Se fue y me preparé para oír el sonido metálico retumbando en el vació de mi soledad pero en lugar de eso una minúscula rendija del grosor de un dedo dejaba colarse a un rayo de luz. Me acerqué a ella, la había dejado abierta para mí.
Salí con cuidado de que no me viera nadie y fui directa a la sala de control para asegurarme de que los amigos de Lexa no habían tenido ningún problema. Cuando llegué me encontré con mi madre y Kane hablando de la reunión que habían tenido hace poco.
-Hola hija – me dio un beso y pasó su brazo por mi hombro, rodeándome.
-Hola mamá – pero no la miraba a ella sino a él, quien parecía desconcertado y cabreado.
-¿Cómo has salido de la celda? – Mi madre nos miró sorprendida – Abby, la inocente de tu hija me abofeteó delante de los trabajadores que estaban haciendo un motín e incluso los ayudó a pelear contra Seguridad. Como ya sabes aquí no se hacen excepciones con nadie.
-No puedes encerrarnos a todos, Kane. El odio que habéis fomentado durante todo este tiempo se está volviendo en vuestra contra y una simple caja de metal no será suficiente para matar lo que está comenzando a germinar.
-Ninguna planta duraría mucho sin la luz, el agua y la comida que necesitáis.
-Sois vosotros los que nos habéis acostumbrado a no tener nada de eso, los que nos habéis hecho invencibles, y lo vais a pagar. Ahora vete, quiero hablar con mi madre.
-¿Ella también es una insurgente? – Se refería a mi madre. Di un paso hacia delante, interponiendo mi cuerpo entre él y ella.
-Vete – se acercó a mi oído.
-Os voy a flotar uno a uno.
-La canciller soy yo – me apartó y le plantó cara – tu no eliges quien se va y quien se queda. Si quieres flotar a mi hija tendrás que flotarme con ella también – Bufó y se fue, dejándonos solas.
-Mamá...
-Aquí no Clarke, las paredes oyen – cogió mi mano y me llevó a una sala en la que no había estado casi nunca. Normalmente se tenía prohibida la entrada a toda la persona que no fuese del Consejo pero recuerdo que cuando era pequeña mi padre me dejaba colarme alguna vez – En este lugar estaremos más cómodas. Cuéntame, ¿qué está pasando? ¿Ya ha empezado?
-¿Sabías que se estaba preparando una revolución?
-Esto no es una simple revolución, Clarke. Antes de que...flotaran a tu padre éste los ayudo e incluso instigó para que todo esto pasara. Lo están pasando realmente mal, estoy intentando ayudarlos pero tengo a todo el mundo pendiente de cada movimiento y si cometo un error ellos lo pagarían.
-Sé que papa no fue flotado, lo mandaron a la Tierra como forma de castigo. Podría estar vivo y ni siquiera lo sabemos.
-¿Cómos sabes eso?
-Ya hablaremos sobre eso, me duele haberme enterado por otras...Espera - había comprendido algo – Mamá ¿sabían que estaba ayudando a los trabajadores, verdad?
-Nunca hubo nada oficial pero sí.
-No lo mandaron allí para castigarlo a él sólo sino a los tres, lo único peor que la muerte de un ser querido es la incertidumbre de saber si aún vive – pensé en voz alta – Quiero ayudarlos mamá.
-Lo sé, sabía que algún día esto pasaría, eres igual que él – una pequeña sonrisa se escapó de mis labios. Lo echaba tanto de menos.
-¿No me lo vas a prohibir?