Eso.

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Estaba ahí, delante mía, me sonaba demasiado; su voz, su cara, su silueta... pero no sabía de que, era una niña pequeña, con un lazo en la cabeza y un conejito de peluche en la mano.
-¿Dónde están tus padres?-Pregunté.
Me miro y sacó una sonrisa.
-¿No te acuerdas de mi?
-¿Dónde están tus padres?-Insistí.
-Papa esta arriba y mama prometió volver a por mi, pero esta tardando mucho.
-¿Cómo te llamas?
-¿Enserio no lo sabes?
-Contéstame.
-Me llamo...
-No tengo todo el día, rápido.
-Cristina.
Comencé a recordar, yo de pequeña tenía una muñeca que se llamaba Cristina, pero no podía ser. Acerqué la mano a su flequillo y lo levante y pude ver que tenía en la frente la pegatina que le puse a mi muñeca. Un escalofrío recorrió mi espalda.
-¿Cristina? ¿De verdad eres tu?
Asintió con la cabeza.
-Y ahí dentro están los demás.
Señaló un agujero al que yo me asomé, y de repente mis manos se resvalaron y caí, caí en aquel agujero oscuro del que posiblemente no podría salir nunca. Empece a gritar socorro con todas mis fuerzas pero nada, estaba en medio del bosque, nadie me oía. Pero derrepente una voz rompió el silencio.
Oía como si gritara mi nombre, una voz muy familiar.

Run or die.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora