Desperté con la luz del sol iluminándome. Eran las 10:30 de la mañana y rápidamente noté que James no se encontraba a mi lado.
James. Mi mejor amigo, bueno y algo más que eso. ¿Cómo explicar nuestra relación? ¿Me encontraba yo en su friendzone? Lo conocí hace 2 veranos, para ser más precisos.
Él estaba sentado en uno de los tantos luminosos parques de la zona tocando la guitarra y cantando. No estaba segura si lo hacía por dinero o por el simple hecho de expresarse a través de la música. Yo, al contrario, estaba recorriendo por gusto. Al escuchar su voz yo sólo... no supe cómo reaccionar. Era hermosa.Me acerqué a él y comenzamos a hablar. No fue complicado. Me refiero a que no era una de esas personas con las que un silencio de mas de 4 segundos. Con él era... natural. Era yo misma.
Pero con él era diferente. Me hacía sentir querida. Amada. Como si de verdad le importara.
Entré en la cocina y busqué entre las estanterías vacías un frasco de café instantáneo. Pasados dos minutos de calentar el agua, preparé el café y mientras lo resolvía sentí unos grandes y fuertes brazos rodear mis caderas. Él se apoyó en mi espalda levemente y descansó su cabeza en mi hombro derecho. Me sacaba por lo menos 10 centímetros. Me hacía sentir pequeña comparada con él. Me encantaba.
-Ahí estas dormilona. – bromeó mientras mientras me daba un tierno beso en la mejilla, a una distancia considerablemente lejos de mis labios, lo que hizo que me estremeciera. Me soltó y se acercó a la heladera mientras yo seguía preparando mi café.
-¿Querés que te prepare un poco de café? – Ofrecí mientras guardaba el azúcar en los estantes vacíos.
-No gracias, tomé a la mañana antes de que te despertaras. Pero lo que sí me gustaría es que vayamos a comprar algo para comer, estoy muriendo de hambre.
Me hizo gracia su comentario y me di vuelta para mirarlo mientras sonreía. Era afortunada, no se encontraba gente así todos los días.
-¿Qué te hace tanta gracia, Anyi? – Preguntó mientras una sonrisa se dibujaba en su rostro.
-Nada- mentí -, ¿qué vamos a hacer hoy, James? .- propuse mientras me terminaba mi café y lo dejaba bajo la canilla para lavarlo más tarde.
-Me parece buena idea ir de día de campo, podemos llevar mi guitarra y un par de libros y pasar la tarde ahí, ¿te parece?
-Perfecto. Voy a subir a vestirme antes de que se nos haga más tarde de lo que ya es. –
James me revolvió el pelo un poco antes de dirigirse a la sala de estar mientras yo subía las escaleras a toda prisa.
-Te ves hermosa-dijo él sonrojándose levemente.
-¿Eso crees?
-Claro- dijo y cambió de tema astutamente:- ¿nos vamos? – no tuve otra opción que asentir con la cabeza y dirigirme a la puerta.
Paseamos por los bosques donde finalmente encontramos un árbol donde dejar nuestras cosas para dar una recorrida rápida. Recorrimos la zona con los ojos y a James me comenzó a hablar del lugar y su historia.
-¿Qué te parece si jugamos a las escondidas?- propuso James divertido, sacándome de mis pensamientos.
-¡Yo no cuento!- dije instantáneamente, para luego salir corriendo y ver que James se inclinaba sobre un árbol y contaba hasta 50.
Me escondí detrás de un roble tres veces más grande que los demás árboles. Miré a mis alrededores pero no pude divisar nada ni nadie, hasta que escuche pisadas provenientes de mi diagonal izquierda, y me di vuelta lo bastante rápido como para ver a James corriendo en mi dirección. Corrí lo más rápido que pude, pero él era más veloz y me alcanzó con facilidad. Me tomó por las caderas como siempre hacía, pero esta vez estábamos uno frente al otro y aire faltaba. Nuestros ojos se encontraron y por un segundo se me ocurrió que debería besarlo. ¿Era ese el momento? ¿Era eso lo que habíamos estado esperando?
Antes de que pudiera darme cuenta, James se apartó unos centímetros de mí y me propuso volver a donde estaban nuestras cosas. Una sonrisa pícara asomaba por su cara mientras miraba continuamente mis ojos y el piso, ¿qué le pasaba?
-Tengo algo que mostrarte...- fue lo único que dijo y yo decidí seguirlo sin decir ni una sola palabra.
Llegamos a donde estaban nuestras pertenencias y apoyamos nuestras espaldas contra el gran árbol.
James tomó su guitarra y unos papeles bastante garabateados. Yo solo contuve el aliento y escuché. Era hermosa aquella canción. Era simple y al mismo tiempo compleja. Su voz contrastaba con los acordes y el bosque hacía que el sonido se escuchara perfectamente y, solo por un segundo, me pregunté si la canción estaba dedicada a mí.
James pronunció las últimas palabras de la canción y me miró expectante. Miré en sus ojos por unos segundos. Antes de darme cuenta, nos encontrábamos a unos centímetros el uno del otro. James dudó unos segundos y se aproximó a mí, al igual que yo.
Nuestros labios se encontraron y mis dedos se enredaron en su pelo castaño. Sus brazos buscaron mis caderas y pude, finalmente, sentir un sentimiento que hace mucho no reconocía.
-Siempre me gustaste Anyi ¿sabes?-me miro de nuevo con esos ojos que me encantaban.
-No...no lo sabía ¿por qué no me lo habías dicho antes?
-Porque tenía miedo. Miedo a que nuestra amistad se arruinara...y yo no quiero perderte nunca-dijo él y unió nuestras manos.
Nos miramos, sin decir nada pero transmitiendo un millón de emociones.
Me sentí amada y protegida y quise capturar ese momento en un frasco y que el tiempo nunca pasara. Y yo sabía que James era mi otra mitad, desde el primer momento lo supe.
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Es romántico, tal y como lo pediste ^_^
Les agradecería su opinión.
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Imaginas (Big Time Rush)
Fiksi PenggemarUna recopilación de imaginas de todo tipo con los cuatro chicos: James, Carlos, Logan y Kendall. ¡Disfrútalos!