Rocío.
Fui corriendo a por Dani al aeropuerto, me daba igual todo, él es la persona a la que amo. Lo vi en unos asientos mirando al móvil
- ¡Dani! - corrí y lo abracé. - te amo, no me dejes jamás, porque fue gracias a ti que aprendí a amar, vivir y soñar, eres una persona increíble, y no quiero que te vayas. He sido una idiota al no darme cuenta de que todavía te necesito conmigo, y que no necesito a nadie más. Que te quiero para mí y para nadie más. Que he estado ciega, y que no te quiero perder por nada del mundo. Tus besos no se pueden comparar con los de nadie, porque tú me haces sentirme segura, cuando me miras, besas o abrazas. Por favor, Dani no te vayas, no te quiero perder. - dije aferrándome más a él. - y me da igual todo, Álvaro y Paula no son los hijos de David. Son tuyos. Y sé que lo sabes por nuestras noches de pasión. Quédate conmigo, por favor. Eres mi motor y mi fuerza diaria. Jamás te he dejado de querer. - cogió mi cara entre sus manos y me besó. Como nunca antes lo había hecho. Y echaba tanto de menos sus labios sobre los míos, los dos juntos, bailando al son del otro.
- Nunca te dejaría sola. - dijo juntando nuestras frentes después del beso. - gracias por impedir que me marche. Te amo.
Le di la mano y nos dirigimos a casa. Álvaro se asustó al ver a Dani, pero le dije que él era su verdadero padre igual que el de Paula. Y es verdad, yo me veía con Dani y tienen sus genes y los míos. David es estéril, y vivió en una mentira. Jamás le volveré a querer.
- ¡David Martín Lafuente! - grité y bajó.
- Mujer estúpida. ¿Qué hace este imbécil aquí? - dijo cogiéndome con rabia del brazo.
- Es el padre de mis hijos. Vete de mi casa, ya tengo el divorcio, ya no somos ni marido ni mujer, tengo la custodia de los niños, y si vuelves por aquí llamaré a la policía.
David se marchó más enfadado que nunca y yo giré sobre mis talones para verle la cara a Dani que me estaba agarrando por la cintura. Le besé y me siguió.
- Echaba de menos tu boca con la mía. - dijo entre nuestros labios.
- Echaba de menos tenerte. - dije volviéndole a besar. Sonreímos con sinceridad entre nuestros labios y cuando cogimos para coger aire, escondí mi cabeza en su cuello y pasé mis manos que antes estaban en su pecho por su nuca y él seguía con sus manos en mis caderas.
- Prométeme que nunca más me volverás a hacer lo mismo. - dije entrelazando nuestros dedos y dando besos pequeños por todo su cuello.
- Te lo prometo. - dijo depositando un beso en mi cabeza.
Meses después.
Dani se arrodilló ante mí y sacó una cajita de su bolsillo. La abrió y contenía un anillo precioso.
- Rocío Cantó Marco, ¿quieres casarte conmigo? - me puso el anillo y asentí muchas veces con la cabeza, ya llorando.
- ¡Sí, Daniel, quiero ser tu esposa! - grité de felicidad. - gracias por hacerme la mujer más feliz del mundo.
Me cogió de la cintura e hizo que con mis piernas agarrara su cintura como un koala y lo besara. Todos nos felicitaron por nuestro compromiso. Esto es el principio de algo muuuuy grande. Si es que lo veo venir. Dani me agarró la mano y me llevó a un parque precioso.
- ¿Te acuerdas de éste lugar? - preguntó cogiéndome por la cintura y poniéndose detrás mío.
- ¿Cómo no acordarme de la magnífica tarde que pase aquí contigo? - respondí.
- La luna no es nada esta noche comparada junto a ti. - dijo haciéndome girar para verle la cara.
- Exagerado. - y le besé por millonésima vez. - nunca podré agradecerte lo que haces por mí, Daniel.
- Nunca me olvides. - dijo él.
- Nunca lo haré. - respondí.
- Pase lo que pase...
- Siempre estaré a tu lado.
Y desde entonces nos fuimos a casa. La boda era en un par de meses y yo estaba muy nerviosa.
El día de la boda.- Bien, ya puedes besar a la novia. - dijo el cura. Dani me besó. Ya era oficial. Dani y yo estábamos casados. Daniel Fernández Delgado, eres el amor de mi vida.
Salimos de la iglesia mientras todos nos tiraban arroz y aplaudían. Me sentí de lo más orgullosa que se puede sentir una persona. No quiero, ni pienso dejarle. Nunca. Él me ha demostrado tantísimas cosas que David no.
Él me enseñó a vivir... Soñar... Pero sobretodo, a amar. Nunca olvidaré nada de lo que pasé con Daniel. Jamás.
- ¡Que vivan los novios! - gritó Blas. Todos aplaudieron y reímos.
- ¡Que vivan! - gritó Carlos.
Les fui a abrazar mientras todos me felicitaban a mí, y por supuesto a Dani, y nos daban regalos. Pero el mejor fue el de Dani. El mejor regalo que jamás me han podido dar. Lo abrí y era un colgante en el que ponía "Rocío y Dani, siempre juntos" y una foto nuestra besándonos. Es mi favorita. Me tiré a los brazos de Dani y le besé toda la cara. Y por último en los labios. Sus labios era lo mejor que me podía dar la vida. O incluso mejor aún, él era lo que mejor me podía dar la vida. Porque gracias a él yo soy persona.
- Es el mejor regalo que me han podido hacer nunca. - dije mirándole a los ojos y sonriéndole. Él me devolvió la sonrisa.
- Gracias por hacerme el hombre más feliz en la faz de la tierra. - me susurró mientras bailábamos.
- Gracias a ti por hacerme la mujer más feliz en todo el universo. Daniel Fernández Delgado, jamás estarás solo...
- Porque aunque creas que lo estás, yo siempre estaré ahí. - siguió mi frase.
- ¿Me lo juras? - dije.
- Te lo juro. - me sonrió. - eres la mujer de mi vida y jamás te cambiaría ni por nada ni por nadie, eres el pilar de mi vida.
- Te amo. - le besé.
Continuará 😊
QUÉ PASA CHAVALES? TODO BIEN? TODO CORRECTO? Y YO QUE ME ALEGRO, QUE TRAIGO. RANI!
Votad y comentad. Que ya era hora de un RANI ¿o qué?😏
Gracias por leer.
- Olaf y yo os enviamos Abracitos calentitos. ❤️