Sé que llego (otra vez) un poco tarde pero he tenido una semana muy complicada, estoy a final de curso, por lo que me es muy complicado sacar un poco de tiempo, y cuando lo tengo estoy tan cansada que por más que intento escribir algo decente no me sale así que si quizás estas tres semanas me retrase un poco más o los capítulos sean un poco más cortos. Os pido paciencia ya que después os compensaré.
Estoy realmente cansada pero me he quedado escribiendo esto hasta tarde por vosotros, espero que haya merecido la pena.
Gracias por los votos, me animan mucho a seguir. Os quiero.
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Me encontraba tumbada en mi cama, debía dormir pero mis ojos no me daban una tregua. Habían pasado dos días, tiempo en el que Lexa había mejorado y aunque aún tardaría en curarse había insistido en irse a su zona, quería quedarme con ella, había pasado casi cada rato a su lado, pero me obligó a venirme a mi habitación porque decía que tenía que descansar. Estaba preocupada por la situación, estábamos replegándonos para que nuestro ataque fuese más fuerte y certero pero nosotros necesitábamos prepararnos mejor y ellos no habían hecho ningún movimiento, lo cual me inquietaba.
Comencé a escuchar alboroto tras la puerta, me extrañó ya que el toque de queda llevaba vigente al menos tres horas. Me sobresalté tanto al escuchar un violento golpe seco en la puerta que estuve a punto de caerme de la cama, otro estruendo lo siguió y después otro más. Estuvieron golpeando con algo metálico un rato hasta que de pronto paró y se oyeron los pasos alejarse de mi cubículo. No quería admitirlo pero había estado muy asustada, me cambié deprisa y abrí la puerta con cuidado, asegurándome de que no quedaba nadie fuera y me cambié lo más rápido que pude para irme. No podía hacer ruido para que no me vieran salir pero sabía que las cámaras me delatarían y los guardias aparecerían antes de que llegase a la zona de los trabajadores así que no tenía otra opción. Corrí por los pasillos con el eco de mis pisadas resonando por toda la nave y taladrándome los oídos, tapando así el ensordecedor silencio que reinaba. A mitad de camino un solo guardia comenzó a correr a mi espalda pero no parecía tener la intención de atraparme. Cuando llegué a la puerta de los trabajadores me di la vuelta para enfrentarme a él y este se paró a bastantes metros de mí mientras me miraba a través de sus oscuras gafas protectoras.
Voló de pronto la tapa del conducto de ventilación chocando contra la pared de enfrente y provocando un fuerte sonido metálico y Octavia salió de él sacando su espada e interponiéndose entre ambos.
-Lárgate de aquí. Ya – hizo un gesto de indiferencia al ver la sorpresa en mi cara – Hoy me tocaba guardia, rubia.
-O, eres tú – el guardia se quitó las gafas dejando al descubierto aquel rostro que conocía tan bien.
-¿Bel? - Octavia bajó un poco su arma pero cuando su hermano dio un paso hacia nosotras la levantó de nuevo.
-O tranquila, no voy a haceros daño – puse una mano en el hombro de la morena para que se relajase y caminé hacia él.
-¿Por qué me perseguías, Bellamy?
-Esas eran las órdenes.
-¿Sólo perseguirme?
-Sí.
-Bel nunca desobedece las órdenes ¿verdad? Es un sirviente ejemplar.
-Octavia no tienes derecho a hablarme así.
-Yo creo que sí ¡Estás de su lado después de todo lo que le han hecho a nuestra familia! –Hizo una pausa para tomar aire – Joder Bel que quieren matarnos a todos nosotros y tú les vas a ayudar.