.

Conseguí sacar el alma de Len de su cuerpo, el cual decidí llevar a aquel pequeño jardín de flores doradas escondido en la mazmorra, de donde salÍa una luz que venía del cielo porque encima había un pequeño agujero.

Dejé el cuerpo de Len allí tumbado. . .

Salí de allí sin mostrar expresiones.

Fuí directo hacia la habitación donde se encontraba el cuerpo de la Reina, de mi Reina.

Coloqué el alma de Len encima de su pecho y esperé que la magia surgiera.

Una luz cubrió toda la habitación y, efectivamente, la Reina despertó.

-Ya estaba cansada de ser un alma perdida. -dijo su hermosa voz.

-Bienvenida de nuevo, mi Reina. -dije haciendo una reverencia.

-Menuda bienvenida.

-Gracias.

-No era un alago.

-Gracias igualmente.

-¿Mataste al humano? -dijo cambiando completamente de tema.

-¿No te basta con tomar su alma?

-No. Lo quiero muerto. ¿Entendido?

-Heh, de acuerdo. Más tarde lo mataré. Ahora vamos a hacer cosas malas.

-¿Tenías algo planeado?

-No.

-Pues muy mal. Así no se le da la bienvenida a tu Reina.

-Lo tendré en cuenta, mi Reina.

-Déjate de tonterías y vamos a ver a gente sufrir. -dijo llendo hacia la puerta.

La acompañé. No quería perderme el espectáculo.

Los dos subimos a nuestros tronos y esperamos a que el dolor surgiera.

Esperamos un rato y nada pasó.

¿Tenía que empezar yo?

Cogí un cuchillo que había escondido en mi chaqueta. Lo lancé a uno de los habitantes.

Era hermoso ver cómo se desangraba.

De repente sentí una pequeña brisa fresca en mi oreja izquierda.

-¿Por qué lo has hecho...? -dijo alguien.

Me giré y no había nadie detrás mío.

Volví a mirar para adelante y ví a Len, bueno, su fantasma.

Estaba llorando.

-¿Por qué lo has hecho? -repitió.

Moví la mano intentando hacerle desaparecer.

Meiko me miró raro.

-Tengo que al baño. -dije levantándome del trono.

Fuí a la mazmorra donde se encontraba el cuerpo de Len.

Seguía "muerto".

-¿Te hace feliz verme así? -dijo el fantasma.

-...

-¿Por qué no hablas...? Sé que puedes oírme...

Volví a mirar el cuerpo de Len.

Cada vez lo veía más... ¿cómo se dice?

Bueno, ya me entendéis.

Necesitaba recuperar su alma, fuera como fuera.