BROKEN (Seddie + TWD)

Capitulo cuatro

Camine hacia donde Freddie me señaló, debía de llegar hasta la bodega y ¿dónde carajo estaba la bodega? Lo sé, no debí de haber aceptado, pero si no lo hacía yo ¿Quién más lo haría? 

Camine lo más rápido que mis pies me permitían hasta llegar a una gran puerta que decía "Bodega", intente abrirla pero se me hacía imposible, estaba atascada. Retrocedí unos metros para luego lanzarme con todas mis fuerzas sobre esta, pero solo me hizo retroceder tirándome al suelo.

Lleve mis manos a mi cabeza, estaba realmente desesperada, Freddie confía en mí ¿y yo qué? No sirvo para nada...

Con mis manos en mi cabello pude descubrir un pinche y recordé cuando estaba en la correccional donde aprendí muchas cosas, entre ellas abrir una puerta con un simple pinche, ¿Cómo fue que termine en una correccional? Una larga historia que tal vez luego contaré.

Pasaron unos simples segundos y la puerta estaba abierta, camine hacia el interior buscando entre todas esas cosas, un maldito martillo. Cuando por fin lo encontré pude ver a dos de esas cosas acercarse hacia donde yo estaba, de seguro los atrajo el ruido, intente esconderme pero ya era demasiado tarde. El primero se abalanzó hacia mí dejándome indefensa, su aliento apestaba y gruñía como un animal, el otro se acercaba cada vez más rápido, comencé a desesperarme pero luego recordé a Freddie y sus palabras. Con todas mis fuerzas lo aleje de mi haciendo que este cayera al suelo, luego lo golpee con el martillo en la cabeza reiteradas veces haciendo que su cráneo se partiera en dos. Observe a mi derecha un hacha y no lo dude dos veces en usarla con el otro, ya solucionado el asunto tome el hacha, el martillo y guarde la navaja de Freddie en mi bolsillo y partí rumbo a donde se encontraba este.

Me sentía tan bien, ciertamente hace unos minutos atrás actué como toda una gallina pero ¿a quién no le afecta ver a su mejor amiga convertida en una de esas cosas y ser uno quien debe de matarla? Claro que me afectó, debí de mantenerla con vida pero solo pensé en mí, me siento tan tonta, a veces deben de pasar algunas cosas para reaccionar pero dudo que esto fuese necesario. Desde ahora en adelante mi única misión es salir con vida de aquí, encontrar a mi hermana con vida, para luego ir en busca de mi madre que se encuentra fuera del país.

Acelere el paso llegando pronto donde estaba Freddie este tendió su mano para que le diera el martillo, rápidamente lo tomó y golpeó reiteradas veces el candado haciendo que este finalmente se rompiera, abrió la puerta y se quedó junto a mí.

-¿Por qué tardaste?-preguntaba mientras me tendía su mano.

-Tuve problemas al entrar a la bodega-me encogí de hombros y le devolví su navaja.

-¿Todo bien?

-Claro.

Caminamos distraídos, supongo que aquí debíamos de separarnos, yo debía de ir con mi familia y él con la suya, observe el suelo, ciertamente nunca habíamos sido tan cercanos pero este breve periodo de tiempo se había comportado muy amable conmigo, pare de inmediato al oír gritos provenientes de adentro.

-Debemos de ir a ayudar-insinué mientras trataba de saber de dónde provenían aquellos gritos.

-¡Estás loca! Apenas logramos salir de allí y tú quieres volver, Sam no juegues, además debes de ir por tu familia.

Tenía razón no podía arriesgarme más pero ¿nadie haría nada por aquellas personas?- ¿y tu familia?

-Yo no tengo familia-respondió Freddie secamente, me quedé en silencio, no sabía si lo que decía era verdad o una simple broma, pero ¿Quién bromea sobre eso?. –Mi padre nos abandonó cuando nací, mi madre se marchó cuando tenía 5 años, para ella era solo una carga, me quede solo en un orfanato nadie quería adoptarme por lo que el orfanato se convirtió en mi hogar, me dieron permiso para venir a un colegio y universidad fuera de este y llegue aquí.-Durante el relato caminábamos cuidadosamente con nuestras armas en mano, Freddie con su navaja y yo con el hacha, me mantuve en silencio, no sabía que decir, solo pude decir.

-Lo siento.

-Oh no te preocupes, no necesito que me tengas lástima.-dijo secamente.-creo que ya deberías de irte.

-¿Y tú? ¿Qué pasará contigo?

-No te preocupes por mí, estaré bien.-sin dejarme ni siquiera despedirme, dio media vuelta y se fue.

-¡Freddie!-lo llame pero de nada sirvió, ya se había marchado.